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Críticas ordenadas por:
Sólo los ángeles tienen alas
Sólo los ángeles tienen alas (1939)
  • 7,7
    5.148
  • Estados Unidos Howard Hawks
  • Cary Grant, Jean Arthur, Rita Hayworth ...
10
La aventura y el riesgo como forma de vida
Una de las cimas incontestables de la filmografía de uno de los grandes del Hollywood dorado: Howard Hawks. Obra maestra absoluta, “Solo los ángeles tienen alas” es una de las mejores películas de acción y aventuras jamás filmada, fruto del talento de un director capaz de darnos obras maestras en todos los géneros que abordó.
Las vivencias de un grupo de pilotos, que transportan el correo en viejos aviones a través de altas cimas nevadas azotadas por el viento, sirve de perfecto pretexto a Hawks para sumergirnos en ese “su” particular universo, de autentico y profundo espíritu aventurero, que conoce como nadie, -de joven se dedico a toda suerte de oficios peligrosos-, donde se convive con el riesgo y donde la muerte, a la que pretenden o fingen ignorar, planea sobre sus vidas como una permanente amenaza y que Hawks plasma en fotogramas de oro puro, enfatizando la amistad y la camaradería de un mundo, donde solo existe el pasado y el fugaz momento presente.
Film sensible y profundamente bello, de emociones contenidas; personajes de una sola pieza que se niegan a si mismos la condición de seres humanos con capacidad para amar y sentir, como una suerte de defensa frente a un futuro que no existe, “Solo los ángeles tienen alas” es un film presidido por un fatalista pesimismo que solo al final abrirá la puerta a la esperanza a través de un complejo proceso de redención personal.
Filmada íntegramente en estudio, su impecable puesta en escena, el extraordinario guión, rico en registros que van desde el dramatismo más intenso hasta el humor más desenfadado, -bañado de un aparente cinismo y de un romanticismo no asumido pero real-, la magistral dirección de Hawks y un reparto irrepetible, -soberbiamente dirigido-, encabezado por un Cary Grant sencillamente perfecto, una encantadora Jean Arthur, un colosal Thomas Mitchell y el lujo de la presencia de una bellísima Rita Haywoth, hacen de “Solo los ángeles tienen alas” una autentica joya del cine, tierna, entrañable y donde en cada fotograma se dibuja de forma nítida la complicidad y la devoción que siente Hawks hacia unos personajes, que son su “alter ego”, a los que ama.
Trufada de secuencias inolvidables, no se puede dejar, sin embargo, de destacar lo que a mi juicio son algunos de los momentos más emotivos jamás vistos en una pantalla de cine y que dan la medida precisa del inmenso talento y sensibilidad de Hawks: La sobria y sin embargo sobrecogedora despedida entre Cary Grant y Thomas Mitchell; el sublime plano de Cary Grant llorando, con la mirada perdida en el vacío y ese maravilloso final, -uno de los más bellos de la historia del cine-, donde la palabra GUION, -hoy desgraciadamente extinta-, cobra de repente toda su grandeza y esplendor. Obra maestra intemporal para amantes del CINE con mayúsculas.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 17 de marzo de 2007
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54 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
La jungla de asfalto
La jungla de asfalto (1950)
  • 8,1
    13.271
  • Estados Unidos John Huston
  • Sterling Hayden, Louis Calhern, Sam Jaffe ...
10
La dignidad de los perdedores
Una de las cumbres indiscutibles del cine negro, “La jungla de asfalto” es sin duda uno de los mejores trabajos de un John Huston a veces discutido, para algunos un director sobrevalorado, pero que sin embargo cuenta en su más que notable filmografía con algunas de las más recordadas y valoradas obras maestras que alumbró el cine de los años 40 y 50. Todas las constantes de su cine están presentes en este extraordinario film, en el que el universo hustoniano cobra una fuerza inusitada en este historia de perdedores bajo la mirada cómplice y serena de un Huston entregado. El soberbio y milimétrico guión de Ben Maddow y el propio Huston, adaptando una excelente novela de W.R. Burnett, es un impecable y certero estudio de la condición humana por el que van desfilando una galería de personajes al borde del abismo, siempre al limite, sin presente ni futuro -tan queridos por el director, tan hustoniasnos-, que se mueven entre la corrupción y la degradación moral, la desesperanza y la amargura, teñido de un halito trágico no exento de lirismo y marcado por el cruel e implacable fatalismo de un destino caprichoso del que no podrán escapar. Una puesta en escena impecable, la magistral dirección de un inspirado John Huston que imprime a la narración un ritmo sin desmayo y que realiza un primoroso ejercicio de rigurosa caligrafía en el que destaca la soberbia dirección de actores -todos ellos excelentes- con especial mención a un gran Sterling Hayden y a la maravillosa Jean Hagen, la enfática fotografía en blanco y negro de Harold Rosson de marcado tono expresionista y la inspirada partitura de Miklos Rozsa elevan “La jungla de asfalto” a la categoría incontestable de obra maestra del cine. Film amargo y pesimista como pocos, trufado de momentos inolvidables, destaca con luz propia la secuencia final, de un lirismo sobrecogedor, en el que sin duda es uno de los más hermosos, tristes y bellos finales de la historia del cine donde un Huston trasgresor subvierte el discurso oficial con las sublimes e inolvidables imágenes que nos muestra y que se erigen en demoledora metáfora de la dignidad de los perdedores y de la libertad.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 4 de agosto de 2006
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131 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Johnny Guitar
Johnny Guitar (1954)
  • 7,8
    14.172
  • Estados Unidos Nicholas Ray
  • Joan Crawford, Sterling Hayden, Scott Brady ...
10
Obra maestra de Nicholas Ray
La capacidad que han tenido algunos directores para transgredir las normas de los géneros que abordaban en sus films es legendaria. Nicholas Ray fue uno de ellos y “Johnny Guitar” es un claro exponente de esta afirmación. Western atípico dentro de la historia del cine es ante todo un film de Ray con todos las signos de identidad propios de su cine. Film mítico como pocos se le han querido buscar interpretaciones diversas, incluida una vertiente de denuncia de la “caza de brujas”. Personalmente opino que en esencia “Johnny Guitar” es una intensa, poética y apasionada historia de amor.
