Media votos
6,9
Votos
1.641
Críticas
38
Listas
17
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Antonio Elx:
9
8,0
9.195
Romance. Drama
Viena, 1900. Stefan Brand, un famoso pianista, recibe una carta de una mujer con la que mantuvo, en el pasado, una relación amorosa que ya no recuerda. Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película desprende magia en todo momento, ya desde el principio la historia te atrapa y capta tu atención con esa misteriosa carta de una desconocida…
Parece que realmente sea así, cómo si la carta viniera de una completa desconocida a la que no conoce absolutamente de nada, pero el flashback entra en escena y nos empieza a descubrir la historia y la tragedia que se esconde tras unos primeros compases de alegría, picardía y miradas. El tono sentimental de la película empieza en tono jovial y se va apagando hacia uno de tristeza y arrepentimiento.
Este melodrama emociona de manera convincente, no cae en cursiladas ni en situaciones extra-sensibleras.
Parece que realmente sea así, cómo si la carta viniera de una completa desconocida a la que no conoce absolutamente de nada, pero el flashback entra en escena y nos empieza a descubrir la historia y la tragedia que se esconde tras unos primeros compases de alegría, picardía y miradas. El tono sentimental de la película empieza en tono jovial y se va apagando hacia uno de tristeza y arrepentimiento.
Este melodrama emociona de manera convincente, no cae en cursiladas ni en situaciones extra-sensibleras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La historia de Liza (interpretada maravillosamente por Joan Fontaine) es la de un amor puro y fiel pero que es destructivo y sólo lleva al sufrimiento a los dos amantes (antes o después los dos se verán destruidos por él).
Liza se enamora rápidamente de Stefan, desde que es adolescente se fija en él y lo hace todo para que él finalmente se fije en ella y empiecen una bonita relación. Todo es de color rosa en sus vidas hasta que Stefan coge ese tren para volver en unos días, pero, no se sabe bien por qué, ni a Liza ni a los espectadores nos da la impresión de que vaya a volver.
Stefan no aparece, pero a ella le queda el consuelo de tener al hijo de ambos. De nuevo el tren separará a Liza de lo que más quiere en el mundo.
Nuestra protagonista rehace su vida junto a otro hombre, pero, por arte de magia vuelven a encontrarse en una fiesta, ella no lo puede resistir y va con él a su casa. El mayordomo mira en silencio. El pianista le pregunta que si no se conocen, que le suena de algo, no sabe de qué. Detalles que Stefan no logra recordar, más detalles, y Stefan sigue sin recordar…
Estúpido, no recordaste, ahora estás arrepentido, y preguntas a tu mayordomo: ¿Tú la reconociste?
Te entregó un amor sincero y tierno cómo ninguna otra mujer te había dado nunca, ya no te queda nada…
Hay dos escenas que me parecen de una belleza incomparable y dónde, además, Ophuls y Planer consiguen transmitir mediante las imágenes, los fondos y el movimiento de cámara justo lo que percibe el espectador. La primera es cuándo Stefan llega a su casa con una mujer y la cámara se coloca arriba para ver cómo suben por esa escalera. Esta escena se repite cuándo Liza se dirige también hacia su casa, se rueda exactamente igual para crear la sensación de que para Stefan no hay nada especial en su amor y es como si fuera cualquier otra.
Otra escena magistral es la de la estación de tren, el tren se marcha y la siguiente imagen es un primer plano de Joan Fontaine. La misma escena se repite tanto con Stefan cómo con su hijo.
Liza se enamora rápidamente de Stefan, desde que es adolescente se fija en él y lo hace todo para que él finalmente se fije en ella y empiecen una bonita relación. Todo es de color rosa en sus vidas hasta que Stefan coge ese tren para volver en unos días, pero, no se sabe bien por qué, ni a Liza ni a los espectadores nos da la impresión de que vaya a volver.
Stefan no aparece, pero a ella le queda el consuelo de tener al hijo de ambos. De nuevo el tren separará a Liza de lo que más quiere en el mundo.
Nuestra protagonista rehace su vida junto a otro hombre, pero, por arte de magia vuelven a encontrarse en una fiesta, ella no lo puede resistir y va con él a su casa. El mayordomo mira en silencio. El pianista le pregunta que si no se conocen, que le suena de algo, no sabe de qué. Detalles que Stefan no logra recordar, más detalles, y Stefan sigue sin recordar…
Estúpido, no recordaste, ahora estás arrepentido, y preguntas a tu mayordomo: ¿Tú la reconociste?
Te entregó un amor sincero y tierno cómo ninguna otra mujer te había dado nunca, ya no te queda nada…
Hay dos escenas que me parecen de una belleza incomparable y dónde, además, Ophuls y Planer consiguen transmitir mediante las imágenes, los fondos y el movimiento de cámara justo lo que percibe el espectador. La primera es cuándo Stefan llega a su casa con una mujer y la cámara se coloca arriba para ver cómo suben por esa escalera. Esta escena se repite cuándo Liza se dirige también hacia su casa, se rueda exactamente igual para crear la sensación de que para Stefan no hay nada especial en su amor y es como si fuera cualquier otra.
Otra escena magistral es la de la estación de tren, el tren se marcha y la siguiente imagen es un primer plano de Joan Fontaine. La misma escena se repite tanto con Stefan cómo con su hijo.