Puestos a hacer un remake escena por escena de La Bella y la Bestia, y asumiendo que has encontrado lo más difícil -la actriz perfecta para Bella-, yo que el amigo Bill Condon me hubiera limitado a lo que ya había en la primera versión, ya que lo que hace aguas en esta nueva es precisamente los añadidos. Por poner varios ejemplos, las canciones nuevas son mucho, mucho más flojas que las de toda la vida y sobraba completamente el número Jean Valjean de la Bestia al final. Tampoco hace falta justificar por qué el príncipe era un cretino al principio con que si su padre esto o aquello: la película es una historia de redención y la gente tiene derecho a cambiar y a asumir sus miserias en lugar de echarle la culpa siempre a otro. O hacer a Gastón más chungo todavía. En la misma línea, justificar la viudedad del padre de Bella o qué ha andado haciendo la hechicera del principio (la que sale 20 segundos en la versión de los 90) durante los últimos 10 años, como que no lo veo. En resumen, sigo sin entender (será algo yanqui) por qué las películas tienen que durar más de dos horas para considerarse películas.

Ahora, como puntos positivos, un casting estupendo -más allá de la elección obvia de Emma Watson como Bella, ese Gastón es el malo que todos amamos odiar y es clavado al de los dibujos-, aunque algo desaprovechado en tanto que la película tira a hierro de los efectos especiales por motivos obvios y hasta que al final no sacan medio minuto a Emma Thompson, Ewan McGregor o Ian McKellen es como si no estuvieran ahí. Los números musicales clásicos están fenomenales, sobre todo la obertura de Bella y la canción de Gastón en la taberna. En fin, que todo lo que han fusilado de la película anterior, me gusta bastante (con mínimos añadidos), lo nuevo me chirría un tanto. Podía haber sido mucho mejor. Aunque con la antigua vamos sobrados.

The Magicians se centra en Quentin, un tipo del montón, obsesionado con una serie de libros de los años 50 sobre unos hermanos británicos que cruzan un espejo para encontrarse de repente en Narn ... digo Fillory. Quentin va camino de convertirse en un perdedor, al contrario que su amiga de la infancia, Julia, que en lugar de quedarse anclada en Fillory se buscó un novio guapo y encantador -para desgracia de Quentin- y va camino de ser aceptada en una Universidad de la Ivy League. Claro que todo cambia cuando convocan a ambos al examen de acceso a Brakebills, una universidad de la magia que anda oculta en el estado de Nueva York. Quentin es aceptado, a pesar de que nunca ha destacado en nada hasta el momento, mientras que Julia fracasa y es devuelta al mundo normal. En teoría, su memoria debería haberse borrado, pero, por alguna razón, no es así y queda obsesionada con Brakebills. A partir de ahí, ambos emprenderán una búsqueda de la magia, que resulta estar relacionada con Fillory y con una entidad siniestra que ahora reina allí y que llaman la Bestia.

Azúcar, especias ... y muchas cosas bonitas ... Esto debió ser lo que pensó el que escribió los libros en que se basa The Magicians: si mezclo Narnia con Harry Potter y meto universitarios en vez de niños y le añado gore, sexo gratuito y quebraderos de cabeza de post-adolescentes, esto lo saca por lo menos Netflix. La realidad es bien distinta, y es que la gente a veces pasa por alto que la genialidad de HP no está en la idea de un colegio de magia, sino en lo bien escrito que está, que Narnia en su época y circunstancias fue rompedora, pero ahora ya no tanto y que lo que funciona con niños rara vez funciona con adultos. En resumen, serie directa para SyFy, que no se caracteriza por tratar con mucho mimo a sus producciones. Es decir, escenarios cutrones, efectos especiales del montón y actores tirando para malillos (con variaciones), aunque, eso si, saliendo a pecho descubierto o con minifalda cinturón en episodio si, episodio también. Y, por cierto, nunca he visto gente acudir a universidad en que se estudiara menos, no me extraña que nadie pinte nada, salvo el puñado de protagonistas. Protagonistas que, por cierto, me caen todos mal: enhorabuena SyFy, lo has vuelto a lograr.