Una de las cumbres indiscutibles del cine, rodado en estado de gracia, “Johnny Guitar” es un film extraño y conmovedor que disecciona los sentimientos más íntimos del ser humano sometidos a la separación física y temporal y que nos sumerge en la posibilidad de recuperar el pasado, aún en un medio hostil lleno de odios y de rencores, que atrapa al espectador desde el primer plano. Con secuencias inolvidables y algunos de los diálogos más famosos y míticos de la historia del cine -impagable el del encuentro nocturno- la relación desgarrada y condicionada por el pasado entre Vienna y Johnny Logan es de un romanticismo que cae de lleno en el “amor fou” y se sitúa a caballo entre el amor, el odio y la pasión. Un extraordinario y sólido guión y la soberbia dirección de Nicholas Ray proporcionaron a Joan Crawford uno de los mejores papeles de su vida, y a Sterling Hayden el mejor junto al Dix de “La jungla del asfalto” de John Huston. La deslumbrante fotografía en Truecolor, el sugerente colorido del vestuario enfatizando lo que la imagen ya nos muestra -esa majestuosa Vienna tocando el piano vestida de blanco, por primera y única vez, mientras espera-, la inmortal partitura de Victor Young, el tema de amor y la canción cantada por Peggy Lee forman parte sin ninguna duda de la mítica del film y contribuyen a hacer de “Johnny Guitar” una obra maestra de Ray, del western y del CINE con mayúsculas. Una imprescindible obra maestra total y absoluta del cine de todos los tiempos de obligado visionado.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 27 de julio de 2006
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96 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Moulin Rouge
Moulin Rouge (2001)
  • 6,8
    129.371
  • Australia Baz Luhrmann
  • Nicole Kidman, Ewan McGregor, John Leguizamo ...
9
...pero este es mi hogar, el Moulin Rouge es mi hogar
La línea que separa la obra de arte del esperpento con pretensiones artísticas es a menudo muy delgada y frecuentemente aparece difuminada. Baz Luhrmann después de su, más aparente que real, transgresora versión de “Romeo y Julieta”, da un paso arriesgado y nos deslumbra con este asombroso y fastuoso espectáculo integral de luz y color, con envoltura de musical a ritmo de videoclip, que es “Moulin Rouge”, que puede gustar o no pero que jamás puede dejar indiferente. Con evidentes referencias al mejor Ophuls de “Lola Montes”, a “La dama de las camelias” de Dumas con ecos de “La traviata” de Verdi y pinceladas del universo felliniano, Luhrmann bebe de las fuentes sin traicionar del todo su espíritu, rindiendo en cierto modo un homenaje a los grandes creadores de belleza de la historia, con un magistral y espectacular despliegue de imaginación y creatividad de rabiosa modernidad. Quizás su mayor merito sea haber sido capaz de conjugar con notable acierto la espectacularidad más apabullante con la profundidad de la bellísima historia de amor contada con un estilo narrativo cercano al clasicismo. Ambientada en el Paris bohemio de principios de siglo, somos mudos testigos presénciales de la intensa, triste y apasionada historia de amor entre Satine, la estrella del Moulin Rouge, y un joven escritor en busca de fortuna. Film hermoso, amargo y profundamente bello, de un romanticismo tan intenso que produce escalofríos, tomamos conciencia del elevado precio que hemos de pagar por amar y ser amados y de la herida permanente que dejan en nuestra alma los recuerdos. Musical extraño y fascinante, con un guión que conjuga con eficacia la estructura poliédrica del film y que destila poesía en sus diálogos, secuencias memorables, planos y travellings imposibles de insólita y acertada función narrativa y la excelente labor de todos los actores sin excepción, donde sobresale la sobrecogedora interpretación de una N. Kidman bellísima que enamora a la cámara, hacen de “Moulin Rouge”, con una banda sonora que combina con habilidad temas que forman parte de la memoria colectiva con una melancólica partitura original, unos memorables diseños de producción y vestuario, una fascinante fotografía y un trepidante montaje, una de las experiencias cinematográficas más discutible, pero también más gratificante e inolvidable de los últimos años.



Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 27 de julio de 2006
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49 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los contrabandistas de Moonfleet
Los contrabandistas de Moonfleet (1955)
  • 7,1
    4.801
  • Estados Unidos Fritz Lang
  • Stewart Granger, George Sanders, Joan Greenwood ...
9
La esencia de la aventura tiene nombre... Moonfleet
Un mar embravecido, las olas rompiendo con fuerza contra las rocas, la música de Miklos Rozsa punteando las imágenes y unos rótulos que van pasando cuya ultima frase dice ...”en un anochecer de octubre de 1757 un niño llegó en busca de un hombre al que creía su amigo”. Así comienza “Los contrabandistas de Moonfleet”. Obra de encargo -rodada íntegramente en estudio- se ha convertido con el tiempo en un film de culto y en una de las cumbres del cine de aventuras y de la filmografía de Fritz Lang.
El pequeño John Mohune (Jon Whiteley) irrumpe en la vida de Jeremy Fox (Stewart Granger) como un huracán y con el su pasado. El recuerdo de la madre del niño reabre viejas heridas del alma torturada de Fox y su mundo se derrumba, se rompe, se hace añicos y ya nada volverá a ser igual para el a partir de ese momento. Hermoso canto a la amistad teñido de un profundo romanticismo poético, a través de la mirada inocente y limpia del niño asistimos fascinados a un doble viaje mediático, el del pequeño John que ira descubriendo la vida, como si de un juego lleno de aventuras se tratara, de la mano de su amigo y el de Fox, que con sus esquemas vitales rotos camina de forma consciente y plenamente asumida hacia un destino inexorablemente fatalista, en el que sin duda alguna es uno de los finales más bellos y líricos de toda la historia del cine.
Un brillante guión adaptado, la soberbia dirección artística, la inspirada partitura del gran Miklos Rozsa y la atmósfera fantasmagórica que le confiere la gótica fotografía en color de R. Planck, bajo la magistral dirección y puesta en escena de un Fritz Lang que despliega ante nuestros ojos un auténtico master de sabiduría narrativa de ritmo y pulso implacables, hacen de la visión de este film intimista, profundamente triste y de una belleza visual apabullante una de las experiencias más excitantes y gratificantes que se pueden vivir en la oscuridad de una sala de cine. Menospreciada en el momento de su estreno, “Los contrabandistas de Moonfleet” emerge hoy como una joya indiscutible del séptimo arte y guarda celosamente en cada uno de sus fotogramas el milagro y el misterio más profundo de la creación artística y la esencia más pura de la aventura jamás vista en una pantalla de cine. Intemporal obra maestra total y absoluta del cine.

Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 27 de julio de 2006
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71 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pianista
El pianista (2002)
  • 8,2
    154.001
  • Reino Unido Roman Polanski
  • Adrien Brody, Thomas Kretschmann, Maureen Lipman ...
5
Sobrevalorado film de Polanski
El cine ha recurrido con frecuencia al horror y la barbarie del nazismo como fuente temática de inspiración. Con “El pianista” el director polaco Roman Polanski realiza un personal ejercicio de catarsis de los recuerdos y los hechos que marcaron de forma dramática su infancia. A pesar de la buena acogida de público, el reconocimiento de la crítica y la bendición de la industria cinematográfica, en especial de un Hollywood entregado que no dudó en premiarlo con tres oscars de la Academia, el film no acaba de funcionar, salvo momentos puntuales de la primera mitad, decepciona y muestra todas las carencias de un trabajo en parte fallido y evidentemente sobrevalorado. Polanski desaprovecha un excelente material de partida lastrado por un guión irregular que nunca encuentra el tono justo, un dibujo lineal, esquemático y pobre de los personajes y una realización excesivamente plana que hace naufragar el relato de la terrible peripecia vital del concertista de piano judío Wladyslaw Szpilman -un inexpresivo y vulgar Adrien Brody- para sobrevivir en el ghetto judío de Varsovia durante los años de la feroz represión nazi. El vacilante pulso narrativo de Polanski, que no encuentra jamás el ritmo ni la precisión adecuadas no consigue que los espectadores nos identifiquemos con la angustia de ese personaje amorfo y egoísta que deambula por la pantalla a lo largo de más de dos horas de metraje sin transmitir ninguna emoción y por el que no sentimos nada. La manifiesta incapacidad narrativa de Polanski, quizás falto de una perspectiva más neutral, nos deja fuera de este denso drama humano que percibimos como algo lejano y ajeno a nuestra sensibilidad. Lo que sin duda podía haber sido un lúcido y introspectivo descenso al horror, la sinrazón y la locura de la conducta del ser humano se trasforma, en manos de Polanski, en indiferencia y falta de implicación emocional aun en aquellos momentos de brutalidad y crueldad extrema que nos tendrían que encoger el corazón y sólo en muy contadas ocasiones él film remonta el vuelo y ofrece aquello que se podía esperar de el, entre las que destaca sin duda ese momento mágico y bellamente conseguido en el que la sublime belleza de las notas de un piano sirve de perfecto contrapunto a la presencia silenciosa, serena y derrotada de un culto y sensible oficial alemán que en ese instante de lucidez toma plena conciencia del nivel de degradación moral al que ha llegado Alemania como país y el mismo como ser humano.
Film impersonal al que el juez implacable que es el paso del tiempo pondrá en su lugar.



Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 26 de julio de 2006
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60 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pat Garrett y Billy el Niño
Pat Garrett y Billy el Niño (1973)
  • 7,6
    9.131
  • Estados Unidos Sam Peckinpah
  • James Coburn, Kris Kristofferson, Jason Robards ...
9
¿por qué no lo matas?…¿por qué?, es mi amigo
Fragmento de dialogo de “Pat Garrett y Billy the Kid” que sintetiza de forma magistral, con solo una pregunta y una respuesta, el sentido último de esta nueva obra maestra de Sam Peckinpah, donde su autor lleva más lejos aún que en “Grupo salvaje” sus temas de referencia, la amistad traicionada y el final de un tiempo sin futuro, que ya es el pasado, regido por un estricto código ético-moral como forma de entender y vivir la vida. Film mutilado y remontado hasta desvirtuar su esencia -algo frecuente en el cine del director- ha sido afortunadamente recuperado en la versión definitiva que su autor quiso y no pudo hacer. Un Peckinpah lúcido, consciente de la agonía final de un género condenado a desaparecer como el viejo oeste, sublima un material a priori convencional y rinde un sentido homenaje de admiración a un tiempo pasado en uno de los films más hermosos, nostálgicos y tristes vistos en una pantalla. Western crepuscular, autentico poema visual de inusitada belleza y lirismo, Peckinpah revisita la relación y el último enfrentamiento entre el sheriff Pat Garrett y su antiguo camarada de correrías William Bonney. Historia trágica y fatalista de una amistad que sobrevive más allá de la traición y la muerte, asistimos a la tragedia interna de unos seres desesperanzados atrapados entre el pasado y el futuro, entre un mundo que se acaba y otro nuevo que nace. Caras distintas de una misma moneda, uno escogerá la libertad y la muerte, el otro envejecer pagando un alto precio por ello. Los dos han llegado al final de su camino, uno lo sabe, el otro empezará a intuirlo en el preciso momento en el que siente la necesidad de disparar sobre su propia imagen reflejada en un espejo, en un plano sublime de sobrecogedor lirismo. Con un soberbio y preciso guión lleno de sugerentes metáforas “Pat Garrett y Billy the Kid” se transforma bajo la mirada serena y comprensiva de Peckinpah en un canto de respeto y admiración a un estilo de vida -que también es el suyo- que se fue y que no volverá. Un James Coburn extraordinario y un más que notable Kris Kristofferson magistralmente dirigidos por Peckinpah insuflan un poderoso halito vital, teñido de resonancias de tragedia griega, a unos personajes que alcanzan cotas de gran estatura ética y moral. Inolvidable y melancólica banda sonora de un inspirado Bob Dylan, muy mediocre como actor, que ha pasado con letras de oro a la leyenda y la mítica del cine.
Joya absoluta del cine a redescubrir y reivindicar, de visión obligada en VOS.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 23 de mayo de 2006
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58 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perdición
Perdición (1944)
  • 8,4
    34.625
  • Estados Unidos Billy Wilder
  • Fred MacMurray, Barbara Stanwyck, Edward G. Robinson ...
