De un tiempo a esta parte no hemos parado de presumir del buen cine de género (de terror) que se hace en nuestro país. Pero lo cierto es que en otro país vecino, y me refiero a Francia, también se están rodando interesantísimas cintas de terror: À l'intérieur, Alta tensión (Haute tension), Frontière(s)…

La horda, la que nos ocupa, no es tan buena como algunas de las antes mencionadas, pero sí un divertimento que los fans de las cintas de zombis (el argumento gira en torno a un grupo de personas que se quedan atrapadas en un edificio plagado de muertos vivientes) disfrutarán. Lástima que los diálogos sean tan ridículos o sus personajes nos importen un pimiento.

Me gusta Cronenberg. Me gustan incluso sus trabajos más irregulares, primerizos o bizarros. El que nos ocupa es esas tres cosas y muchas más.

Marilyn Chambers, actriz que desarrolló el grueso de su carrera en el porno (sic), es la protagonista y da vida a una joven que tras un duro accidente despierta desorientada y con hambre de sangre…

No me cuesta nada reconocer que Rabia no se encuentra entre los mejores trabajos de Cronenberg. Ni siquiera es una buena película. Rabia es una cinta que sólo podrá interesar a los fanáticos del director. Una cinta que acumula mil y un momentos risibles (¿cómo puede ser que en la clínica en la que ingresa la protagonista la gente entre y salga con total libertad?) y que peca de amateur y tosca. Pero claro, a mí Cronenberg me gusta y todo lo que ha hecho me interesa. Soy así de raro.

Turistas vendría a ser algo así como la versión light de Hostel. En ambas los protagonistas son unos jóvenes que durante sus vacaciones en el extranjero acaban inmersos en una pesadilla de la que no saben cómo escapar. Si bien, la película que nos ocupa no es, ni remotamente, tan bestia como la que dio fama a Eli Roth.

Pero los fans de la ya mencionada Hostel se sentirán un tanto decepcionados por la falta de momentos gore. Tampoco ayudan mucho unos actores de lo más insípidos, una trama que no da juego o unos personajes que no consiguen despertar nuestras simpatías. En fin, Turistas es una película sólo apta para amantes del género. Y ni eso.

Sinceramente, me esperaba otra cosa del director de Training Day. Y es que este hiperpatriótico thriller de acción no ofrece nada que no se haya visto ya en tantas y tantas películas de temática similar.

El protagonista es Bob Lee Swagger (Mark Wahlberg), un joven que vive recluido y aislado del mundanal ruido tras una misión fallida en la que fue abandonado a su suerte. Ahora se le pide que ayude a evitar un posible atentado. Lo que desconoce es que volverá a verse solo y engañado…

Esta película es, tal y como indicaba al principio, una macarrada perteneciente al género de acción, con actores que se dedican a correr y poner caritas (Wahlberg ni eso) y con una historia tan heroica como absurda. Tan sólo la redime un poco la dirección de Fuqua, quien filma algunas escenas francamente intensas con las que da algo de brillo a un trabajo tan del montón.

Dos estrellas de relumbrón, Angelina Jolie y Johnny Depp, y un director que venía de entusiasmar a crítica y público, gracias a la notable La vida de los otros (Das Leben der Anderen), son los nombres propios con que cuenta esta irregular cinta de espías en la que se mezclan con desigual fortuna un buen puñado de géneros (intriga, comedia, romance…).

De esta cinta había oído un poco de todo, si bien, coincido con la mayoría: la historia peca de descafeinada y previsible y apenas hay química entre su pareja protagonista (Depp, además, está despistadísimo). Pero si nos lo tomamos como lo que es, un simple divertimento sin pies ni cabeza, incluso puede llegar a ser disfrutable.

Siempre nos estamos quejando de que todas las comedias románticas americanas parecen cortadas por el mismo patrón. Que dicho subgénero sufre de una evidentísima falta de ideas originales. Sin embargo, a veces ocurre que cuando otro país rueda una con los mismos ingredientes es alabada por crítica y público. Eso es lo que ocurrió, por ejemplo, con la muy insípida cinta que nos ocupa.

