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Voto de Ferdydurke:
5
5,3
10.603
Ciencia ficción. Comedia. Drama
Paul es un hombre que se da cuenta de que tendría una vida mucho mejor si encogiese, pues todo lo que necesita en la vida lo tendría igualmente pero en abundancia. Así que decide reducir enormemente su tamaño, ahora que la tecnología lo permite. (FILMAFFINITY)
25 de diciembre de 2017
112 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parábola sobre el egoísmo y su metáfora perfecta y monstruosa, la destrucción del planeta.
Historia de un pobre hombre, de un buen hombre en busca de sentido. Que justamente por eso, por su benevolencia innata, es invisible, no se le tiene en cuenta, todo le sale mal, es utilizado, manipulado, despreciado, orillado.
Hombre sin atributos que necesita ayuda, cariño, mano dura. Voluntad e inteligencia que dirijan su generosidad como natural tendencia. La película cuenta ese viaje.
Algunos, tras las líneas anteriores, temerán lo peor, un sermón de la montaña, un cuento bobo, un pestiño con pretensiones, una nadería inflada.
Y... más o menos... O no. No temáis. Tiene de todo, aventuras, humor, amor, reducción, perifollo por eneldo, Cantinflas, enanos, fiestas estupefacientes, disidencia, maravilla, sectas, visionarios, ciencia, fantasía, noruegos, últimos días, caridad, reflexión... Un almanaque y un cajón de sastre.
Y para que todo no sea demasiado de color de rosa, empalagoso e insufriblemente honrado y hermoso, también nos regalan un diablillo de entretiempo, delicioso, serbio, pequeñuelo, como si fuera cojuelo. Para que haya un poco de contraste (maldad, negocio) y no nos durmamos mientras aprendemos.
¿Qué decir? Es interesante, moderadamente entretenida y enjundiosa, rica en sugerencias y temas, extraña, amable, curiosa, tiene de todo un poco y nada molesta.
Pero también hay bastante flojera, un tono entre liviano, frívolo y poco riguroso, como de ciencia ficción reflexiva que casi entronca con el new age y toda esa moda. Aunque se salve de caer al pozo, no del todo.
Narrativamente también padece, se podría decir que son varios cuentos o tramas pegadas entre sí de manera forzada, sin casi relación o sentido, lo mismo que las transiciones que enlazan los diferentes argumentos son abruptas, artificiales, toscas.
En definitiva, es tan rara como convencional, tan arriesgada como timorata, tan inane como divertida, tan valiente como chata, podría ser cine independiente y tiene toda la pinta de superproducción sobre el medio ambiente.
Lo toca todo de manera superficial y nunca se atreve a llegar al fondo.
Podría seguir, pero ya me borro.
Historia de un pobre hombre, de un buen hombre en busca de sentido. Que justamente por eso, por su benevolencia innata, es invisible, no se le tiene en cuenta, todo le sale mal, es utilizado, manipulado, despreciado, orillado.
Hombre sin atributos que necesita ayuda, cariño, mano dura. Voluntad e inteligencia que dirijan su generosidad como natural tendencia. La película cuenta ese viaje.
Algunos, tras las líneas anteriores, temerán lo peor, un sermón de la montaña, un cuento bobo, un pestiño con pretensiones, una nadería inflada.
Y... más o menos... O no. No temáis. Tiene de todo, aventuras, humor, amor, reducción, perifollo por eneldo, Cantinflas, enanos, fiestas estupefacientes, disidencia, maravilla, sectas, visionarios, ciencia, fantasía, noruegos, últimos días, caridad, reflexión... Un almanaque y un cajón de sastre.
Y para que todo no sea demasiado de color de rosa, empalagoso e insufriblemente honrado y hermoso, también nos regalan un diablillo de entretiempo, delicioso, serbio, pequeñuelo, como si fuera cojuelo. Para que haya un poco de contraste (maldad, negocio) y no nos durmamos mientras aprendemos.
¿Qué decir? Es interesante, moderadamente entretenida y enjundiosa, rica en sugerencias y temas, extraña, amable, curiosa, tiene de todo un poco y nada molesta.
Pero también hay bastante flojera, un tono entre liviano, frívolo y poco riguroso, como de ciencia ficción reflexiva que casi entronca con el new age y toda esa moda. Aunque se salve de caer al pozo, no del todo.