10
El asesinato huele a madreselva
Es de noche, un coche circula a gran velocidad por las calles de la ciudad y de el se apea un hombre malherido...así comienza “Perdición”, un rotundo, demoledor y noqueante ejercicio de “film noir”, basado en una novela de James M. Cain, con uno de los guiones más extraordinarios jamás escritos para la pantalla del propio Billy Wilder y de Raymond Chandler. Con un ritmo trepidante y una gran tensión visual, la soberbia dirección del genio vienes trasciende y dinamita las convenciones del género y dibuja un perverso y audaz -para la época- relato de pasión, asesinato y muerte. Una de las cumbres indiscutidas del cine negro “Perdicion” es una joya que gira alrededor de la figura sensual, maquiavélica y pérfida de una de las “femmes fatales” más fascinantes del celuloide -una turbadora Barbara Stanwyck- que seduce a un cínico Fred McMurray desde ese plano sublime -de un erotismo de alto voltaje- de sus piernas bajando por las escaleras con una pulsera en su tobillo a modo de metáfora de la unión inseparable de unos personajes al borde del abismo, atrapados por la larga sombra del destino, donde un meticuloso plan de conspiración para asesinar se acabará convirtiendo en una imparable espiral de violencia, degradación moral y autodestrucción. Un larguísimo flashback, la voz en off de Fred McMurray y un casting milagrosamente bien escogido y en estado de gracia, con un trabajo excepcional de los tres protagonistas, son los instrumentos de que se sirve Billy Wilder para contarnos esta absorbente y tórrida historia bañada por las luces y las sombras de la fotografía en blanco y negro, de tintes expresionistas, de John Seitz y la sugerente y tensa música de Miklos Rozsa que potencian la atmósfera malsana y asfixiante del film a la perfección y que nos conducen de forma inexorable hacia un memorable doble final, de poderosa carga dramática y un lirismo arrebatador, donde las pasiones dejan paso a los sentimientos más ocultos, donde se cierra definitivamente el circulo mágico de un film estremecedor con ese inolvidable plano final en el que el protagonismo de un cigarrillo, una cerilla y el marco de una puerta que no podemos llegar a traspasar da el sentido postrero a esta obra maestra absoluta del CINE con mayúsculas de uno de los mas geniales guionistas y directores de todos los tiempos.
Un film inolvidable, para ser visionado con devoción y respeto en imprescindible VOS.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 15 de mayo de 2006
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263 de 300 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muerte en Venecia
Muerte en Venecia (1971)
  • 7,4
    22.484
  • Italia Luchino Visconti
  • Dirk Bogarde, Björn Andrésen, Silvana Mangano ...
10
Quien ha contemplado la belleza.....
Film polémico como pocos, “Muerte en Venecia” siempre ha sido fuente de discusión entre los cinéfilos de todo el mundo. Desde quien la considera una obra maestra absoluta y la obra cumbre de Visconti, hasta quien opina que es un film fallido del maestro milanés, decadente y de un esteticismo afectado que lastra negativamente el film. En cualquier caso “Muerte en Venecia” es sin ningún genero de dudas un film fascinante y se hace muy difícil, por no decir imposible, olvidar la serena belleza de sus imágenes bañadas en la sublime música del Adagietto de la 5ª Sinfonía de G. Mahler.
La fuerza poética que destila cada uno de sus planos no ha perdido nada de su fuerza visual con el paso de los años, y son el reflejo perfecto de la fusión de los universos Manniano, Viscontiano y Mahleriano, tres mundos distintos y a la vez complementarios. Nadie podía filmar la búsqueda de la belleza absoluta salvo un director con el legado cultural y el genio creador que poseía Visconti Duque de Modrone, obsesionado en la constante búsqueda de la “belleza de lo sublime”, y que baña el film de una pátina de melancolía y de un cierto fatalismo de espíritu por un mundo que se derrumba.
Una forma de entender el cine basada en una puesta en escena brillante y barroca, una ambientación perfecta que roza la obsesión y una técnica impecable, hacen del cine del maestro milanés una experiencia vital inigualable. Probablemente uno de los mejores directores de actores de toda la historia del cine es obligado hablar de la maravillosa, y poco recompensada, interpretación de Dirk Bogarde impagable en su papel del compositor Gustav von Aschenbach “alter ego” del propio Gustav Mahler, que busca en Venecia la paz de espíritu y donde encontrará al joven Tadzio, encarnación de la belleza física, por quien se sentirá irremediablemente atraído, que le inspirará nuevos deseos de vivir y renovados anhelos de creación artística, y que sin embargo acabará por llevarlo a la muerte en una de las secuencias más sublimes, fascinantes y misteriosas de la historia del cine, mientras contempla como Tadzio, que dirige su mirada hacia el, señala con el dedo un punto perdido en el horizonte.
En fin, un film asombroso, sublime, testamento fílmico de un artista que no encajaba con el siglo que le toco vivir y cuyo espíritu se podría resumir en la frase que Visconti deseaba que fuese el eslogan promocional del film.....”Quien ha contemplado la belleza con sus propios ojos está consagrado ya a la muerte”.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 15 de mayo de 2006
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196 de 242 usuarios han encontrado esta crítica útil
Plácido
Plácido (1961)
  • 8,1
    20.876
  • España Luis García Berlanga
  • Cassen, José Luis López Vázquez, Elvira Quintilla ...
