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Calmos (1976)

Calmos
97 min.
5,8
57
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Sinopsis
Jean-Pierre Marielle y Jean Rochefort interpretan a un ginecólogo y un gigoló agotados de cualquier sugerencia sexual femenina. El doctor no soporta ver una vagina más, mientras que el gigoló está exhausto de la exigencia sexual de las mujeres. Ambos deciden refugiarse en una villa con la única compañía de los sacerdotes del lugar, pero el casto encierro se torna en pesadilla al presentarse un regimiento de mujeres armadas. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Comedia negra Erótico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Calmos
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
El cura, el chulo, y el ginecólogo, y/o, la descacharrante pesadilla de cualquier misógino que se precie.
Paul (Jean-Pierre Marielle), un ginecólogo con décadas de ejercicio de profesión en su consulta parisina, se nos revela un exagerado y paródico misógino amante de la comida, cuando en el arranque de la película le vemos untando pate con gesto más lujurioso que goloso, como muda su expresión a contrariado cuando entra una paciente, se desnuda y se tiende abierta de piernas en la silla ginecológica (o como quiera que se llame), enfrente de su improvisada degustación y se le llevan los demonios cuando a punto de dar un bocado el hecho de verla rascándose la vagina (primera sorpresa, un plano explicito que te pone en situación de por dónde van a ir los tiros), sale echando humo de la consulta, y en la contestación que le da a una mujer que le pregunta por una calle, no nos queda ninguna duda que estamos ante un exageradamente paródico misógino de manual, bueno misóginos, ya que en esa despectiva situación con la mujer, también conocemos a Albert (Jean Rochefort), otro que tal baila que instantáneamente hace migas con el ginecólogo y que no tardamos en saber que su hastió y misoginia proviene de su oficio de gigoló.

Ginecólogo y gigoló, estresados y malhumorados en plena década de los 70, con la mujer emancipada subvirtiendo los roles, abandonan juntos la ciudad en dirección a un pueblecito de la campiña, nada de mujeres, buena comida, buen vino y mucha camaradería masculina, todo ello teñido de un humor surrealista no exento de mala leche y desprejuiciada crítica social, en poco más de 10 minutos de metraje (96 minutos).

Sigue en spoiler por falta de espacio:
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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