Narrativamente también padece, se podría decir que son varios cuentos o tramas pegadas entre sí de manera forzada, sin casi relación o sentido, lo mismo que las transiciones que enlazan los diferentes argumentos son abruptas, artificiales, toscas.
En definitiva, es tan rara como convencional, tan arriesgada como timorata, tan inane como divertida, tan valiente como chata, podría ser cine independiente y tiene toda la pinta de superproducción sobre el medio ambiente.
Lo toca todo de manera superficial y nunca se atreve a llegar al fondo.
Podría seguir, pero ya me borro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ella, la vietnamita coja, le enseña el camino, viene de una cultura y una vida diferentes, llenas de dificultades y carencias, sabe lo que vale un peine, trata a la vida y a la muerte con la misma indiferencia, es fuerte, valiente y verdadera. No finge, ni es hipócrita ni miente. Quiere. Sabe. No teme.
Es lo contrario de él. Perdido, nacido en ese Occidente sin referencias, sin asideros, sin sentido. Despreciado por su mujer (sería el modelo opuesto de la reducida sin pierna, la del primer mundo, la que traiciona y no le tiene en cuenta, la desleal y bellaca que se libra de él en cuanto puede porque en el fondo, aunque no lo diga o lo piense claramente, le considera un pringado y un compañero poco reluciente) y abandonado (es el mejor chiste de toda la película, cuando despierta y recibe la llamada en la que ella justifica su salvaje ignominia diciendo que todo lo había hecho por él, que tenía que haber pensado en sí misma: impagable momento, preñado de retranca, cachondeo malévolo y fina observación de la condición humana, femenina en este caso) en ese mundo liliputiense, es allí, con la oriental, donde descubrirá que el sentido de todo está en los otros, no en su ombligo apesadumbrado, que en todos los mundos inventados o por inventar habrá clases desiguales e injusticias, dominados y dominantes, mucha gente necesitada, él el primero. Que toda huida debe tener fin y no puede ser eterna, que hay personas que nacen no muy listas pero sí muy grandes, o pequeñas, eso es lo de menos.
Al final se encuentran (Oriente y Occidente: él, opulento y superfluo, vacuo y tonto, con la panza llena de grasa, ella, lista y directa, clara y certera, enjuta como un junco) dos seres caídos, maltratados por la vida, la chica, física y materialmente, el chico, humana y espiritualmente. Se complementan. Se quieren. Para llorar y echar el resto.
Amén. Vayan con Dios y no pequen más. No merece la pena. Esto se va a acabar mañana.
Es lo contrario de él. Perdido, nacido en ese Occidente sin referencias, sin asideros, sin sentido. Despreciado por su mujer (sería el modelo opuesto de la reducida sin pierna, la del primer mundo, la que traiciona y no le tiene en cuenta, la desleal y bellaca que se libra de él en cuanto puede porque en el fondo, aunque no lo diga o lo piense claramente, le considera un pringado y un compañero poco reluciente) y abandonado (es el mejor chiste de toda la película, cuando despierta y recibe la llamada en la que ella justifica su salvaje ignominia diciendo que todo lo había hecho por él, que tenía que haber pensado en sí misma: impagable momento, preñado de retranca, cachondeo malévolo y fina observación de la condición humana, femenina en este caso) en ese mundo liliputiense, es allí, con la oriental, donde descubrirá que el sentido de todo está en los otros, no en su ombligo apesadumbrado, que en todos los mundos inventados o por inventar habrá clases desiguales e injusticias, dominados y dominantes, mucha gente necesitada, él el primero. Que toda huida debe tener fin y no puede ser eterna, que hay personas que nacen no muy listas pero sí muy grandes, o pequeñas, eso es lo de menos.
Al final se encuentran (Oriente y Occidente: él, opulento y superfluo, vacuo y tonto, con la panza llena de grasa, ella, lista y directa, clara y certera, enjuta como un junco) dos seres caídos, maltratados por la vida, la chica, física y materialmente, el chico, humana y espiritualmente. Se complementan. Se quieren. Para llorar y echar el resto.
Amén. Vayan con Dios y no pequen más. No merece la pena. Esto se va a acabar mañana.