9
Retrato inmisericorde de la sociedad española
Clásico inmarchitable del cine español de todos los tiempos “Plácido” es unas de las obras maestras indiscutibles y fundamentales de la filmografía de Luis García Berlanga. Rodada en el momento cumbre de su creatividad, en un periodo oscuro donde la feroz censura del régimen franquista agudizaba el ingenio y la imaginación de los guionistas “Plácido” se transforma, siguiendo el hilo conductor de un alambicado, pérfido y malévolo guión del propio Berlanga y Rafael Azcona y bajo la afilada dirección de un Berlanga -lejos de la ternura que destilaba su mirada en anteriores trabajos- en una falsa comedia coral y en una amarga, pesimista y cruel reflexión sobre la sociedad española de la época. Deudora en parte del neorrealismo tardío, tanto en la forma como en el fondo, “Plácido” es al mismo tiempo una visión vitriólica de la realidad y un retrato despiadado e inmisericorde de la España de la pandereta, profunda, negra y reaccionaria que desgraciadamente sigue vigente en amplios sectores de la sociedad española actual. Con “Plácido” Berlanga disecciona y hace pedazos -con su habitual lucidez- a una sociedad hipócrita, mezquina y provinciana de doble moral donde lo más importante son las falsas apariencias, que predica la caridad pero que no la practica, a la que le molesta la pobreza pero que no hace nada por erradicarla y que necesita poner en marcha una cruel farsa, en forma de campaña navideña, bajo el lema “siente un pobre a su mesa” para lavar sus conciencias. Con un reparto irrepetible de grandes actores en estado de gracia, donde seria injusto destacar a nadie, Berlanga se mueve como pez en el agua en ese cine coral tan querido por el y en el que ha sido maestro y referencia absoluta. Trufada de secuencias memorables, no por esperpénticas y surrealistas menos dramáticas, son especialmente inolvidables la que se desarrolla en los lavabos públicos y sobre todo la larga, genial y milimétrica secuencia -de una sátira mordaz demoledora- en la que el repentino empeoramiento del estado de salud de uno de los pobres, gravemente enfermo, desencadena una situación cómico-patética que pone en evidencia todas las miserias de esa sociedad amoral. Obra maestra de imprescindible visionado.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 10 de mayo de 2006
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188 de 206 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre del oeste
El hombre del oeste (1958)
  • 7,2
    3.295
  • Estados Unidos Anthony Mann
  • Gary Cooper, Julie London, Lee J. Cobb ...
9
Gary Cooper, el rostro más noble del western
Anthony Mann rodó en la década de los 50 una serie de westerns, la mayoría con James Stewart como protagonista, de reconocida fama y prestigio, pero probablemente sea “El hombre del oeste” -el único que rodó con Gary Cooper- el mejor de todos ellos.
La tranquila vida de un pistolero regenerado se ve alterada cuando tiene que coger de nuevo las armas para salvar su vida y la de otras personas inocentes atrapadas en una situación limite. Una historia convencional y con cierto aire a “déjà vu” permite a Mann articular un poderoso y barroco discurso de tintes trágicos sobre la fatalidad y el destino, la lealtad y la traición, la inescapabilidad del pasado y la búsqueda de un futuro mejor.
Film con una gran carga de violencia, física y psicológica, “El hombre del oeste” con un guión sólido y sin fisuras, momentos de escalofriante tensión emocional y una asfixiante y mórbida atmósfera, destaca sobre todo por la utilización que Mann hace del paisaje y de los espacios abiertos -en soberbio cinemascope- que potencian hasta el infinito el dramatismo de la historia. Un pueblo fantasma situado en un marco montañoso, de una desnuda y salvaje belleza, azotado permanentemente por el viento será el incomparable escenario donde un sublime Gary Cooper, de mirada serena pero cansada, se enfrentará a un extraordinario Lee J. Cobb, de sentimientos contrapuestos, en un acto de catarsis que le llevará a enfrentarse por última vez con los fantasmas de su pasado. Soberbio film de Mann, de personajes marmóreos esculpidos de una sola pieza, paso casi desapercibido en el momento de su estreno y reclama hoy un lugar entre los grandes westerns de la historia. Extraordinario film a redescubrir y reivindicar, imprescindible.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 4 de mayo de 2006
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26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rocco y sus hermanos
Rocco y sus hermanos (1960)
  • 8,2
    10.885
  • Italia Luchino Visconti
  • Alain Delon, Renato Salvatori, Annie Girardot ...
10
Bello paese mio...terra lontana
Intenso y apasionado melodrama con ribetes de tragedia griega. Obra maestra de infinita belleza “Rocco y sus hermanos” es un film fundamental dentro de la filmografía de su autor que emerge como la esencia melodramática del mejor Visconti y como el punto de inflexión y cambio donde se unen pasado y futuro del cineasta milanés.
Rosaria (Katina Paxinou) y sus cuatro hijos, Simone, Rocco, Ciro y Luca abandonan su Lucania natal y emigran a Milán donde vive Vincenzo, el hijo mayor, en busca de una vida mejor. Poco a poco la gran ciudad ira socavando el núcleo familiar hasta destruirlo. Film con un trasfondo de fuerte carga social, bajo la sensible y operística dirección de Visconti se eleva desde planteamientos asentados en el neorrealismo hacia un melodrama realista, no por eso exento de poesía y de un intenso lirismo. Ambientada en los suburbios de la gran ciudad, los bajos fondos y el sórdido mundo del boxeo, en “Rocco y sus hermanos” encontramos algunos de los temas más queridos por Visconti, la figura de la madre, la degradación física y moral y la redención de la culpa, donde conceptos como amor, odio, pasión, violencia y muerte cobran de repente todo “su sentido” y se transforman en el hilo conductor del itinerario vital de unos personajes en busca de la redención. Imposible olvidar a Rocco -un espléndido Alain Delon, el único Rocco posible según Visconti- viva imagen de la renuncia, a Simone (Renato Salvatori) un perdedor nato y a Nadia (Annie Girardot) personaje sin futuro y solo una salida posible. El extraordinario guión, la soberbia dirección de actores y la inmortal y nostálgica música de Nino Rota hacen de este inmenso fresco que es “Rocco y sus hermanos” una de las obras maestras de Visconti y del CINE con mayúsculas.
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94 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
West Side Story (Amor sin barreras)
West Side Story (Amor sin barreras) (1961)
  • 7,3
    45.689
  • Estados Unidos Robert Wise, Jerome Robbins
  • Natalie Wood, Richard Beymer, George Chakiris ...
10
Moderno “Romeo y Julieta” entre Broadway y Hollywood
Versión fílmica del exitoso musical de Broadway de Bernstein/Sondheim, “West Side Story” ha quedado para la historia como un intento de revitalizar el musical de Hollywood que no tuvo continuidad, pero que se ha convertido en un clásico indiscutible no solo del cine musical sino del cine de todos los tiempos.
Actualización del inmortal “Romeo y Julieta” de W. Shakespeare, las calles de un barrio marginal de New York son el escenario del enfrentamiento entre bandas juveniles rivales. El amor que surge entre Maria -una joven portorriqueña- y Tony será la chispa que generará la espiral de odio y violencia que acabará en tragedia. Algo más que un film, “West Side Story” es un profundo estudio sociológico sobre la marginalidad de amplios sectores de la juventud en las grandes ciudades y sus dramáticas consecuencias.
