arrow

La prima cosa bella (2010)

La prima cosa bella
106 min.
6,3
2.216
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
Suscripción
Alquiler
free
Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
¿Qué significa tener una mamá bella, vital, frívola y perturbadora? Éste es el tormento que ha tenido que soportar Bruno, primogénito de Anna, desde que tenía ocho años. Todo comienza en el verano de 1971 cuando, durante la elección de la reina del balneario más famoso de todo Livorno, Anna es sorpresivamente llamada al palco y obtiene la corona de “la mamá más bella”. Esto provoca un gran revuelo en la familia Michelucci. Desde entonces, comienza para Anna, Bruno y su hermana Valeria una aventura que concluirá con una inesperada y conmovedora reconciliación. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
La prima cosa bella (The First Beautiful Thing)
Duración
106 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2010: Premios del Cine Europeo: Nominada al Mejor director
2009: Premios David di Donatello: 3 premios, incl. Mejor actor (Mastandrea). 18 nom.
7
Desenfado italiano
Echaba de menos una película italiana en el sentido más catizo de la palabra. Y ni siquiera lo sabía. Se me han despertado recuerdos aletargados y se me han reabierto senderos largamente abandonados.

Los méritos de esta película podrían resumirse en un vocablo: desenfado. Un desenfado al más puro estilo italiano.

Desenfado en sus personajes, que se despliegan en toda su extensión poniendo de manifiesto que están concebidos con verdadera solidez. No siempre tiene sentido lo que dicen o lo que hacen, pero, extrañamente, se comprende. Es ese uno de los síntomas más contundentes del cuadro clínico de una buena película.

Desenfado en las situaciones, que vagabundean del drama a la comedia con la misma alegría con que vagabundeaba el mismísimo Elmer Gantry. Situaciones donde se proyectan a sus anchas esos personajes desenfadados y tienen la oportunidad de expresarse sin más mesura que su propio caracter.

Desenfado en la estructura narrativa y en el ritmo, que no tienen artificios ni triquiñuelas, solo una anarquía y una desvergüenza contagiosas pero muy saludables. Saltos en el tiempo y en el ánimo, sin red, sin disimulos ni requiebros, para darnos un galimatías emocional a la altura de este enredo familiar, y del enredo interno que gobierna a estos personajes.

Desenfado en el propio enredo, donde, (¡milagro!), por una vez en la vida, ningún personaje queda arrinconado ni sometido, todos encuentran su hueco y salen a flote sin molestarse unos a otros, complementándose de un modo asombroso, en lo bueno y en lo menos bueno. En verdad que el que suscribe pocas veces ha visto semejante filigrana. Digno de estudio.

Desenfado, verdadero desenfado, al apelar a las emociones del espectador. Y aquí debo hacer una advertencia: habrá muy pocos que no se vean reflejados en uno u otro de estos seres desmandados, cuyas vidas se nos lanzan a la cara cual copa de whisky en un melodrama, para hacer reír más que otra cosa. Muy pocos no se verán en esta película.

Y el mayor desenfado de todos: el del propio y acongojado espectador, que secuestrado por tan desvergonzada película, se permitirá desatarse cual gaseosa, y le importará un rábano verse y ser visto en uno de los estados de ánimo más saludables y a la vez absurdos en que puede caer un ser humano: riendo y llorando al mismo tiempo.
[Leer más +]
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
No hay madre más guapa que la nuestra
La mamá de Bruno y Valeria era despampanantemente bella, alocada, divertida, inestable, tenía pocas luces, era torpona con las cosas que requirieran concentración o habilidad, espontánea, tan buena que se dejaba pisar por tíos gilis que la trataban como un trapo, adorable, desbordantemente cariñosa y, muy por encima de cualquier otra cosa, amaba a sus hijos.
Anna cometió montones de errores, no dio a los niños una vida estable y tranquila, cuando se separó de Mario corrían de una casa a una habitación de hotel o a un sótano atestado, encima su hermana Leda le tenía ojeriza porque estaba enamorada de Mario, pero él eligió a Anna. La tía de los chicos trataba de alejarlos de su madre, sin éxito.
Bruno conoció quizás más infierno que cielo, creció con el ceño fruncido y reía pocas veces, demasiado huraño para sentirse cómodo con tanto zarandeo, excesivamente consciente de las peleas familiares, de las idas y venidas, de las malévolas habladurías locales, cuidando de Valeria, con la que siempre estaba riñendo porque los dos tenían caracteres muy diferentes.
Bruno guarda mucho resentimiento retrospectivo, pero también tantos momentos hermosos. Por mucho que se mantuviera estirado y serio, necesitaba los abrazos de su mamá, se moría porque ella lo arrinconase con sus mimos y le dijera cuánto lo quería. Recuerda cómo los fantasmas del desencanto concedían una tregua cuando se ponían a cantar los tres juntos. Ella los animaba y bromeaba cuando se hundían hasta el fondo del pozo, con las lágrimas asomando por sus bonitos ojos pero siempre combatiéndolas con aquella energía que Bruno no sabía si procedía de su cabeza loca, de una determinación firme de plantar cara al desastre, o de un corazón inmaculado, herido pero nunca derrotado.
Bruno se ha hecho mayor y no sabe qué hacer ya con su vida, está en punto muerto, todo le provoca tedio y ganas de huir, prefiere mantenerse lejos de su madre porque la quiere tanto como se siente irritado con ella. Busca evasión en el alcohol y en las drogas. Pero la noticia de que ella está en fase terminal de una grave enfermedad lo catapulta de vuelta al pasado y el hielo empieza a derretirse.
Nunca olvidará la noche en que tuvo que convertirse en un niño mayor definitivamente. Fue cuando, en 1971, Anna fue elegida la madre más guapa de Livorno en un concurso y, a raíz de ese acontecimiento, que él siguió con su acostumbrado gesto adusto mientras Valeria aplaudía a rabiar, la familia se rompió para siempre, porque los celos del padre estallaron y el matrimonio, que ya se venía deteriorando, se separó.
No es fácil aguantar cómo los compañeros de estudios cotillean sobre tu madre en los lavabos, diciendo cosas que un hijo nunca desearía escuchar. Es rematadamente duro sobrellevar el peso de una infancia y juventud difíciles, y amarla tanto que te duelen horriblemente sus tropiezos, lo mismo que te avergüenzan.
[Leer más +]
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre La prima cosa bella
Fichas más visitadas