No obstante, si se tiene la paciencia de aguantar 4 o 5 episodios, resulta que la trama base no está mal del todo y que toda la relación de la Bestia con el mundo normal y con Fillory puede llegar a dar de si. En caso de que se centren en ello en algún momento, claro. Para llegar aquí, he tenido que ver hasta el episodio 7, desafortunadamente, así que no tengo muchas esperanzas.

Después de un primer episodio no demasiado afortunado, esta serie de Netflix coge fuerza y se hace bastante entretenida. Eso si, con un humor negro. Negrísimo. Aprovechando como línea conductora la transformación en zombi de una madre de familia en un barrio acomodado, la serie explora el tedio en la clase media. Tras veinte años de matrimonio, en un barrio bien con vecinos (a veces demasiado) cordiales, un trabajo que paga las facturas, pero no emociona y una hija adolescente que se está alejando poco a poco del nucleo familiar, de repente se produce un cambio que lo vuelve todo del revés, pone a prueba la integridad de la familia y, por qué no, trae cierta emoción a la vida de la protagonista.

Como comedia que es, los papeles están sobreactuados, pero en seguida una se da cuenta de que es a propósito y lo justo. También indicar que hay escenas bastante gore y, sobre todo en el primer episodio, un poco (muy) desagradables. La serie mejora conforme avanza, así que hay que pasar el desnivel del episodio 1-2 para cogerle el gustillo, pero está muy simpática, tiene un puntito bastante original y son sólo capítulos de 30 minutos, así que se ve deprisa. La pega mayor, un final de temporada con un cliffhanger de campeonato. He tenido que comprobar la web de la serie para estar segura de que no me había saltado ningún episodio.

Pues, a pesar de la actuación de James McAvoy, que es lo mejor de la película, se queda con un aprobado alto. Y es que aquí está el Shyamalan de siempre, dejando caer pistas falsas y escenas redundantes por doquier que poco o nada contribuyen al desarrollo de la película. Al menos, no más allá de despistar -con trampa- al espectador al que le gusta adivinar los finales. O alargar el metraje de más, pero a mí personalmente eso me aburre: si me lo están contando, que tenga que ver con la trama un algo, digo yo.

Veamos como contar de qué va el tema sin hacer spoilers más allá de lo que pone en cartelera. La historia se centra en McEvoy, un tipo con personalidad múltiple de las de órdago a la grande. Vamos, que en lugar de dos, tiene veintitantas. Y mal avenidas entre ellas. Lógicamente, este hombre está bajo tratamiento siquiátrico, sólo que ni siquiera dentro de la comunidad médica acaban de creerse que exista este tipo de desorden, y eso que su médico insiste en que las personalidades pueden variar tanto de una a otra que pueden aparecer hasta variaciones físicas (aquí una ya va intuyendo por donde van a ir los tiros). Normal que no se la crean, por otra parte, en tanto que a pesar de que intuye que su paciente puede estar detrás de algo muy chungo, decide que lo mejor es afrontarlo directamente una y otra vez -ella sola sin avisar ni al guardia de tráfico de la esquina- a ver si se lo acaba contando. Tantos estudios para esto. También insisten cuarenta mil veces en la película en cómo todo esto obedece a traumas de la infancia. Y justo esta es la trampa, porque luego, a decir la verdad, el tema importa poco o nada más adelante y contribuye a que la atención del espectador se vaya por otro lado.

Como todas las pelis de Shyamalan (salvo El último Guerrero Aire, que no se salva por ningún sitio), tiene escenas muy buenas de tensión. También como todas, tiene un montón de escenas innecesarias y lentas que contribuyen mínimamente al argumento y que se podrían haber eliminado o casado con el resto con un poco más de esfuerzo. Y, para rematar, hay un conjunto de escenas metidas con calzador y referentes a otro personaje de la película que parece que pueden conducir a algo importante, pero en el fondo sólo conducen a un detalle que la mayoría casi se había imaginado desde el principio. En este sentido, Shyamalan a veces me recuerda a Amenabar, que debe considerar que los espectadores somos lelos porque repite la misma idea una y otra vez a lo largo de las películas. Al menos Shyamalan no saca a un personaje sólo para que la cuente al final por si no te habías dado cuenta tu solo ...
En fin, una película para pasar el rato, con escenas muy tensas y otras un tanto tostón y, eso si, una estupenda actuación por parte de McEvoy.