Con un bien estructurado guión de brillante “crescendo” dramático de Ernest Lehman, “West Side Story” destaca sobre todo por la inmortal partitura de Leonard Bernstein, los números musicales, con espectaculares, vibrantes e inolvidables coreografías de Jerome Robbins -codirector del film con Robert Wise-, que ya forman parte de la memoria colectiva, maravillosamente montadas por Thomas Stanford y la excepcional fotografía, de colores muy saturados, de Daniel L. Fapp. La dirección bicéfala de J. Robbins y R. Wise se complementa a la perfección. Si bien siempre ha sido mejor valorada la parte musical y coreográfica del film, no obstante, la caligrafia y el pulso narrativo de R. Wise en el registro más dramático de la historia son impecables, salvo en alguna secuencia almibarada en exceso. Un reparto de jóvenes promesas, en los papeles de sus vidas, con la inolvidable Maria de Natalie Wood y menciones especiales a la sensual Anita de Rita Moreno y al arrebatador Bernardo de George Chakiris completan algunos de los muchos meritos de un film, romantico, hermoso y profundamente triste que sin duda alguna ha pasado, por meritos propios, a la iconografía y la mítica del cine.
Inolvidable clásico del cine musical a revisar y disfrutar sin complejos.



Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 1 de mayo de 2006
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29 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sed de mal
Sed de mal (1958)
  • 8,2
    30.920
  • Estados Unidos Orson Welles
  • Charlton Heston, Janet Leigh, Orson Welles ...
10
Cumbre del cine negro...by Orson Welles
En 1958 Orson Welles retornaba a Hollywood, tras un exilio de 10 años, para certificar el principio del fin del sistema de estudios y rodar el testamento fílmico de un genero emblemático como el cine negro que moría en la cumbre con esta joya absoluta e intemporal del cine que es “Sed de mal”.
Contratado como actor, la insistencia de Heston, que solo acepto protagonizar el film si lo dirigía Welles, le permitió transformar lo que probablemente hubiera sido un mediocre thriller en uno de los films más fascinantes, contundentes y poderosos de la historia del cine. Un Welles deslumbrante y omnipresente en su papel del corrupto policía Hank Quinlan, un hombre marcado por el pasado, domina el film desde las paginas del portentoso guión -del mismo Welles- tanto delante como detrás de la cámara. Desde la magistral grúa que abre el film con ese maravilloso plano-secuencia de casi cuatro minutos de duración -de obligado estudio en las escuelas de cine- hasta el violento, estremecedor y trágico final, de una fuerza visual y un lirismo anonadantes, asistimos a una profunda reflexión sobre la ambigüedad de la conducta del ser humano, la honradez y la corrupción y el dilema moral entre respetar la ley o hacer justicia a cualquier precio.
Film perverso y trasgresor, de una puesta en escena y un barroquismo visual subyugantes "Sed de mal" es un arriesgado ejercicio de estilo sustentado en planos-secuencia con angulaciónes y travellings imposibles, con picados y contrapicados de una eficacia aplastante en su función narrativa, potenciados por las luces y las sombras de la fotografía en blanco y negro de Russell Metty y el desasosegante score de Henry Mancini. La sobrecogedora y escalofriante interpretación de Welles encuentra en la de Heston, en un atípico rol de policía mejicano, el adecuado contrapunto. A destacar la corta, pero estelar, intervención de una fascinante y bellísima Marlene Dietrich como la gitana Tanya, la voz de la consciencia de Quinlan, con algunas de las frases más memorables del film. Una de las mejores películas de todos los tiempos, “Sed de mal” es el brillante de la corona de la filmografía de un genio, que fue siempre un rebelde con causa y a quien los mezquinos y mediocres capitostes de Hollywood jamás perdonaron su osadía y su talento.
Obra maestra absoluta del cine para ver una y mil veces, en obligada VOS.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 27 de abril de 2006
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95 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ed Wood
Ed Wood (1994)
  • 7,4
    45.716
  • Estados Unidos Tim Burton
  • Johnny Depp, Martin Landau, Patricia Arquette ...
9
Homenaje de Burton al cine de la mano de Wood, Lugosi i Welles
Tim Burton es un director poco convencional y arriesgado a la hora de escoger las temáticas de sus películas y un repaso a su filmografía nos confirmaría esta afirmación.
Con “Ed Wood”, una vez más con Johnny Depp, su actor fetiche, nos propone un sentido homenaje al cine utilizando como McGuffin, al más puro estilo Hitchcock, la biografía de Ed Wood, el considerado “peor director de la historia del cine”. El resultado es una profunda y bella reflexión en clave de comedia, divertida, tierna y entrañable sobre el proceso creativo, la ilusión y el desencanto, el éxito y el fracaso, la inmortalidad y el olvido que impacta de lleno en lo más profundo de nuestro corazón, que nos hace reír y emocionarnos a partes iguales con las vicisitudes a las que tiene que hacer frente este infatigable soñador que amaba el cine y que quería ser como Orson Welles. A lo largo del metraje Burton nos cuenta la relación de Wood con el casi olvidado, y en otros tiempos gran estrella, Bela Lugosi el inmortal Drácula de Tod Browning, asistimos al rodaje de algunas de sus películas más conocidas, y somos mudos testigos de ese momento mágico en el que Wood conoce a ese alguien a quien admira y al que suspira algún día poder emular, Orson Welles. Sustentada en un delicioso y brillante guión que combina a la perfección el homenaje más sentido a los creadores de ese arte lleno de fantasía e imaginación que llamamos cine -sea en mayúsculas o en minúsculas- con la más feroz critica, subliminal pero no por eso menos efectiva, a todos aquellos cretinos que alguna vez cortaron de raíz los sueños de aquellos locos que tan solo querían plasmarlos en celuloide, con una maravillosa y nada gratuita fotografía en blanco y negro, un excelente montaje y la extraordinaria dirección de Burton que sabe extraer lo mejor no solo del guión sino también de los actores, con especial mención a un Johnny Depp muy en sintonía con el personaje de Ed Wood y sobre todo a un genial, deslumbrante y sublime Martín Landau en el papel de Bela Lugosi - recompensado merecidamente con el Oscar al mejor actor de reparto- dan como resultado una de las películas más extraordinarias de los últimos años, con un hermosísimo final, claro homenaje a “Ciudadano Kane” de Welles, con esa maravillosa grúa que se eleva hacia el infinito mientras desfilan ante nuestros ojos todos y cada uno de los entrañables personajes de la película con la música de un inspirado Howard Shore como telón de fondo musical.
