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España España · Barcelona
Voto de Harry Lime:
9
Aventuras Gran Bretaña, siglo XVIII. John Mohune, un niño de familia noble pero pobre, es enviado por su madre moribunda a Moonfleet, para que se ponga bajo la protección de Jeremy Fox. El chico descubre que Fox, además de ser un antiguo amante de su madre, es el jefe de una banda de bucaneros. Entre los dos surgirá una extraña amistad y juntos vivirán apasionantes aventuras. (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2006
71 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un mar embravecido, las olas rompiendo con fuerza contra las rocas, la música de Miklos Rozsa punteando las imágenes y unos rótulos que van pasando cuya ultima frase dice ...”en un anochecer de octubre de 1757 un niño llegó en busca de un hombre al que creía su amigo”. Así comienza “Los contrabandistas de Moonfleet”. Obra de encargo -rodada íntegramente en estudio- se ha convertido con el tiempo en un film de culto y en una de las cumbres del cine de aventuras y de la filmografía de Fritz Lang.
El pequeño John Mohune (Jon Whiteley) irrumpe en la vida de Jeremy Fox (Stewart Granger) como un huracán y con el su pasado. El recuerdo de la madre del niño reabre viejas heridas del alma torturada de Fox y su mundo se derrumba, se rompe, se hace añicos y ya nada volverá a ser igual para el a partir de ese momento. Hermoso canto a la amistad teñido de un profundo romanticismo poético, a través de la mirada inocente y limpia del niño asistimos fascinados a un doble viaje mediático, el del pequeño John que ira descubriendo la vida, como si de un juego lleno de aventuras se tratara, de la mano de su amigo y el de Fox, que con sus esquemas vitales rotos camina de forma consciente y plenamente asumida hacia un destino inexorablemente fatalista, en el que sin duda alguna es uno de los finales más bellos y líricos de toda la historia del cine.
Un brillante guión adaptado, la soberbia dirección artística, la inspirada partitura del gran Miklos Rozsa y la atmósfera fantasmagórica que le confiere la gótica fotografía en color de R. Planck, bajo la magistral dirección y puesta en escena de un Fritz Lang que despliega ante nuestros ojos un auténtico master de sabiduría narrativa de ritmo y pulso implacables, hacen de la visión de este film intimista, profundamente triste y de una belleza visual apabullante una de las experiencias más excitantes y gratificantes que se pueden vivir en la oscuridad de una sala de cine. Menospreciada en el momento de su estreno, “Los contrabandistas de Moonfleet” emerge hoy como una joya indiscutible del séptimo arte y guarda celosamente en cada uno de sus fotogramas el milagro y el misterio más profundo de la creación artística y la esencia más pura de la aventura jamás vista en una pantalla de cine. Intemporal obra maestra total y absoluta del cine.

Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 27 de julio de 2006
Harry Lime
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