Bueno, en realidad es BBC-1, pero nos entendemos.
En plena Inglaterra Georgiana -es decir, cuando los casacas rojas estaban dando guerra al otro lado del charco- se persona en mitad del entierro de su padre -comerciante caído en desgracia con la Compañía Británica de las Indias Orientales- Tom Hardy, el hombre que ha hecho un arte de comunicarse a base de gruñidos. En teoría, debería haber muerto en Africa 10 años atrás, lo que lo convierte -no para bien, precisamente- en la sensación de la temporada en la ciudad. Sobre todo, porque la Compañía ya había hecho un trato con su hermana para comprarle un pedregal en Estados Unidos, que de repente ha cobrado importancia estratégica y ahora está en manos de Hardy. Desde el momento en que uno se da cuenta que el que corta el bacalao en la Compañía es el actor que hacía de Gorrión Supremo en Juego de Tronos, ya se sabe a ciencia cierta que las cosas no se van a resolver con un apretón de manos, la verdad, pero el nivel de violencia macarra y gratuita que alcanza la serie supera con creces las expectativas. Quitando los destripamientos, degollamientos y formas de negociación similares, lo cierto es que la serie lleva ese paso pausado típico del cine de tacitas, si bien en esta versión de Londres, tacitas hay pocas. Más bien hay enfermedad, mugre, burdeles, tabernas y gente de mal vivir (y, así en líneas generales, en este caso poco vivir). Sin embargo, en mi opinión la serie equilibra bien el ritmo lento de los acontecimientos con las escenas de acción en lo que no deja de ser la historia de una venganza. Actores correctos, buena ambientación y un guión entretenido. Y Tom Hardy, claro.

Voy a escribir otra de esas críticas que me hacen tan popular con los cinéfilos cultos y críticos de los de palabras de 40 puntos: si estás leyendo esto por curiosidad y te ha encantado Comanchería, mejor deja de leer ya y ahórrate disgustos. Y es que cada vez que intento ver una película nominada a los Oscars no puedo dejar de preguntarme ¿pero es que no pueden nominar algo entretenido, aunque sea por variar? Está claro que el cine es un arte y mucha gente no va como yo -para pasar un buen rato y listo-, pero, sinceramente, estoy hasta arriba de tanta película de denuncia social, con gente pasándolo fatal con lo suyo y largos planos secuencia y qué se yo. Que si, que los actores clavan el papel, para que nos vamos a engañar, pero podrían clavarlo en 15 minutos en vez de en tres horas y así daría tiempo a contar más cosas en los guiones -prácticamente inexistentes, que no dejan de ser una excusa para que se luzcan los actores-. Y vale que la fotografía es buena y tal, pero debería estar al servicio de la historia y no al revés. No tengo ni idea de si la película es buena o no porque no se suficiente de cinematografía, así que esto no deja de ser una simple opinión, pero a mi me ha parecido un tostonazo.

Erase un futuro apocalíptico en que la población se ha convertido en zombies por obra y gracia de un hongo que se aloja en el cerebro. Los supervivientes, por su parte, han pasado a organizarse bajo una dictadura militar. Y la última esperanza de la humanidad reside en una niña, que porta el hongo, pero no ha pasado al estado animal que caracteriza a los infectados. Claro, que cuando tienes un portador y quieres investigar una cura ... Bajo estas premisas comienza The Girl With All the Gifts, que mucha gente considera una vuelta de tuerca original a la tradicional cinta de zombies. Salvo, claro está, que te hayas jugado el magnífico The Last of Us (Naughty Dog), que cuenta poco más o menos la misma historia, pero mucho mejor. Es más, los puntos donde ambas historias divergen un poco más es donde esta película se aproxima peligrosamente a Soy Leyenda (la original, no la de Will Smith), por lo que la originalidad es muy, muy relativa. Por lo demás, resulta pasable, aunque un tanto lenta: el peso de la película lo llevan básicamente cuatro actores y tampoco es que profundicen en la personalidad de ninguno, aparte de Melanie. Puestos a "homenajear", yo hubiera pagado por el guión del videojuego y habría salido algo mucho mejor.