Obra maestra para todos los públicos y film de culto para cinéfilos.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 19 de abril de 2006
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25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ley del silencio
La ley del silencio (1954)
  • 8,1
    30.111
  • Estados Unidos Elia Kazan
  • Marlon Brando, Eva Marie Saint, Karl Malden ...
10
Obra maestra de la apología de la delación
La actitud de E. Kazan durante la “caza de brujas” del senador Mc Carthy fue sencillamente canallesca, pero aun aceptando la teoría de que Kazan rodó “La ley del silencio” como una justificación a su conducta delatora, el film emerge como la obra maestra de su autor y como uno de los mejores de la década de los cincuenta.
Film duro, de una tensión dramática implacable, sin embargo no renuncia a momentos bellísimos de un lirismo arrebatador. A caballo entre el film de denuncia y el melodrama social, “La ley del silencio” retrata con crudeza los bajos fondos de los muelles de Nueva York y el control que sobre los mismos tenían los sindicatos del crimen, pero por encima de todo nos habla de seres humanos, perdedores que buscan su redención y un lugar bajo el sol. El Terry Malloy de Brando y la Eddie Doyle de Eva Marie Saint son dos seres que intentan sobrevivir al desarraigo, al fracaso, y a la desesperación. Como alguien dijo “su amor nace de dos soledades compartidas que crece en un medio hostil”, y que camina hacia la toma de conciencia de él y al perdón, a través del amor, de ella. Kazan con su magistral dirección nos ofrece una extraordinaria película que se sustenta en la fuerza de la historia, basada en un hecho real, en un excelente guión, y en una extraordinaria dirección de actores, todos ellos maravillosos, recompensada con nominaciones a los Oscar para Lee J. Coob, R. Steiger y K. Malden, y con la estatuilla para Eva Marie Saint (actriz secundaria) -en su brillante debut en el cine- y para Marlon Brando (actor principal) como justo premio a la que probablemente sea la mejor interpretación que jamás ningún actor ha plasmado en una pantalla de cine. La sublime secuencia de Brando hablando con su hermano (Steiger) en el coche, o algunas de las secuencias pudorosamente intimistas entre Brando y Eva Marie Saint en las que el actor alcanza niveles insuperables son suficiente argumento para corroborar tal afirmación. La brillante fotografía en blanco y negro de B. Kaufmann y la espléndida partitura de L. Bernstein, colaboran a hacer de “La ley del silencio” una obra maestra incontestable del cine.
Un clásico a reivindicar, para ver sin prejuicios previos y en imprescindible V.O.S.

Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 23 de marzo de 2006
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133 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cleopatra
Cleopatra (1963)
  • 7,2
    9.498
  • Estados Unidos Joseph L. Mankiewicz
  • Elizabeth Taylor, Richard Burton, Rex Harrison ...
10
Elizabeth Taylor, una Cleopatra para la eternidad
Que largo y tortuoso camino ha tenido que recorrer “Cleopatra” para que le fuera reconocida su condición de obra maestra. Con el rodaje más caótico de la historia del cine, llevó al borde de la ruina a la Fox, casi acaba con la carrera de Joseph L. Mankiewicz, y marcó el final de una época y de una forma de hacer cine. Afortunadamente hoy nos quedan 243 maravillosos minutos, de lo mejor que se ha rodado nunca, y que corresponden al montaje final que dio por bueno el director que afirmaba que -Cleopatra fue concebida en situación de emergencia, rodada en estado de histeria y terminada con pánico ciego-, y es por eso que no deja de sorprendernos la serena belleza y la unidad de estilo que desprenden sus imágenes. Dos años de rodaje agotador, con un Mankiewicz que rodaba de día y trabajaba por las noches en el guión, “Cleopatra” es uno de los más fascinantes, lúcidos y magistrales estudios sobre la condición humana que se haya escrito nunca para la pantalla, de una absoluta coherencia con la trayectoria artística del director de “Eva al desnudo” -intelectual que siempre dio importancia capital a la palabra-, y que centra su atención en el drama personal e intimo de tres personajes ambiciosos y poderosos que tuvieron por unos instantes de la historia el destino del mundo en sus manos. Nunca nadie como Mankiewicz ha sido capaz de conseguir tan perfecto equilibrio entre la espectacularidad y el dibujo intimista de unos personajes capaces de amar más allá del amor. Nadie podía pretender hacer “cine de autor” dentro de los parámetros rígidos de una superproducción y conseguirlo. Milagro de creatividad en medio de la improvisación y el caos, “Cleopatra” cuenta con un extraordinario guión y una soberbia dirección de actores. Con dos gigantes de la talla de R. Burton -excelente Marco Antonio-, y de R. Harrison -un Julio Cesar irrepetible-, destaca sin embargo la sublime, desgarrada y escalofriante interpretación que una bellísima Elizabeth Taylor hizo de la Reina de Egipto. Autentico “tour de force”, de infinitos registros y matices, de una actriz gigantesca al servicio de un personaje, nos dejó el testimonio de su talento esculpido en celuloide de oro puro. Sin duda la última gran estrella. Una puesta en escena portentosa, un diseño de producción deslumbrante, un vestuario que ya es iconografía del cine y una banda sonora inolvidable del gran A. North, hacen de “Cleopatra” una experiencia única e irrepetible, culminada con ese impagable travelling con el que se cierra el film y el tiempo del Hollywood dorado, y que es mucho más que una cuestión moral. Imprescindible obra maestra intemporal, de visión obligada en V.O.S.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona a 4 de octubre de 2005
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129 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tercer hombre
El tercer hombre (1949)
  • 8,2
    45.351
  • Reino Unido Carol Reed
  • Joseph Cotten, Alida Valli, Trevor Howard ...
10
Orson Welles, un hombre llamado Harry Lime
Pura leyenda, puro mito, puro CINE con mayúsculas. G. Greene, autor de la historia y del guión, el director C. Reed y O.Welles, con su poderosa presencia, forman el trípode que sustenta este inmortal thriller, obra maestra absoluta del cine de todos los tiempos. Motivo de polémica durante años, hoy casi nadie discute la autoría del film, un C. Reed en la cúspide de su talento creativo, pero a nadie se le escapa que un genio como O. Welles debió de tener mucho que ver en el tratamiento del personaje de Harry Lime y su plasmación en imágenes. Creación arrolladora de Welles, que domina el film de principio a fin, lo marcó de forma definitoria hasta su muerte.
