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Voto de ddarko_1980:
8
7,2
24.420
Drama
El 2 de marzo de 1974, el joven anarquista Salvador Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante "garrote vil". Ésta es su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de dar mucho juego (cinematográficamente hablando), la historia política y social de nuestro país sigue siendo un tema que levanta muchas ampollas. Y, aunque Huerga tiene a bien no convertir al protagonista en un mártir, todavía habrá quien critique que en España sólo se hacen películas izquierdistas.
Daniel Brühl sale indemne (tal vez sería más correcto decir fortalecido) de la complicada tarea de dar vida a Salvador, un joven activista anarquista que se dedica (junto a otros compañeros) a atracar bancos para donar el dinero a su causa. Pero acaba en prisión tras una emboscada en la que un policía (Carlos Fuentes) pierde la vida, siendo condenado a pena de muerte.
Al final, que este trabajo guste más o menos dependerá de las ideologías de cada uno, a pesar de que sus cualidades, más allá de cierto discurso político y social (no tan obvio como podría parecer), son numerosas e innegables. Así, sobresalen sus actores (especialmente Brühl), todo su apartado técnico (su banda sonora, su fotografía o su impecable ambientación) o la sobresaliente labor del director, quien, a través de continuos saltos en el tiempo (que sirven tanto para dar entidad al relato como para agilizarlo), nos narra con pulso y mucho talento (su puesta en escena es excepcional) un fragmento histórico tan controvertido. El resultado final es francamente estimulante.
Daniel Brühl sale indemne (tal vez sería más correcto decir fortalecido) de la complicada tarea de dar vida a Salvador, un joven activista anarquista que se dedica (junto a otros compañeros) a atracar bancos para donar el dinero a su causa. Pero acaba en prisión tras una emboscada en la que un policía (Carlos Fuentes) pierde la vida, siendo condenado a pena de muerte.
Al final, que este trabajo guste más o menos dependerá de las ideologías de cada uno, a pesar de que sus cualidades, más allá de cierto discurso político y social (no tan obvio como podría parecer), son numerosas e innegables. Así, sobresalen sus actores (especialmente Brühl), todo su apartado técnico (su banda sonora, su fotografía o su impecable ambientación) o la sobresaliente labor del director, quien, a través de continuos saltos en el tiempo (que sirven tanto para dar entidad al relato como para agilizarlo), nos narra con pulso y mucho talento (su puesta en escena es excepcional) un fragmento histórico tan controvertido. El resultado final es francamente estimulante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aunque algunos personajes quedan ligeramente desdibujados, véase el carcelero (Leonardo Sbaraglia) que, contra todo pronóstico, acaba trabando amistad con Salvador, el director tienen a bien ni idealizarlos ni explayarse descaradamente en las secuencias más duras (sirva como ejemplo la muerte de nuestro protagonista).