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Voto de rouse cairos:
7
6,8
17.012
Thriller. Intriga. Drama
Un joven escritor de Nueva York es enviado a la sureña localidad de Savannah para informar sobre la prestigiosa fiesta de Navidad de un adinerado y excéntrico personaje local llamado Jim Williams. Cuando éste se ve implicado en un turbio caso de asesinato, entonces el escritor decide investigar por su cuenta lo ocurrido, lo que le permitirá conocer a fondo el ambiente y los estrafalarios personajes del lugar. (FILMAFFINITY)
30 de julio de 2010
66 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es el film más atípico y complejo que he visto del maestro cineasta, tal vez porque está basado en un suculento best-seller, donde la trama se compone de múltiples historias que se cruzan en la ciudad de Atlanta, con su inequívoco sello del sur estadounidense.
La intriga gira en torno a un excéntrico millonario sureño de ambigua sexualidad (K.Spacey), con características de nuevo rico: es un anfitrión al estilo del Gran Gatsby, coleccionista de antigüedades y obras de arte. Un joven periodista venido del Norte (J.Cusack) llega contratado por él, para la frívola tarea -muy bien paga- de redactar apenas 500 palabras sobre una de sus fiestas. El recién llegado queda cautivado por el universo social que encuentra, al cual describe a un amigo como: "Esto es igual a 'Lo que el viento se llevó', pero en versión surrealista". Y es esta versión surreal la que empieza a filtrarse en los diferentes tonos de la película, que tiene características del thriller, donde se incluye también un típico juicio con argumentos a favor y en contra, estrados y banderas norteamericanas. Aunque por momentos el film pasa a un abierto clima de comedia (como todas las escenas donde trabaja Mrs Chablis, un divertido y sensual travesti negro). Como si esto no fuese ya demasiado, se introducen elementos esotéricos propios del film de misterio, como ritos y creencias de la subcultura del vudú, a partir de una hechicera gorda y negra como son las nanas sureñas.
Muchos hilos y subgéneros son los que van estirando y dilatando más allá de lo ideal en una trama tan ambiciosa, que se volvería inmanejable de no tener por detrás el sólido oficio de Clint. De todo ello y por sobre todo, prevalece una mirada irónica respecto de ese microcosmos social marcado por una doble moral: la ambigüedad no solamente envuelve a la sexualidad sino a la justicia: la condena del vudú será distinta al veredicto del falible jurado.
Algo curioso es que no existe un protagonismo excluyente, sino varios secundarios con su minuto de gloria. Desde las breves apariciones de Jude Law en adelante. Eso sí, el travesti negro desplaza a todos en su happy hour. Y esto también define el tono más risueño, por el que parece inclinarse Clint Eastwood, quien parece disfrutar en medio de una trama babilónica que se vuelve difícil de manejar. Así las cosas, es comprensible que los actores principales no se destaquen demasiado: Kevin Spacey y John Cusack están por debajo de su nivel de excelencia. Es una película-ómnibus, donde hay demasiado para contar y se pasa de un asesinato a un juicio; de un salón de baile a las tinieblas de un cementerio, del suspenso del thriller a los enredos graciosos de la comedia. Pero siempre con el respaldo del oficio para filmar, junto a una memorable banda sonora a ritmo de jazz y blues.
La intriga gira en torno a un excéntrico millonario sureño de ambigua sexualidad (K.Spacey), con características de nuevo rico: es un anfitrión al estilo del Gran Gatsby, coleccionista de antigüedades y obras de arte. Un joven periodista venido del Norte (J.Cusack) llega contratado por él, para la frívola tarea -muy bien paga- de redactar apenas 500 palabras sobre una de sus fiestas. El recién llegado queda cautivado por el universo social que encuentra, al cual describe a un amigo como: "Esto es igual a 'Lo que el viento se llevó', pero en versión surrealista". Y es esta versión surreal la que empieza a filtrarse en los diferentes tonos de la película, que tiene características del thriller, donde se incluye también un típico juicio con argumentos a favor y en contra, estrados y banderas norteamericanas. Aunque por momentos el film pasa a un abierto clima de comedia (como todas las escenas donde trabaja Mrs Chablis, un divertido y sensual travesti negro). Como si esto no fuese ya demasiado, se introducen elementos esotéricos propios del film de misterio, como ritos y creencias de la subcultura del vudú, a partir de una hechicera gorda y negra como son las nanas sureñas.
Muchos hilos y subgéneros son los que van estirando y dilatando más allá de lo ideal en una trama tan ambiciosa, que se volvería inmanejable de no tener por detrás el sólido oficio de Clint. De todo ello y por sobre todo, prevalece una mirada irónica respecto de ese microcosmos social marcado por una doble moral: la ambigüedad no solamente envuelve a la sexualidad sino a la justicia: la condena del vudú será distinta al veredicto del falible jurado.
Algo curioso es que no existe un protagonismo excluyente, sino varios secundarios con su minuto de gloria. Desde las breves apariciones de Jude Law en adelante. Eso sí, el travesti negro desplaza a todos en su happy hour. Y esto también define el tono más risueño, por el que parece inclinarse Clint Eastwood, quien parece disfrutar en medio de una trama babilónica que se vuelve difícil de manejar. Así las cosas, es comprensible que los actores principales no se destaquen demasiado: Kevin Spacey y John Cusack están por debajo de su nivel de excelencia. Es una película-ómnibus, donde hay demasiado para contar y se pasa de un asesinato a un juicio; de un salón de baile a las tinieblas de un cementerio, del suspenso del thriller a los enredos graciosos de la comedia. Pero siempre con el respaldo del oficio para filmar, junto a una memorable banda sonora a ritmo de jazz y blues.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De las palabras y conjuros de la hechicera negra deviene el extraño título: en la mitad de la noche y cuando algo no está claro, los muertos requieren de media hora para una mirada desde el bien y otra media para el mal. Además, en este film coral tampoco se excluye el hilo de una pequeña historia sentimental con idas y vueltas que involucran al guapo periodista y a la bonita hija de Clint (Alison Eastwood).
Son memorables la secuencia del baile en sociedad donde contrasta el sensualísimo travesti con el formalismo y las convenciones, triunfando el tono de comedia y la risa en clave de crítica social. También son deliciosas algunas líneas de diálogo, como el de la pequeña escena en la florería ¿o invernadero? entre el joven periodista y la florista, donde se compara al amor con las características de las flores. Ni qué hablar de algunas frases puestas en boca de la hechicera, sobre acercarse a los muertos para conocer la totalidad de las verdades humanas.
Son memorables la secuencia del baile en sociedad donde contrasta el sensualísimo travesti con el formalismo y las convenciones, triunfando el tono de comedia y la risa en clave de crítica social. También son deliciosas algunas líneas de diálogo, como el de la pequeña escena en la florería ¿o invernadero? entre el joven periodista y la florista, donde se compara al amor con las características de las flores. Ni qué hablar de algunas frases puestas en boca de la hechicera, sobre acercarse a los muertos para conocer la totalidad de las verdades humanas.