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La guerra de Dios (1953)

La guerra de Dios
96 min.
6,4
423
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Escena (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Un joven sacerdote es destinado a una pobre parroquia minera. Allí intentará por todos los medios poner fin, por medio del Evangelio, al justificado rencor de los mineros, que viven en una sangrante situación de miseria e injusticia social. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La guerra de Dios
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1953: Festival de San Sebastián: Concha de Oro (mejor película) y mejor director
1953: Festival de Venecia: Premio OCIC
7
LA FE MUEVE MONTAÑAS
Esta es la película más galardonada de uno de los cineastas españoles más importantes de la época, Rafael Gil ( 1913-1986 ) y ganadora además en el Festival de San Sebastián. La película se rodó en lugares como Rivas, Torre del Bierzo y el seminario de Salamanca, para la banda sonora se contrata nade menos que a Joaquín Rodrigo, el gran compositor, autor del célebre Concierto de Aranjuez, lo que da idea de la ambición, el cuidado y el alto nivel artístico que se procuró para la obra .

Rafael Gil se adentra en el mundo interior y en la vida pastoral de un sacerdote que ha de ejercer su ministerio en un pueblo minero, donde muchos hombres se han apartado de la fe. El cura de “La guerra de Dios “ es un hombre joven, ambicioso, lleno de ímpetu e ilusión que ha de enfrentarse a una realidad complicada que sobrepasa con creces lo que le fue enseñado en el seminario . Su fe se pone a prueba, pero es sólida, resiste, soporta el sacrificio, perdona las ofensas, y sobre todo se pone al servicio de los pobres .

La descripción de la mina es dura y sombría y se inspira en dos grandes clásicos como "La Ciudadela" de King Vidor y "Qué verde era mi valle", de John Ford. Los tonos oscuros, la aspereza de los comportamientos, el odio y el recelo de las gentes, todo se expresa de forma admirable, resultando aún más dramático cuando, en las escasas escenas luminosas de la película, se enfrentan a la belleza tranquila de un paisaje ajeno a los odios humanos .

El personaje del sacerdote es clave en la película y Gil no dudó en contratar a Claude Laydu, actor francés que acababa de interpretar un personaje similar de cura atormentado, solitario y místico en la famosa “Diario de un cura de rural “, de Robert Bresson. Claude Laydu borda su personaje aportando en todo momento la pureza, la voluntad y la inspiración necesarias. Junto a Laydu destaca Fernando Sancho, actor de carácter que llegó a trabajar en casi doscientas películas y que se convertiría en habitual en los repartos del director. Un joven Franciso Rabal y unos ajustados José Marco Davó, Gerard Tichy, Alberto Romea y Julia Caba Alba completan el elenco.

En definitiva, una estupenda película que se contempla hoy con el mismo interés que en su época y que nos demuestra que en aquellos años también se hacían buenas películas en España.
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32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LECCIÓN DE CINE A LA ESPAÑOLA
Magnífica película dirigida de manera impecable por Rafael Gil. Como no pertenece al "Trío de la B" (Buñuel, Bardem, Berlanga) el espectador de hoy no tendrá ni puñetera idea de quién es. Además, ya se encargarán los críticos 'de verdad' de ningunearlo y de tildar su cine -con sonrisa estúpida y compasiva- de religioso y patriótico. Por favor, hágame caso mi querido espectador, maténgase firme y vea sin prejuicios esta estupenda película.
Rafael Gil da una lección de cine digna de los más grandes directores americanos de los 30, 40 y 50 (los mejores, por si alguien no lo sabe) manejando con habilidad y, seguramente con muchísimo trabajo, los sutiles engranajes que pueden hacer del cine, no el séptimo arte, sino incluso el primero. Estos son: un buen guión que potencia con bellísimas imágenes, una puesta en escena y ambientación absolutamente admirables, una fotografía en blanco y negro que ensamblada con la banda sonora nos golpea en la retina por su sordidez y desesperación y, por si esto fuera poco, una espléndida dirección de actores culminada con otra lección magistral en la dirección de los niños.
Por si esto no fuera suficiente Gil nos presenta a Andrés, el cura, como un Don Quijote enfrentado a caciques y mineros, aparentemente débil y al que todos desprecian. Gracias a esto y a la suave y contenida interpretación de Claude Laydu, ya empezamos a quererlo. Es Andrés lo que un hombre debería ser: valiente con los déspotas y los violentos, y tierno con los débiles e indefensos. Expone su vida tantas veces haga falta y su fe es inquebrantable (atrapado en la mina contesta con naturalidad "No, no todo se termina aquí abajo") Y verlo correr de vuelta al pueblo, igual que un niño corre para abrazar a su padre y a su madre, es toda una delicia. "Caray" pensamos "ese es un gran tipo".
Como curiosidad señalar que Claude Laydu había interpretado tres años antes a otro sacerdote rural en la aclamadísima "Diario de un cura de campo". Película ésta que es un tostón de mucho cuidado. Pero como la dirigió un francés de nombre Robert Bresson, los críticos 'de verdad' dicen que es una obra maestra. Pues véanla y comparen. Si tienen arrestos claro.
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20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
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