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Voto de Don Hantonio Manué:
8
7,2
9.280
Thriller. Drama
El marchante americano Tom Ripley (Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann, un humilde fabricante de marcos (Bruno Ganz) que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, acaba aceptando el trato. (FILMAFFINITY) [+]
19 de junio de 2021
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuanto menos sorprendente (o igual no tanto) el enfoque dado por Wenders al personaje de Patricia Highsmith, convertido en una especie de cowboy errante por un entorno que no le pertenece, igual que la propia película sigue los caminos mil veces recorridos de un género puramente clásico y americano, pero trasplantado a un ambiente del viejo continente (igual que años atrás hiciera gente como Melville) como es el de la ciudad de Hamburgo (recuperado para aquella El hombre más buscado).
La peculiar amistad que se establece entre Ripley (Denis Hooper) y el prota (Bruno Ganz) parece trazar una equivalencia entre dos hombres distintos a rabiar, pero igualmente desubicados, buscando no saben muy bien el qué.
La peculiar amistad que se establece entre Ripley (Denis Hooper) y el prota (Bruno Ganz) parece trazar una equivalencia entre dos hombres distintos a rabiar, pero igualmente desubicados, buscando no saben muy bien el qué.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las motivaciones tras la trama de crímenes y mafias son muy humanas; el asesino y marchante de arte es un individuo extraño e imprevisible, un tanto demoníaco, pero también alguien solitario, que encuentra lo que anhela en un tipo honrado, de existencia tranquila y sin sobresaltos, un sutil artesano que hallará la solución a sus problemas ejerciendo de improvisado sicario…
Ciertas pistas, como la risotada maligna, podrían indicar que algo en él hasta entonces dormido se ha despertado (nos lo presentan moviéndose torpemente y topándose con obstáculos en su propia casa) al entrar en contacto con este mundo.
El ambiente urbano tristón y decadente, con sus calles medio vacías, sus luces de neón irreales, sirve de marco para las andanzas de unos tipos ensimismados, como en un limbo (ese enigmático Nicholas Ray que está vivo y a la vez muerto) de diversas nacionalidades e idiomas. La secuencia del primer asesinato, memorable y muy bien resuelta mediante la acumulación de tensión y el lenguaje no verbal. Da que pensar el detalle de las cámaras de vigilancia, como la grabadora y la polaroid de Ripley, o los pequeños papeles reservados a cineastas míticos; imágenes construidas sobre otras imágenes o referentes. Irrumpen el destino y la fatalidad en forma de ambulancia en llamas (imposible recuperación, o redención, para el enfermo), en un final al borde de la nada (la playa, o límite de todos los límites -del bien y del mal, de la vida y de la muerte-).
Ciertas pistas, como la risotada maligna, podrían indicar que algo en él hasta entonces dormido se ha despertado (nos lo presentan moviéndose torpemente y topándose con obstáculos en su propia casa) al entrar en contacto con este mundo.
El ambiente urbano tristón y decadente, con sus calles medio vacías, sus luces de neón irreales, sirve de marco para las andanzas de unos tipos ensimismados, como en un limbo (ese enigmático Nicholas Ray que está vivo y a la vez muerto) de diversas nacionalidades e idiomas. La secuencia del primer asesinato, memorable y muy bien resuelta mediante la acumulación de tensión y el lenguaje no verbal. Da que pensar el detalle de las cámaras de vigilancia, como la grabadora y la polaroid de Ripley, o los pequeños papeles reservados a cineastas míticos; imágenes construidas sobre otras imágenes o referentes. Irrumpen el destino y la fatalidad en forma de ambulancia en llamas (imposible recuperación, o redención, para el enfermo), en un final al borde de la nada (la playa, o límite de todos los límites -del bien y del mal, de la vida y de la muerte-).