El protagonista de la misma es Ludo (Til Schweiger), un periodista sensacionalista y mujeriego que se ve obligado a trabajar en una guardería en la que también trabaja Anna (Nora Tschirner), una joven apocada a la que éste no paraba de humillar cuando eran unos críos. Ahora ella tiene la sartén por el mango. Bueno, más o menos…

Schweiger, actor que ha trabajado a las órdenes de directores como Quentin Tarantino o Uwe Boll (sic) es el alma máter de este proyecto (es el protagonista, el director y también uno de los guionistas). Proyecto que no deja de ser una comedia romántica llena de tópicos, interpretaciones corrientuchas y previsible devenir. No se dejen engañar, es más de lo mismo pero con distinto envoltorio.

La historia ser repite: joven apocado (Adrián Lastra) decide, con la ayuda de sus amigos (el mismo grupúsculo de discapacitados y minorías de la primera parte), seguir hasta otro continente a la chica que le gusta (Patricia Montero). Una vez allí nos esperan un montón de chistes chuscos y el mismo tipo de humor zafio que vimos (o, mejor dicho, sufrimos) en la anterior entrega.

Lo dicho, aunque hay algunos cambios (de protagonista y director, básicamente), el espíritu sigue siendo el mismo. Es decir, que si la primera parte era una porquería esta también lo es. Y es que estamos en las mismas, tratando de copiar a las películas juveniles americanas tipo American Pie y errando miserablemente. ¿Cuándo aprenderemos que así no se hacen las cosas? Bueno, imagino que nunca si el público sigue respondiendo como hasta ahora…

Mira Sorvino se hizo con un muy merecido Oscar (a mejor actriz de reparto) gracias a su fabulosa labor en esta comedia de enredo dirigida y protagonizada por Woody Allen. Cinta que recomiendo ver en versión original para así disfrutar de todos los matices interpretativos que despliega la hija de Paul Sorvino

En la misma Allen interpreta a un hombre obsesionado por localizar a la madre biológica de su hijo adoptivo, quien resulta ser una ilusa y optimista prostituta y actriz porno, papel que le corresponde a una superdivertida Sorvino.

Lo dicho, Poderosa Afrodita es una comedia francamente divertida (atención a su refrescante y políticamente incorrecto tono cómico), de seguro una de las que más me han gustado de su director. Si bien, casi todo el mérito es de Sorvino, actriz que brilla en cada una de sus intervenciones.

American Pie 2 continúa teniendo como protagonistas a los alocados jóvenes de la anterior entrega, quienes temerosos de perder el contacto ahora que son universitarios deciden pasar el verano juntos, alquilando una casa cerca de la playa e imaginándose un sinfín de juergas y desventuras.

Lo cierto es que la historia no puede ser catalogada de demasiado original, ya que se limita a repetir patrones y gags más o menos afortunados. Está claro que no tiene la frescura de la primera parte, aunque ello no es problema para que se pueda disfrutar con agrado gracias a su simpático (que no buen) reparto y a algún que otro chiste chusco marca de la casa.

Estamos ante una película que parte de una premisa interesante, joven (Jennifer Aniston) recién comprometida sospecha que la novela que dio lugar a la famosa película El graduado (The Graduate) está inspirada en su familia, por lo que decide buscar al que cree es su verdadero padre (Kevin Costner), que no se termina de desarrollar tan bien como debiera (ni es lo suficientemente encantadora ni tampoco lo suficientemente cómica).

De la misma destacaría, además de su ya mencionado punto de partida, la participación de dos carismáticas actrices: Jennifer Aniston y Shirley MacLaine. La primera goza de un encanto a prueba de bombas, la segunda aporta clase y enjundia. Lástima que el buen hacer de ambas no sea suficiente para sostener una película cuyo torpe guión y sosa dirección acaba lastrando sus múltiples posibilidades.

La economía mundial lleva ya unos años estancada o en retroceso. La crisis ocupa gran parte de los telediarios y nos trae de cabeza a todos. El cine no es ajeno a ello y de un tiempo a esta parte han surgido distintas propuestas (a la que nos ocupa podríamos sumar otras tan dispares como Up in the Air o Margin Call) que analizan el tema.

El caso es que The Company Men se beneficia del buen hacer de sus actores (todo su reparto, encabezado por un entonadísimo Ben Affleck, está magnífico) y de una historia interesante y muy actual. Lo malo es que la misma peca a veces de superficial y blanda. Además, resulta muy difícil identificarse con la mayoría de sus personajes (ejecutivos con sueldos estratosféricos que viven o han vivido por encima de sus posibilidades). Aun así, recomiendo encarecidamente su visionado. A mí me ha gustado bastante más de lo que me esperaba.

