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La verdadera historia de Beatrice Cenci (1969)

La verdadera historia de Beatrice Cenci
99 min.
5,8
105
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Sinopsis
La verdadera historia de Beatrice Cenci, una joven que fue condenada a morir, acusada de preparar la muerte de su padre, un hombre perverso y falto de escrúpulos, bajo cuyos abusos vivió Beatrice una dura y penosa vida. Ante la carencia de pruebas, logran bajo tortura que un joven amigo de Beatrice confiese que ha sido ella y su madre los que prepararon el crimen. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico Basado en hechos reales Siglo XVI
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Beatrice Cenci
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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5
EL PARRICIDIO DEL SIGLO XVI
Sorprende que al repasar la filmografía del italiano Lucio Fulci siempre nos quedemos relegados a su mejor e infatigable última etapa englobada al género de terror que lo magnificó después de su muerte aunque, en vida, siempre quedó algo relegado bajo las sombras de los Bava, padre e hijo y el insuperable Darío Argento. Pero no, mucho antes había otro Fulci dispuesto a destacar en el panorama cinematográfico de su país Aunque lo demostró con menos fortuna que a posteriori, siempre reconocido y relacionado con títulos de la talla de “Nueva York bajo el Terror de los Zombis” (Zombi 2, 1979) o “El Más Allá” (…E tu vivrai nel terrore! L, aldilà, 1981).

Fulci ya se había paseado por otros géneros, desde la “comedia italiana” al “spaghetti western” y algunos aclamados “giallo” como “Una lagartija con piel de mujer” (Una lucertola con la pelle di donna, 1971) o “Siete Notas en Negro” (Sette note in nero, 1977) muy por encima de sus posteriores y sanguinarios trabajos.

A finales de los años sesenta rodó “Beatrice Cenci”, dramática reconstrucción (y que ya formalizaría los primeros pasos de cineasta radicalmente interesado en mostrar más que a contar) de un turbio episodio de la historia de la Italia renacentista del siglo XVI en que una acaudalada familia romana fue acusada del asesinato del progenitor; un padre cruel y déspota aunque muy poderoso y entregado a la fe religiosa, por lo que la Iglesia intervino como juez y ejecutor de una no menos cruel sentencia, acorde a los dictámenes de los tribunales eclesiales.
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7
Una conspiración de venganza que hizo historia
Un espantoso aunque justo crimen en el que tomó parte una familia, auténtica vorágine de conspiraciones y traiciones, y todo ello provocado por un sentimiento irrefrenable de venganza, maquinada por una mujer.
Su nombre: Beatrice Cenci. Su víctima: Francesco Cenci, el horrible y repulsivo hombre que tenía por padre. Su condena: ser decapitada en público.

El juicio de la joven Beatrice, sentenciada con pena de muerte a los 22 años por organizar el asesinato de su progenitor, conmocionó a Italia allá por finales del siglo XVI, y rápidamente aquel crimen y sus consecuencias pasaron a convertirse en leyenda, no sólo inspirando numerosos poemas, óperas, novelas y cuentos populares, extendidos hasta nuestros días, sino a mantenerse como un símbolo del pueblo italiano contra la tiranía, corrupción e injusticia de la aristocracia y las clases protegidas por la Iglesia.
Aparte de los homenajes a Beatrice que ha dado la literatura, la pintura, la escultura o la música (todo el arte le ha rendido tributo), el mundo cinematográfico también puso su granito de arena. En 1.956 la historia sería llevada a la gran pantalla por Riccardo Freda (artesano responsable de obras tan dispares como "Objetivo: Matar", "El Horrible Secreto del Dr. Hichcock" y el "giallo" "La Iguana de la Lengua de Fuego"); más tarde, tras años de experimentar en la comedia, el drama o el "western", Lucio Fulci, cineasta que se haría conocido por sus películas de terror y hemoglobina en los '80, volvería a adaptar de un modo bastante fiel la leyenda de Beatrice.

Ésta comienza cuando en 1.599 entran apresados los Cenci a los calabozos antes de ser definitivamente sentenciados: Giacomo sería torturado y descuartizado, Beatrice y su madrastra Lucrezia decapitadas, y el hijo de ésta última, Bernardo, obligado a presenciar las ejecuciones públicas y servir en las galeras pontificias para toda su vida (aunque eso no se cumplió). Más tarde conoceremos los muy razonables motivos que empujaron a Beatrice y su familia al crimen, y es que el patriarca de la familia, Francesco, es un avaro y despiadado noble odiado por todos y famoso por sus fechorías.
Éste ha conseguido librarse muchas veces de acusaciones y denuncias, trayendo nada más que desgracias a los miembros de su extensa familia; Beatrice, quien ha sufrido maltratos y abusos sexuales, desea alejarse de su padre para ingresar en un convento, lo que éste impide al enterarse. Harta de la terrible conducta de Francesco, la chica decide asesinarle junto a sus familiares cercanos y su criado Olimpio, con quien mantiene un romance en secreto, haciéndolo parecer un accidente, lo cual levanta las sospechas de los investigadores papales, que no tardarán en averiguar la verdad.

Realmente se hace extraño ver a un director como Fulci, muy ligado al cine de horror, abordar un drama histórico como el de Beatrice Cenci, pero su condición de audaz artesano le permitía desenvolverse con gran eficacia en multitud de géneros cinematográficos; en "La Verdadera Historia de Beatrice Cenci", el italiano resalta los aspectos más duros y terribles del crimen contra Francesco, figura monstruosa en torno a la que se construye la trama, rompiendo la cronología de la misma, llevándonos adelante y atrás en el tiempo, manteniendo así el suspense y el misterio que rodea el asesinato, siempre completado con las confesiones de los acusados y las reflexiones de los abogados.
Otro aspecto fundamental del film es la podrida visión que Fulci aporta de la nobleza y el papado, clases ambiciosas corruptas y cínicas (los abogados están más preocupados de las tierras que la familia Cenci va a perder que de las torturas a los culpables y las ejecuciones públicas, de las cuales sólo el pueblo llano toma conciencia). Aun tratándose de un drama, el director no se muestra sensible y cuenta la historia con violencia y crudeza, de forma directa, a veces cámara en mano, sin abandonar su gusto por lo aberrante, lo retorcido y, sobre todo, lo sangriento (atención especial merece la escena del asesinato en la habitación, con Beatrice observando impertérrita).

Fulci cuenta con actores correctos, aunque tampoco brinden enormes interpretaciones; particularmente destacan Tomas Milian y Georges Wilson, que logra meterse bien en el papel del odioso Francesco. Adrienne LaRussa resulta poco carismática para su personaje, y no se hace creíble en él (quizá Barbara Bouchet hubiese sido mejor opción).
No es que estemos ante una gran obra, pero gracias a sus recursos narrativos y a la violencia explícita de la que Lucio Fulci hace gala, la convierten en una decente producción, más bien un interesante documento cinematográfico sobre la valiente y joven luchadora Beatrice Cenci. El director la consideró una de las mejores películas de su carrera.
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