He aquí una de esas películas que tienes que ver hasta el final para encajar del todo lo que has visto. En general, bastante lenta, pero llevadera porque los actores se lucen en conjunto. Y es que cuando en una película estás comprobando qué tienes a mano para abrirle la cabeza al que hace de malo, algo tienen que estar haciendo bien. La historia es relativamente sencilla: Amy Adams no anda muy contenta con su vida, y eso que es rica, tiene un marido guapo, un trabajo en una galería de arte pija y una hija de portada del Cosmopolitan. Claro, que el marido la engaña, lo que hacen en la galería poco tiene que ver con el arte y la hija pasa divinamente de su madre. Al menos, sigue siendo rica. La trama arranca cuando recibe un manuscrito con la novela de su primer marido (Gyllenhaal), al que plantó en su momento por pobre y perdedor. La novela trata de un tipo más bien tirando a pasivo al que un grupo de maleantes tejanos saca de la carretera, golpea, secuestra a su mujer y a su hija y deja tirado en medio del desierto. Aprovechando que tiene insomnio y que su marido actual está pegándosela en un hotel en ese momento, Adams se traga la historia del tirón y no puede evitar obsesionarse con la trama, los personajes y cómo de distinta habría sido su vida de no haber dejado a Gyllenhaal. La película avanza en paralelo lo (poco) que pasa en la vida de Adams con lo (mucho) que pasa en la novela y las reflexiones sobre por qué a veces decidimos hacer las cosas que decidimos y la culpa que acarreamos con ello. Ya no se cómo contar más sin spoilers, así que ...

Aunque Supergirl no es una serie que vaya a pasar a la historia ni nada por el estilo, debo reconocer que ha acabado ganándome, principalmente por dos motivos. El primero, es que Melissa Benoist borda el papel de Kara Danvers Y ("Y" con mayúscula) el de Supergirl. En muchas películas/series de superhéroes es fácil encontrarse con un actor que lleva bien una u otra identidad, pero no tal habitual que sea creíble en las dos, como es aquí el caso, hasta el punto de que incluso aunque las diferencias entre ambas sean ridículas, llegas a creerte que de el pego (sirva como ejemplo el Superman de Christopher Reeve). La segunda es que recupera el tono de los superhéroes de hace años, esos que no tenían pasados oscuros, ni estaban atormentados, ni se pasaban la vida debatiéndose en monólogos internos (como ocurre, por ejemplo, en Arrow). A veces a una le apetece algo sencillo que te deje buen cuerpo y fe en la humanidad. Sin embargo, la subo del 6 que probablemente se merece a un 7 por la enorme cantidad de guiños a los lectores de comic que hay distribuidos de forma gratuita (es decir, el que no sepa de tebeos no se enterará, ni falta que le hace). Para muestra, unos cuantos (sin spoilers):

-El personaje de Cat Grant, de la época de John Byrne en Superman, que redime a Calista Flockhart a mis ojos. Chop, chop.
-El montón de supervillanos casi completamente desconocidos que introducen perfectamente en los distintos episodios, desde Silver Banshee hasta Roulette. Es divertidísimo empezar a especular cuando aparece un personaje nuevo qué supervillano va a ser
-Wonder Woman (Lynda Carter) como presidenta de los Estados Unidos ("si el Air Force One te impresiona, deberías ver mi otro jet")
-Superman (Dean Cain) y Supergirl (Helen Slater) como padres de las hermanas Danvers.
-Recuperar los guiones de tebeos prácticamente desconocidos, como aquel especial de Alan Moore ("For the Man Who Has Everything")

En conclusión, como mínimo los lectores de Superman y series relacionadas deberían pasárselo genial con esta serie. ¡Pero que nadie espere House of Cards o Juego de Tronos!

NOTA: Esta crítica la escribí viendo la primera temporada, antes de que la serie se pasara a CW. En su recorrido en CW le bajaría la nota a un 2-3 dependiendo de los episodios. De las temporadas 2 en adelante, apenas se salvan uno o dos episodios como pasables, el resto son mediocres o, en el caso de las últimas temporadas, directamente malos. La culpa mayoritariamente de los guionistas o de la cadena, que aplica el tampón de clonar a todo lo que toca. Si te estás planteando verla, hazte un favor y quédate en la primera temporada.

