7 de abril de 2006
355 de 458 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los dos minutos de película te das cuenta de que es una obra maestra.
A la media hora piensas que puede que sea la mejor película que hayas visto jamás.
Una hora después estás convencido de que lo es.
Cuando acaba deseas que venga un ser maligno del espacio exterior y te borre la película del cerebro para poder verla de nuevo por primera vez.
Al día siguiente te pones otra peli de Ford, El Delator, por ejemplo, y el proceso se repite.
Ese era John Ford. El mejor cineasta de todos los tiempos. Sólo Chaplin puede comparársele.
Si te crees un tipo duro e insensible incapaz de soltar una lagrimita viendo una película, te recomiendo que no veas esta peli.
Si eres una chica sensible que llora con "tienes un e-mail", antes de ver "Que verde era mi valle" baja al semáforo de la esquina y cómprale a un rumano tres o cuatro paquetes de Klínex.
En la película hay planos memorables como el del pueblo, dominado por ese monstruo en lo alto que es la mina.
Hay escenas virtuosas, como aquella en que los hijos dejan la casa durante las oraciones.
Hay personajes inolvidables. Hasta el cura moderno y bonachón que interpreta Pidgeon, típico personaje que podría caer en el sentimentalismo fácil y moralista, está, en manos de Ford, inconmensurable. Ídem para el niño, el padre, los hermanos...
Mención a parte el de la madre, una mujer de una pieza.
En fin, yo no tengo ni idea de los aspectos técnicos e históricos del cine, pero sé si una peli me gusta o no. Y distingo una bazofia de una obra maestra. Y este es, sin duda, uno de los mejores dramas que jamás se hayan rodado.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?