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Aventuras. Acción
Guerras napoleónicas, año 1805. Bonaparte domina Europa. Inglaterra consigue resistir porque es la primera potencia naval del mundo. Precisamente por eso los mares se convierten en un crucial y estratégico campo de batalla. En el Atlántico, el Surprise, un navío inglés capitaneado por Jack Aubrey (Crowe), es atacado por sorpresa por un buque de guerra francés. A pesar de los graves daños sufridos por la nave, Aubrey decide navegar a ... [+]
8 de marzo de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve el género de aventuras en los mares del sur. Las Guerras Napoleónicas son el contexto para este viaje por medio mundo que lleva a un enfrentamiento entre ingleses y franceses con sus respectivos navíos. Un clásico, vamos.
Al timón, Peter Weir, siempre eficiente y siempre personal. Algunas transiciones y fundidos son espectaculares, como la del sol entre las aguas, yendo de la alegría a la desesperación en cuestión de segundos. Buenísimo reparto, además, en el que destacaría a un gran Russell Crowe, dominando todas las situaciones y de quien nunca pensé que le quedaría bien el cabello rubio y largo; y a los jóvenes interpretes, Max Pirkis y Max Benitz, ambos fenomenales con personajes que ejemplifican el más ideal espíritu aristocrático. La banda sonora incluye piezas de música clásica tan hermosas como el Preludio de la Suite Nº 1 de Bach y los paisajes naturales verdaderamente nos transportan a la aventura. Efectos especiales, por cierto, muy buenos, que cuando se hacen las cosas bien, se hacen.
La pena es que la historia no sea demasiado apasionante y el retrato cotidiano de estos marineros y militares no deje de ser lineal y convencional. Hay poco entusiasmo en la trama y las sensaciones son pasajeras, con un retrato un pelín esquemático y frío de sus personajes, aunque quisiera resaltar el hecho de que ninguno diga ni una sola palabrota durante toda la película. Caballeros de los pies a la cabeza, aún sucios, pobre y muriendo en el combate.
Buen entretenimiento, en definitiva.
Al timón, Peter Weir, siempre eficiente y siempre personal. Algunas transiciones y fundidos son espectaculares, como la del sol entre las aguas, yendo de la alegría a la desesperación en cuestión de segundos. Buenísimo reparto, además, en el que destacaría a un gran Russell Crowe, dominando todas las situaciones y de quien nunca pensé que le quedaría bien el cabello rubio y largo; y a los jóvenes interpretes, Max Pirkis y Max Benitz, ambos fenomenales con personajes que ejemplifican el más ideal espíritu aristocrático. La banda sonora incluye piezas de música clásica tan hermosas como el Preludio de la Suite Nº 1 de Bach y los paisajes naturales verdaderamente nos transportan a la aventura. Efectos especiales, por cierto, muy buenos, que cuando se hacen las cosas bien, se hacen.
La pena es que la historia no sea demasiado apasionante y el retrato cotidiano de estos marineros y militares no deje de ser lineal y convencional. Hay poco entusiasmo en la trama y las sensaciones son pasajeras, con un retrato un pelín esquemático y frío de sus personajes, aunque quisiera resaltar el hecho de que ninguno diga ni una sola palabrota durante toda la película. Caballeros de los pies a la cabeza, aún sucios, pobre y muriendo en el combate.
Buen entretenimiento, en definitiva.