Motel del infierno (Motel Hell) (1980)

Entretenido y divertido dislate, en el que se nos cuenta en clave country/gore las andanzas del bueno de Vincent y su extraña familia, famosos por la calidad y sabor de la carne que sirven en su restaurante, mostrándonos los muy particulares métodos para la obtención de la materia prima (trampas en la carretera) y su creativa (en palabras de Vincent) maceración y conservación y la inclusión en la familia de la superviviente de uno de los accidentes (iba de pasajera en un sidecar conducido por un barbas, el cual muere en el accidente que tuvieron estando Vincent por las cercanías), todo ello amenizado por una estupenda banda sonora (Wolfman Jack) unos desopilantes diálogos y divertidas situaciones surrealistas (recuerda a Amanece que no es poco de José Luis Cuerda en el método de conservación de los alimentos).
Absolutamente recomendable para degustadores de delicatesen ochenteras y cinéfilos con amplitud de miras y sentido del humor.

Una juguetona propuesta donde habitan dos géneros: la parodia voluntaria al cine de terror más icónico ("Psicosis", "La matanza de Texas") y el Gótico Americano que inundó las pantallas en los 70. Su director ya había tocado el género con "Cuentos de ultratumba", y aquí se atrevió con un film de regusto más bizarro, que incluye un puñado de personajes excéntricos encabezado por el veterano Rory Calhoun y Nancy Parsons, humor chusco, fotografía granulada, instantes demenciales (¡esa sesión de hipnosis!!) y una traca final gloriosa con duelo de motosierra y cabeza de cerdo. No es un film que marcara el género, pero resulta una propuesta divertida e irreverente (muy camp) en un importante momento de transición que además tuvo la osadía de desmarcarse de la seriedad imperante. Al César lo que es del César.