Basada en un tebeo, como parece venir siendo habitual últimamente, Wynonna Earp cuenta la historia de una descendiente del célebre pistolero que, al volver a su pueblo natal después de años dando vueltas por el mundo en plan chica malota, rebelde y descarriada, se encuentra con que le ha caído la responsabilidad de acabar con los cadáveres reanimados de todos los enemigos que liquidó Wyatt, que tienen la mala costumbre de concentrarse alrededor del pueblo en el denominado Triángulo Fantasma.

SyFy sigue en la línea de sus producciones de la última época: partiendo de una base (guión) que podría dar de si, la serie se queda corta en prácticamente todos los aspectos: personajes planos y sobreactuados, escenarios muy limitados, efectos especiales muy justos, diálogos muy tontorrones, tratamiento casi cómico a situaciones que deberían ser dramáticas ... Estilo Lost Girl, por poner un ejemplo. Hay que entender que SyFy no es HBO ni Netflix y que los presupuestos son los que son, pero al menos los diálogos y los guiones de los episodios en general podrían cuidarlos más sin -creo yo- costes excesivos. Es una pena, porque se entrevén unas cuantas ideas buenas y algunas escenas salvables aquí y allá, pero entre unas cosas y otras acaba no mereciendo la pena.

Argumento: dos chicas y su padre viven en una casa en mitad de un bosque a tres días andando del pueblo más cercano, cuando de repente se corta por completo el suministro eléctrico. ¿Qué puede salir de aquí? Montones de cosas. ¿Qué sale en realidad? Absolutamente nada. Y eso que las dos actrices que cargan con el peso de la película (el resto de personajes son escasos y circunstanciales) bordan sus respectivos papeles, pero es que de donde no hay no se puede sacar. Estamos en una de esas películas en las que no pasa absolutamente nada. ¿Que se ha acabado la energía en Estados Unidos? Pues nada, nos sentamos a esperar a ver si pasa algo. Con meter de vez en cuando alguna escena de un minuto (pausada por violenta que sea, no vaya a que el espectador se lleve un sobresalto) para darle a las protagonistas algo de que hablar durante la siguiente media hora ...
No se por qué, estaba yo en que esto sería una película de ciencia ficción. O de supervivencia. O de algo. Creo que me voy a volver a jugar el Last of Us: también sale Ellen Page (a su pesar) y tiene mucho más argumento.

Y es que si bien poco o nada añade Rogue One a la trilogía original de Star Wars, tampoco es que las otras ¿4 películas ya? lo hayan hecho mucho mejor. Al menos, esta no es un calco de La Guerra de las Galaxias como la que sacaron el año pasado, pero tampoco es que cambie mucho la fórmula (ver zona spoiler). Problemas que vengo encontrándole a las últimas películas que han sacado (o más bien a todo salvo la primera trilogía):

-Los efectos especiales son tremendos, las naves, los vehículos y las tomas de combate cada vez más espectaculares y los escenarios tremendos, pero ¿de verdad hace falta alargar las escenas de batalla tres cuartos de hora? ¿de verdad, de verdad?
-Los personajes prácticamente no tienen carisma ninguno. En Star Wars, a los dos minutos de aparecer Han Solo ya no quieres que le pase nada. Ahora lo que le pase a los personajes te da un poco igual
-Los diálogos no tienen chispa. Comparemos la mejor frase (si es que alguien recuerda alguna) de Rogue One con el "Vaya un rescate" de Leia o el de "no hay que soliviantar a los wookies".
-Los guiones sistemáticamente intentan copiar con mayor o menor fidelidad al de la Guerra de las Galaxias (y meter tantos guiños como sea posible, porque al menos eso lo agradecemos los fans).

En cualquier caso, supongo que el mayor problema de esta película es que ya no tengo 8 años y, por tanto, no soy público objetivo. Por no ser tan negativa, decir que las escenas de naves y acción están bastante bien rodadas, que hay unos cuantos guiños simpáticos a la primera trilogía (y algunas apariciones curiosas) y que, en general, se deja ver, cosa que en la segunda trilogía no pasó. En fin, para echar el rato y, eso si, ver en cine.