Partiendo de una premisa argumental sencilla, -Martins (Cotten), un escritor de novelas baratas del oeste viaja a Viena donde Lime (Welles) su mejor amigo le ha ofrecido trabajo, para descubrir al llegar que ha muerto atropellado-, que nos sumerge en un alambicado relato de intriga en el marco incomparable de la Viena de la posguerra, poco a poco vamos descubriendo una fascinante galería de personajes que intentan sobrevivir a las secuelas de la guerra. Ante nosotros aparece, con toda su crudeza, un sórdido mundo que transita entre el bien y el mal, lo moral y lo inmoral, lo ético y lo que no lo es. Con un guión extraordinario de míticos diálogos que ya son historia, “El tercer hombre” se erige, bajo la soberbia dirección de C. Reed, como uno de los más lúcidos estudios sobre el egoísmo, el cinismo y la maldad del ser humano, y nos plantea el terrible dilema moral de tener que escoger entre la fidelidad y lo éticamente correcto. Bañada por un extraño halito de romanticismo y con una historia de amor imposible, nos deslumbra por la barroca puesta en escena, la impresionante fotografía expresionista de R. Krasker -opresiva y llena de sombras-, los míticos planos inclinados asociados a la duda, el sensacional montaje, los silencios y ecos que estallan en nuestros oídos, y por la inmortal cítara de A. Karas. Con un espléndido reparto en estado de gracia, desde el discreto pero memorable J. Cotten -en el mejor papel de su carrera-, la bellísima, enigmática y sublime A. Valli, un T. Howard sencillamente perfecto, hasta la impresionante interpretación que ese autentico monstruo de la escena que era O. Welles hace del personaje de Harry Lime, para la inmortalidad nos ha quedado la mejor presentación de un personaje de la historia, el encuentro en la noria del Prater vienes -con el mítico monologo de Welles-, la magistral secuencia de persecución por las cloacas de la ciudad -con ese impagable gesto final de asentimiento-, y ese arriesgadísimo, duro y desolador plano final de más de dos minutos de duración. Una impresionante obra maestra, absolutamente imprescindible.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona a 4 de octubre de 2005
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101 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los paraguas de Cherburgo
Los paraguas de Cherburgo (1964)
  • 7,3
    6.788
  • Francia Jacques Demy
  • Catherine Deneuve, Anne Vernon, Nino Castelnuovo ...
10
Je ne pourrai jamais vivre sans toi...
Jacques Demy rodaba en 1964 su tercer largometraje, “Los paraguas de Cherburgo”. Revolucionaria en su momento, constituyó un experimento que Demy catalogó de Cine-Música, sin ningún referente anterior ni posterior en la historia del cine. Con todos los diálogos -absolutamente todos- cantados, “Los paraguas de Cherburgo” es un film que se adentra en un terreno extremadamente resbaladizo. Transitando permanentemente por el filo de la navaja, y con el peligro de caer fácilmente en la más absoluta cursilería, milagrosamente no lo hizo. Historia de amor, de un intenso y fatalista romanticismo, con un esquema solo en apariencia clásico, sin embargo Demy la reconduce y explora con acierto temas como el del destino, de las historias truncadas, y de las segundas oportunidades, con un cierto atisbo para la esperanza, no exenta de amargura, por lo que pudo haber sido y que por circunstancias del destino no pudo ser.
Convertida en una película de culto y en una de las cumbres del cine romántico de todos los tiempos, vista hoy, permanece como una experiencia única capaz todavía de emocionarnos y de tocar las fibras más sensibles y profundas de nuestro corazón. Con una inteligente utilización dramática del tratamiento cromático del film, y una brillante partitura que pivota alrededor del bellísimo tema de amor de M. Legrand, “Los paraguas de Cherburgo” cuenta sin embargo con uno de los finales más duros, amargos y contundentes que uno recuerda haber visto en una pantalla de cine, amen de lanzar al estrellato a una jovencísima C. Deneuve, el resto ya es historia.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 30 de septiembre de 2005
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118 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bailar en la oscuridad
Bailar en la oscuridad (2000)
  • 7,6
    48.647
  • Dinamarca Lars von Trier
  • Björk, Catherine Deneuve, David Morse ...
8
Bailar en la oscuridad más luminosa
Apasionado del cine clásico, confieso mi escepticismo hacia las propuestas del cine actual -sujeto a directrices mercantilistas-, y las más de las veces mediocres, faltas de imaginación y de talento. Pero toda regla tiene su excepción que la confirma, y sin duda “Bailar en la oscuridad” es una inesperada, transgresora y lucida excepción que nos atrapa desde el primer al último fotograma. Desolador melodrama que nos encoge el corazón y nos oprime el alma sin ningún tipo de concesión -a ritmo de musical- es una de las propuestas más audaces, imaginativas y deslumbrantes del cine de los últimos años. Rodada en un estilo casi documental, con un montaje seco y cortante que acentúa todavía más el efecto, “Bailar en la oscuridad” es un film que impacta, conmueve, y que remueve nuestras conciencias ante la trágica historia de Selma, inmigrante checa y madre soltera, que sobrevive en los Estados Unidos con su hijo, y que luchará con todas sus fuerzas contra el terrible, y asumido, destino que le espera. Film que alterna la dureza de la historia con los oníricos números de baile -fascinante el del tren- con los que la protagonista se evade del drama en que se ha convertido su vida, Lars Von Trier, autor asimismo del brillante guión, lleva a cabo un arriesgado ejercicio de dirección al servicio de la historia y de la cantante Björk, que compone una Selma conmovedora, de una dignidad y determinación escalofriantes, en una de las interpretaciones más serenas, naturales y contundentes que hemos visto en muchos años. Cine profundo y de gran calado moral, “Bailar en la oscuridad” tiene un final poéticamente agónico que desborda nuestra capacidad de asimilación, pero que nos deja un subliminal mensaje de esperanza. Solo queda remarcar la ceguera, tantas veces probada, de los miembros de la Academia al nominar a esta obra maestra absoluta del cine solo en el apartado de “mejor canción original”. De imprescindible y obligada visión.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 30 de septiembre de 2005
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99 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
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