Dos psiquiatras, Carl Jung (Michael Fassbender) y Sigmund Freud (Viggo Mortensen), y una joven que confunde placer con dolor y humillación, Sabina Spielrein (Keira Knightley), son los tres grandes protagonistas de esta cinta dirigida por el siempre interesante David Cronenberg.

Y digo lo de interesante porque es uno de los pocos realizadores cuyos trabajos sigo esperando con cierto entusiasmo. Si bien, en esta ocasión son los actores principales los que logran que el interés no decaiga.

Me gustaría alabar, sobre todo, la labor de Knightley, siempre al borde de la sobreactuación, siempre magnífica. No importa que la narración peque de densa o fría, los actores son capaces de hacer frente a ése y a otros problemas. Sólo por ellos ya vale la pena acercarse a esta película.

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi Akira. Por aquel entonces yo estaba, como tantos y tantos chavales, enganchado a Bola de dragón (Dragon Ball). Coleccionaba el manga y veía la serie de televisión (lo cual tenía mucho merito porque lo hacía en vasco y sin entender ni papa). Por eso cuando programaron en un canal de pago varios animes mis ojos hicieron chiribitas. Si bien, no estaba ni remotamente preparado para lo que iba a ver.

Y es que Akira era una suerte de fantasía cyberpunk que poco tenía que ver con las aventuras de Goku y compañía. En parte porque la trama giraba en torno a dos jóvenes amigos, Kaneda y Tetsuo, que se ven abocados a enfrentarse cuando el segundo se convierte en una especie de superhombre con ansias de destrucción. Y sí, estoy simplificando muy mucho la trama.

El caso es que dicha experiencias me dejó un poco tocado. Lo suficiente como para que mi interés por la animación japonesa aumentara considerablemente (más todavía mi amor por el manga). Lo suficiente como para que la rescatase años más tarde y la disfrutase todavía más. Lo suficiente como haberla revisitado de nuevo recientemente y comprobar con alegría que gran parte de sus virtudes (su animación, su apocalíptica historia…) siguen estando ahí. ¿Cuántas películas pueden presumir de eso?

Lo más curioso de este insípido thriller tiene que ver con el lugar en el que se desarrolla la acción: la Antártida. Allí trabaja nuestra protagonista, Carrie Stetko (Kate Beckinsale), quien cuando está a punto de abandonar tan helador destino se ve prácticamente obligada a quedarse para investigar unos brutales crímenes.

Whiteout es una de esas cintas en las que nos instan a tratar de averiguar quién o quiénes son los malos de la función. Lamentablemente, resulta demasiado sencillo dar respuesta a dicha cuestión y, lo que es más importante, su trama no engancha lo suficiente como para que ello no importe. Tampoco la elección de Beckinsale como gran protagonista puede ser catalogada de acertada. En definitiva, estamos ante otro thriller del montón, con algún momento puntual a destacar pero altamente decepcionante.

Desconozco si Julia Roberts eligió participar en esta película para demostrar su versatilidad tras el megaéxito de Pretty Woman. Pero el caso es que cambió drásticamente de género al interpretar a una mujer maltratada que decide escapar del hogar conyugal, simular su muerte e iniciar una nueva vida.

Pero Durmiendo con su enemigo no es otro drama cuya trama gira en torno al maltrato doméstico. Tampoco una de esas, generalmente estúpidas, cintas en las que el (o en este caso la) protagonista busca venganza (aunque en algún momento parezca estar a punto de convertirse en una de ellas).

Durmiendo con su enemigo es, ante todo, un thriller. Un thriller que en otras manos o con otra protagonista (Roberts es mucha Roberts) habría acabado pareciéndose demasiado a esas malas películas que las televisiones emiten a mediodía todos los fines de semana. Con ello no quiero decir que esta cinta sea una maravilla, pero sí superior a la media.

Esta nueva entrega de Rec, la tercera ya, es la más floja de las vistas hasta ahora, lo que no impide que estemos ante una de las sagas de terror más interesantes de los últimos tiempos. También es la primera en la que el tratamiento de falso documental es dejado de lado tras el primer acto.