Hay películas buenas, películas malas y películas en que te quedas con ganas de darle una paliza al director y cortarle las manos a los guionistas. No le doy un 1 a esta porque (desgraciadamente) he visto cosas peores que copan el fondo de escala, pero con ganas me quedo. Entiendo que en Hollywood ya no saben que sacar y parece que se han atascado en los 80, pero si te vas a copiar de algo, al menos hazlo bien como en Stranger Things y no produzcas esta bazofia. El guión es casi inexistente, los diálogos podría haberlos escrito mejor un crío de 5 años y cuando alguien se marca una frase para decir que mercado (Hotel Mercado) es mesa (table) en español, no es que no busque coherencia, es que ni siquiera es capaz de tirar del Google translator. Por no indicar que cuando ya no saben como acabar la película se sacan de la manga un deux ex machina descomunal: ¿para qué quiere nadie un reactor nuclear en un coche que durante toda la película sirve únicamente para transportar equipo? Los personajes son todos patéticos y los pocos que se podían salvar, como Holtzman o Kevin, están tan sobreactuados que dan pena. Lo único medio potable que fue sacar al casting original (supongo que no les dejarían el guión entero o más de uno se habría negado) está metido con calzador. Y, además, los fantasmas parecen de atrezzo: están ahí repitiendo el mismo movimiento una y otra vez como si se les hubiera atascado el 3D studio hasta que llega alguien a capturarlos. Y no hablemos del malo y su plan. En fin, dos horas perdidas de mi vida. Creo que voy a volver a ver la original.

Simple, pero entretenida. ¡Hay que ver lo que da de si la tontura! Porque ¿qué hay más tonto para meterse a robar de noche en la casa aislada -aisladísima- de un ex-marine ciego y paranoico con un cabreo monumental a sus espaldas? Pues meterse en la casa de un ex-marine de ese tipo con un pedazo de pitbull de los que obviamente no han educado para ser vegetarianos. Y, ya de paso, en vez de linternas se apaña uno con la luz del móvil, que, como todo el mundo sabe, no gasta batería ni nada. No cuento más porque ya sería spoiler, pero es fácil imaginarse por donde van a ir los tiros. Me ha recordado un poco a The Green Room, aunque más comedida. Para estar rodada en un puñado de habitaciones y poco más, la acción da bastante de si y los sobresaltos están bien distribuidos. Recomendable para pasar un rato entretenido.

SyFy últimamente debería replantearse muchas, muchas cosas. Veamos. Ascension empieza bien; a pesar de que la mayoría de los actores lo más que consiguen es salir del paso, no hay que olvidar que esto es una miniserie para la tele y por lo menos cumplen. La historia se desarrolla en una nave lanzada desde la Tierra en los 60 con destino Próxima Centauri. Como en esa época, de sueño criogénico nada de nada, la idea es que los habitantes de la nave hagan el equivalente a vida normal y en tres generaciones se planten en ese sistema. Evidentemente, esto conlleva una serie de adaptaciones sociales, nuevas reglas y normas para que 500 personas puedan sobrevivir en un entorno cerrado durante 100 años. Y entonces la serie arranca con el asesinato de una chica en la nave, donde todo el mundo se conoce. Hasta aquí vamos bien y, de hecho, el primer episodio cumple sin problemas y el argumento tiene los suficientes giros como para que una quiera seguir viendo capítulos a pesar de que hay algunos diálogos y situaciones que no se sostienen, algunos personajes sinceramente habría que echarlos al espacio y usan demasiado el deus ex machina cuando no saben como salir del paso. Sin embargo lo peor, peor, peor de todo con diferencia, y esto entra dentro de la política de los últimos tiempos de SyFy es que la miniserie no termina. ¿En serio? ¿No son capaces de ponerle un final de verdad a algo que se ha definido como una miniserie de 6 episodios? Entiendo como la primera la necesidad de dejar las puertas abiertas a continuar una serie por si pega un pelotazo, pero acabarla en un cliffhanger es como para no volver a ver nada que produzca esta gente (cosa que ya debería haber hecho después de ver el final de Almacén 13). Es lo mismo que está pasando con los libros, que ahora vienen en macrosagas larguísimas por si alguna consigue ser el siguiente Juego de Tronos, pero no hay problema: si las ventas no superan las expectativas, pues se cortan y ya está. Y al desgraciado que había invertido su tiempo en los primeros volúmenes, mala suerte.

En fin, porque es ciencia ficción y la línea argumental básica me sigue pareciendo original a pesar de todo, le doy un 6. Pero avisados quedáis de que acaba abruptamente.

