21 de setiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El diálogo es genial y pone a los personajes en una cuerda floja entre el patetismo y el ridículo. El contrapunto que se establece entre imagen y música de fondo nos mantiene en un suspense emocional en los momentos clave de la película. La actuación de todos los actores, pero especialmente de Michael Stuhlbarg (que es un gran actor de teatro) y de Richard Kind, es magistral. ¿Es posible encontrar a alguien más hipócritamente untuoso que Fred Melamed? La escena de la cafetería da repeluznos. Se trata de una película intelectual, algo lenta al comienzo, que desafía al espectador a encontrar sentido no solamente a lo que ha visto, sino a lo que ha vivido.
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