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Queso de cabra y té con sal (2020)

Queso de cabra y té con sal
92 min.
6,5
316
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Sinopsis
En una provincia en medio de la estepa mongola, Amra, de 11 años, vive una vida nómada tradicional con su madre Zaya, su padre Erdene y su hermana pequeña Altaa. Mientras Zaya cuida del rebaño, Erdene trabaja como mecánico y vende el queso casero de Zaya en el mercado local. Su pacífica rutina se ve amenazada por la invasión de empresas mineras internacionales, que excavan en busca de oro y devastan el hábitat natural. Erdene es el líder de los últimos nómadas que se oponen a ellas, y trata de unirse y convencer a sus compañeros de que no acepten las indemnizaciones que las empresas han ofrecido.
Género
Drama Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Mongolia Mongolia
Título original:
Die Adern der Welt
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Mongolia-Alemania;
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Premios
2020: Premios del cine Alemán: Mejor film infantil
7
Si no puedes con tu enemigo... ¿Alíate con él?
Desde Mongolia nos lega esta película del director Byambasuren Davaa, en esta ocasión no ha optado por el documental como las películas anteriores, que han cosechado algunos premios en festivales como "La historia del camello que llora", "El perro mongol" o "Los caballos de Genghis Khan", aquí nos ofrece una historia pequeña pero muy sentimental, reflejando el modo de vida de los nómadas de aquellas tierras tan lejanas del desierto del Gobi.

Amra es un niño de once años muy espabilado que le gusta cantar y se divierte viendo videos de Youtube. Su familia son pastores nómadas de cabras. Cuando en el colegio están haciendo pruebas para 'Mongolia's Got Talent' se presenta. Pero su vida se desmorona tras la muerte de su padre en un accidente, ahora la prioridad del chaval es la supervivencia de la familia, por lo que deja estudiar e intenta conseguir algo de dinero en la minería que es quien está destruyendo su modo de vida. 

Las montañas imponentes y los caminos de tierra de las estepas de Mongolia son un marco incomparable para contar este drama que bien podría ser un western por el conflicto que siempre ha surgido entre ganaderos y mineros.

En este caso las minas son de oro, lo que provocan mucho movimiento de tierras y desviar los cauces de los ríos, algo que hace que se estropee la hierba que comen los animales, por los que muchos habitantes deciden irse a otros lugares desplazados por la codicia de los buscadores de oro.

Las tradiciones antiguas, la pérdida de un pilar importante de la familia y la inocencia infantil del joven protagonista hacen que te metas muy bien en la historia con un resultado más que satisfactorio.

Aunque la película es de 2020, se atrasó por culpa de la pandemia y llega ahora a los cines el día 28 de octubre de 2022.
Destino Arrakis.com
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hace un prodigioso retrato de sus protagonistas
La directora y guionista Byambasuren Davaa ya sorprendió al mundo en 2005 con su largometraje El perro mongol. Casi veinte años después, vuelve a trasladarnos, con su delicada e impactante maestría, a la estepa de Mongolia para acompañar a la familia de Amra y mostrarnos su curioso modo de vida.

En su largometraje anterior, el relato discurría a medio camino entre el documental y la ficción. En esta ocasión, se inclina más hacia la segunda opción sin dejar por ello de ser clara y contundente en su descripción de los rituales cotidianos de esta etnia seminómada que se incorpora, sin prisa pero sin pausa, al universo de las nuevas tecnologías y la globalización de los programas televisivos y las marcas de coches.

Dos componentes hacen muy grande esta película de Davaa. Por un lado, el retrato que realiza de los protagonistas es un prodigio de sutileza basado en la contemplación, en un natural dejar hacer y en una planificación alejada de complicados movimientos de cámara. Logra mostrar los pequeños detalles que aderezan y describen a los miembros de la familia, sobre todo en el interior de la yurta, la milenaria vivienda circular propia de los nómadas de Asia Central. Allí, en la penumbra, se muestra el microcosmos familiar, sus aspiraciones, contradicciones, intimidades, enfados e incomprensiones.

Esta intromisión del espectador en el núcleo íntimo de Amra, contrasta y se refuerza con la inabarcable extensión de la estepa que Davaa plasma con, de nuevo, una planificación exquisita. La horizontalidad del paisaje se complementa con mínimos elementos verticales, en especial el árbol de las cintas, o se corona con una luna que aumenta la grandeza del panorama al que se enfrentan los recios habitantes de la zona.

Los nítidos contornos de cada pieza del paisaje se convierten en un dibujo preciso que delimita el horizonte vital de sus pobladores. La amenaza de las empresas mineras parece minimizarse ante la fortaleza del entorno, haciendo que sea el factor humano el que perciba el peligro y luche por sus derechos.

Sin reproche en lo fílmico, quizá sea este matiz reivindicativo lo que desequilibre de alguna manera la narración, ya que pueden parecer demasiados temas en un relato tan pequeño. Sin embargo, Queso de cabra y té con sal es, por continuar con los tamaños, una pequeña gran obra, cargada de humanidad y preciosa y precisa en lo visual.

www.contraste.info
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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