Debo confesar que no me he leído esta saga, así que no se si la culpa es de los libros o -mucho más probable- de la MTV, pero a pesar de que he esperado hasta el episodio 6 antes de opinar, esta serie sigue sin haber por donde cogerla, y eso que siendo de espada y brujería ya llevaba bonificador desde mi punto de vista.

La cosa va de un futuro post-apocalíptico (otro más) en que por alguna razón que no sólo no viene al caso sino que al parecer da igual, los humanos en vez de (semi) extinguirse se han mutado ni más ni menos que en las razas del Señor de los Anillos. Y eso desde el punto de vista del guión está bien porque con cuatro efectos por ordenador puedes rodar en el descampado de detrás de tu casa (aunque está claro que es Nueva Zelanda, porque tiene los mismos fondos que Xena) y porque así le coloques una espada molona a quien sea, lo mismo da que el vestuario consista en unas botas, unas mallas y una camiseta del Carrefour. Para compensar, y como es MTV, pues si te apetece, le pones de fondo a los elfos a Coldplay en vez de una marcha épica y todos tan contentos.

A esto hay que sumarle lo sosos y planos que son prácticamente todos los personajes y el cuajo que tienen encima los dos que más cámara chupan, la princesa y el mago. Eso si, lo compensamos con ese pelazo que tienen absolutamente todos (menos los demonios malos, pero sólo porque son calvos) que lo mismo da que lleven 6 noches durmiendo en el bosque que el que acabe de atacarlos el bicharraco de turno, ellos siempre tienen el maquillaje recién aplicado. En serio, esa gente ¿cómo sobrevive 5 minutos después de salir de su casa?

Por último, señalar que guión y diálogos parecen sacados de una partida de rol. De las malas: "Hay un destino ominoso que se cierne sobre ti y los tuyos" "¡Crítico!" "Eres el héroe/heroína prometido y tienes el poder de detenerlo" "ups ... pifia" "Lamentablemente, no tienes ni idea de nada, y además el resto del grupo tampoco." Igual si no hubierais metido todos los puntos en Carisma, niñatos ...

Creo que a estas alturas a nadie le va a sorprender que Di Caprio sea un actor magnífico. Ni le va a extrañar que González Iñarritu haga maravillas con la cámara y se venga arriba con los travellings en los estupendos exteriores donde se rodó esta película. Lo que de verdad no entiendo, ni nunca entenderé, igual porque soy de poca paciencia y pronta al aburrimiento es por qué demonios se empeñan en el Hollywood actual en sacar de dos líneas de guión películas de dos horas y media. Esta, por ejemplo, podría haber estado bien de haber durado una hora y veinte. Pero no, cuanto más larga mejor. En lo que se viene llamando papel para los Oscars, tenemos metraje y metraje de Di Caprio pasándolo fatal, arrastrándose por la nieve y llevándose malos ratos a mogollón y, no me entendáis mal, lo hace realmente bien, pero ... ¿dónde está el ejercicio de síntesis que una buena película debería al menos intentar? Recuerdo con nostalgia el cine clásico, donde en hora y media te enterabas del pasado de los protagonistas, la vida de los secundarios, la historia que estaban contando y la sociedad de la época como si te hubiesen puesto una temporada entera de una serie actual. Por poner ejemplos, Con Faldas y a lo Loco, Historias de Filadelfia o Un Gangster para un Milagro. Ahora lo único que sacas de una de estas películas "para los Oscars" es: "ala, que bueno es el actor/actriz principal". Parece que se interpreta al servicio de demostrar lo bueno que uno es en lugar de para contar una historia. Yo que se, me estaré haciendo mayor, pero a partir de la primera hora me aburrí para morirme. Recomendada para amantes de los exteriores y de las interpretaciones profundas. El resto (como yo), id a ver una de Pixar.

Los fans de Marceline estamos de suerte. Esta miniserie, que forma parte de la séptima temporada de Hora de Aventuras, se centra precisamente en la Reina de los Vampiros, y además revela una serie de datos sobre su pasado como la identidad de su madre, cómo se transformó en vampira y cómo consiguió el título de reina. Además, de fondo aparecen datos nuevos sobre la vida después de la guerra "de los champiñones", antes de que los humanos se extinguieran, y, por supuesto, más información sobre la relación de Marceline y Simon. Se nota aquí y allá la mano de Rebecca Sugar, que volvió a la serie de forma puntual para dar voz a la voz de Marceline y componer la canción Everything Stays (aunque seguramente metió más mano, si tenemos en cuenta los episodios que había hecho hasta ahora y por dónde se mueve esta miniserie). Tremendos los personajes de los vampiros. Y estupendo storytelling. Si quitáramos el surrealismo habitual de Hora de Aventuras (yo no lo quitaría nunca, claro) algunas escenas hasta podrían dar miedo.

