Me parece que esta es una de esas películas que gustará mucho a algunos y que otros en cambio detestarán. Basada en la famosa novela homónima de Isabel Allende, se trata de una obra que se vende como feminista, progresista e inserta en el realismo mágico, género por cierto que detesto, pero que no deja de ser un dramón con un toque cursi peligroso. Por cierto, que la escritora no es hija del presidente Salvador Allende sino sobrina, aunque hay una senadora llamada también Isabel Allende que sí que lo es, de ahí la confusión. Aunque es una película con cierto estilo, cuenta con un gran reparto y un ritmo con el que no te se hace aburrido este viaje por la historia del clan de los Trueba, hay dos cosas que me molestan. La primera, la descuidada ambientación y la caracterización. Por ejemplo, no hay títulos que nos indiquen el año o el lugar en el que estamos, cosa que me irrita. Hay personajes que envejecen con normalidad, otros que lo hacen más deprisa que el resto, Clara (Meryl Streep), mientras que otros no lo hacen en absoluto, como el medio hermano de Blanca (Winona Ryder) o Tránsito (Maria Conchita Alonso), igual de lozana que desde el principio. Por otro lado, el vestuario a veces patina estrepitosamente, como se ve en Blanca, que de ningún modo va como en los años setenta.

Pese a lo dicho, lo más grave de "La casa de los espíritus" es que históricamente es una memez. Mi simpatía por el liberalismo en América (¡o en cualquier sitio!), llamado erróneamente conservadurismo, es entre cero y nada, como por cualquier otra corriente política del continente, pero eso no quita que el retrato no tenga por que ser más riguroso. Aquí lo que hacen es acumular tópicos ampliamente maniqueos al servicio de una izquierda que ha convertido el golpe militar de Pinochet en la síntesis del mal. Por supuesto, no voy a defender a este personaje, porque no lo merece, pero sí que el camino hasta 1973 no es este panfleto rosado que nos sirve Bille August, en la que los revolucionarios se enamoran, por supuesto, de la niña mimada del rico, en vez de poner bombas y asesinar, que es lo que hacían en aquel Chile. Otro dato que me enoja. Aquí el malo es el Partido Conservador pero en realidad el partido más "derechista", por llamarlo de alguna forma pues no existe la derecha o el conservadurismo en el continente, era el Partido Nacional, agrupado en la Confederación de la Democracia frente a la Unidad Popular. Pero claro poner de malos a una organización llamada "Confederación de la Democracia" hubiera quedado feo así que le ponemos "conservador" y listo. Pues muy mal hecho.