19 de noviembre de 2016
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa y cínica pieza de cámara que te vende o da hiel en forma de miel.
Al principio desconcierta tanta cara y tanto nombre, después intriga, divierte y cansa tanta chanza y tanta charla, finalmente alegra, nos encanta que los planes salgan la mar de bien.
Retrato de una arpía con todas las letras. Abismal, infalible, precisa como una cuchilla, sagaz como un hurón, feliz como una leona. Nada se le escapa ni perdona, es un pozo de ambición sin fondo. Estratega, lianta, retorcida y manipuladora. Brillante e implacable. Muy conspiradora.
Clase alta, final del siglo dieciocho y el posible o seguro casamiento como zona minada, de mucha y variada guerra; transacción y trapicheo. El dinero como fin y el placer como sentido.
Diálogos acerados, buenas interpretaciones y sabia utilización de la música. Quizás se nota en demasía su origen epistolar y por momentos se atasca con tanta explicación; también es cierto que la frivolidad o superficialidad aparentes pueden llegar a confundir e irritar, pero es un sano y brillante ejercicio de crueldad irónica, una reflexión torcida sobre las relaciones humanas en su profunda estupidez y falta de escrúpulos por parte de los participantes/contrincantes.
Aquí los hombres quedan por los suelos y son ellas las directoras del teatro de marionetas. Ganan por goleada en cuanto a carácter, inteligencia y malas intenciones. Ellos son apenas risibles peleles manejados como títeres; seres vanidosos y débiles que bailan, sin darse cuenta los pobres y miserables, al son que ellas marcan. Muy especialmente la reina madre de esta función, Lady Susan en todo lo alto; insuperable como habilidosa y pérfida intrigante.
Bien. Simpática, afilada y maliciosa. Correcta y modesta. Vale.
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