Después de sufrir esta película durante un par de horas, sólo me he quedado con unas pocas cosas: i) qué cansado eso de subir a montañas altas; ii) anda que no hace frío ahí arriba; y iii) las ganas de jugarse el pescuezo para sacarse un selfie en una cornisa. Y es que el mensaje de la película viene a ser Manolete, Manolete, si no sabes torear ¿para que te metes?. Esto se centra en una agencia de viajes especializada en subir individuos al Everest por 60000 pavos la experiencia, e, increíble como pueda parecer es una historia real de hace unas décadas. Ahí en parte está el problema: las historias reales no dan para cintas de acción y, generalmente, se mueven por derroteros muy delimitados. Para empezar, los límites de lo humanamente posible y, de hecho, de la condición humana también. A nivel de guión, esta película es lenta, lenta, lenta, ya que el 80% de la cinta son los preparativos y la subida (agónica) a la montaña. Podría haber dado para caracterizar a los personajes y cogerles cariño, pero la verdad es que meten tanta gente que, no sólo no te acaban de importar, sino que ni siquiera los distingues: "Scott ya no está" ¿Y quién narices era el Scott ese?. De hecho, por alguna razón se empeñan en sacar secundarios de lujo para escenas de 5 minutos que te confunden más aún. ¿En serio era necesaria Keira Knightly para responder al teléfono desde casa en tres ocasiones?. El punto fuerte de la película son, claro está, los paisajes. La moraleja es clara, los turistas a veces somos muy idiotas y donde hay negocio, hay oferta, pero se pierde en algún momento ante la lentitud de la acción. Carne de estrenos TV, gente.

Empezaremos diciendo que no encuentro razón para transformar un libro de 200 y pico páginas en dos películas de un par de horas cada una. Claro, que después de sacarse tres del librito del Hobbit, supongo que todo es posible. Lo que no tiene perdón divino es haber hecho la división que han hecho con Sinsajo: en la primera película no pasa prácticamente nada y en la segunda cortan toda la chicha menos las escenas de acción y las conversaciones a tres bandas entre Katniss y sus dos pretendientes, como si de una variante de Crepúsculo se tratase.

Ya la primera película pasó muy por encima de aspectos básicos del libro, como la dictadura capitalista que se instala después de la guerra nuclear, como en los distritos especializados en producción de cualquier cosa que no sea comida, soldados y caprichos para el capitolio la gente está a un telediario de morir de hambre e incluso por qué Katniss tiene esa mala baba que la acompaña hasta las últimas 5 líneas de Sinsajo. En Sinsajo 2 y su predecesora se pasan por alto los tintes políticos del régimen contrario, dictadura comunista, que básicamente adolece de los mismos problemas y, de hecho, coincide en gran parte en soluciones con su antagonista.

Por otro lado, como en Sinsajo 1 apenas cuentan nada, para conseguir llegar al final han tenido que cargarse partes básicas del libro, incluyendo casi todos los diálogos entre Katniss y los secundarios, que son precisamente los que le dan profundidad a los personajes, permiten entender el entorno y te crean inquietudes sobre la distopía que presentan los libros y hacia donde nos estamos moviendo como sociedad en la actualidad.

Finalmente, mientras que en los libros queda claro que la única motivación que Katniss tiene para actuar es su hermana, en pantalla han conseguido desviarlo todo a una historia de amor a tres bandas que me temo que ni siquiera queda muy convincente.

En resumen, un fracaso como adaptación -salvo En llamas no salvo ninguna película de la saga- y un tanto aburrida como película en si misma, aunque con algunos puntos positivos, como los últimos 10 minutos de acción antes del alargadísimo final y las actuaciones de Sutherland, Harrelson y Moore, que clavan sus respectivos personajes.

Alguna cosa más en crítica con spoiler por si acaso ...