Paco Plaza dirige en solitario (Jaume Balagueró se encarga de dirigir la cuarta, y supuestamente última, entrega) esta precuela cuya acción acontece en una boda, la de Koldo (Diego Martín) y Clara (Leticia Dolera).

Como decía al principio, estamos ante la, de momento, peor entrega de la saga, pero ello no quiere decir que sea una mala película, ya que hay más cosas positivas (mucho gore, mucho sentido de la parodia, buenas interpretaciones en general y de Dolera en particular…) que negativas (se abusa del humor, algunas resoluciones pecan de sonrojantes…). Además, Paco Plaza puede estar orgulloso, tanto Sam Raimi como Peter Jackson estarían encantados con su película (sic).

Un grupo de estudiantes deciden pasar unos días de vacaciones en la casa que una de ellos, Sara (Sara Paxton), tiene cerca de unos pantanos. Pero la diversión pronto se torna en tragedia. Tan pronto como son atacados por un tiburón…

He de decir que ya me habían advertido de lo mala que era esta cinta, pero me suele gustar comprobarlo por mí mismo, aun a riesgo de perder el tiempo con subproductos que no merecen la pena. Subproductos como el que nos ocupa.

Y es que esta cinta resulta previsible (es fácil adivinar quién morirá y quién sobrevivirá) y aburrida a más no poder (las escenas de acción brillan por su ausencia, no hay ni humor ni mucho gore, ni siquiera desnudos gratuitos con los que alegrarse la vista). David R. Ellis debería haberse fijado en otra producción similar pero infinitamente más entretenida: Piraña (Piranha), de Alexandre Aja.

The Roommate (supongo que traducirla como Compañera de cuarto hubiese quedado un tanto descafeinado) es otra anodina intriga juvenil plagada de clichés, protagonizada por jóvenes actores (es un decir) famosos gracias a la televisión y con un guión que es un simple batiburrillo de ideas ya vistas en otras películas.

La historia no puede ser más simple: niña bien (Minka Kelly) acaba compartiendo cuarto con una psicópata (Leighton Meester) decidida a poner en jaque a todo su entorno.

En fin, que se podría decir que la suma de cintas tan dispares como Mujer blanca soltera busca… (Single White Female), Amigas hasta el final (Friends 'Til the End) o Hermandad de sangre (Sorority Row) nos daría como resultado el trabajo que nos ocupa. El cual, dicho sea de paso, es inferior a todas y cada una de ellas.

La luna de miel de Cydney (Milla Jovovich) y Cliff (Steve Zahn) se torna aterradora cuando descubren que en Hawai, que es donde ellos se encuentran, hay una pareja de lunáticos perpetrando terribles asesinatos.

El caso es que Una escapada perfecta podría haber sido un entretenido thriller. De esos a lo Diez negritos (And Then There Were None) en los que el espectador tiene que adivinar quién o quiénes son los asesinos. Pero no.

Y es que a veces parece que estemos ante una serie B cualquiera cuyo guión contiene tantos agujeros como giros imposibles. Además, el casting es de traca y los diálogos terribles (¿por qué hablan tanto los personajes si no tienen nada interesante que decir?). Al menos su giro final, aunque previsible y tramposo, tiene gracia.

Cuando leí que Elsa Pataky había rechazado ser la protagonista femenina de esta película, una cinta de aventuras en tres dimensiones sobre uno de los héroes más importantes del cómic de nuestro país, para dejarse caer por A todo gas 5 (Fast Five), pensé que se había vuelto loca. Pero no, ya que su película fue un superéxito y ésta un desastre mayúsculo.

¿Por dónde empezar? ¿Por su ridículo guión? ¿Por sus horribles diálogos? ¿Por sus personajes de cartón piedra?

Vale, Sergio Peris-Mencheta tiene la planta adecuada para encarnar al héroe de la historia, pero su interpretación, aun no siendo de las peores (ese honor recae, y mira que estaba la cosa reñida, en las perpetradas por Manuel Martínez y Adrián Lamana), deja mucho que desear. Y es que a veces parece que estemos viendo otro infumable episodio de Águila roja en lugar de lo que podría haber sido el inicio de una franquicia de éxito. Lo ideal sería verla en una sesión doble junto a Dragonball Evolution, por citar otra adaptación casposa de esas que provocan vergüenza ajena.