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España España · Valladolid
Críticas de noe
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de febrero de 2007
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una comedia. Sí, hay partes divertidas incluso por lo absurdo, pero creo que no hay que ir a verla pensando que te vas a morir de la risa. "Días de cine" nos cuenta lo difícil que era hacer cine durante la Transición. Y, para ello, utiliza situaciones absurdas que convierten a la película en "arriesgada". Es cierto que lo mejor de todo es la interpretación de los actores. Un diez para ellos. No es una comedia; para mí es una peli de amor. De amor al cine: fíjate por lo que tengo que pasar para lograr el sueño...
noe
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9
28 de diciembre de 2008
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste sí es un buen ejemplo de cómo convertir una fantástica obra de teatro en una fantástica película. El buen sabor que te deja el texto también lo consigue la imagen, avalada por dos actores geniales que crean a un Paul y a una Corie inmejorables.
Recomendada para todo aquél que busque pasar un rato divertido, y muy recomendada para el que haya leído la obra (¡e incluso la haya trabajado!), porque no decepciona.
noe
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9
23 de setiembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo por ver las maravillosas escenas del desierto ya merece la pena ver esta oscarizada película (se llevó 9 de las 12 estatuillas por las que optaba en 1996), basada en la novela homónima de Michael Ondaatje, dirigida por Anthony Minghella (Breaking and Entering) y protagonizada por los guapísimos Ralph Fiennes (El jardinero fiel), Juliette Binoche (Cachè) y Kristin Scott Thomas (El hombre que susurraba a los caballos).
Si hay una palabra que puede resumir El paciente inglés es belleza. Bellos son sus protagonistas, bellos sus paisajes, bella su música, bella su historia.
A punto de finalizar la Segunda Guerra Mundial, un herido (Ralph Fiennes) con el cuerpo totalmente quemado es instalado por una enfermera (Juliette Binoche) en un monasterio de Italia. El paciente, que dice no recordar su nombre, sí recuerda (y con estos recuerdos nos lo cuenta a base de flashbacks) la historia de amor que vivió intensamente en el desierto africano. Y al lado de esta belleza, el dolor. El dolor provocado por una gran guerra como fue la Segunda Guerra Mundial, el dolor del amor, el dolor de la enfermedad.
El director nos encandila con dos tipos de escenarios muy distintos: el desierto africano, con sus tonos marrones y amarillos, en una época sin guerra, de amor y expediciones; y el verde de una Italia en guerra, con enfermedades y miedos, pero también con esperanzas. Maravillosos los actores y sus miradas, sus potentes miradas, a juego con el fuego del desierto o la paz del monasterio. Maravillosa la música, que suena a cine clásico.
noe
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6
22 de setiembre de 2008
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba con pocas expectativas... ¡y menos mal!
No tiene nada de la magia que caracterizaba a las pelis de Woody. En algún momento me aburría y desde el principio sabía lo que iba a ocurrir.
¡Y verla doblada debería estar prohibido!
Mucho nombre famoso, pero los papeles de Bardem, de Scarlett y de Clarkson son de lo más normales...
Llega al 6 gracias a Penélope y a que Barcelona es mucho Barcelona.
noe
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8
23 de setiembre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es lo que queda cuando todo a lo que habías dedicado tu vida acaba?, ¿cómo te sientes cuando te das cuenta de que has dejado de ser útil?, ¿qué haces cuando piensas que estás al borde de la muerte y sientes que no has dejado huella? Alexander Payne plantea estas cuestiones en A propósito de Schmidt (About Schmidt, 2002), película que se llevó el Globo de Oro al mejor actor y al mejor guión en 2003.


El desgraciado personaje que coloca Payne ante estas reflexiones es Warren Schmidt. Warren se acaba de jubilar como vicepresidente adjunto de una empresa de seguros. Su única y adorada hija, Jeannie, tiene su propia vida a unos cuantos kilómetros de distancia y está a punto de casarse con un tipo al que Warren considera no digno de ser admitido en su familia. Su esposa, a la que soporta a duras penas, fallece repentinamente, y deja a Warren sin su principal cuidadora. Warren se siente inútil, perdido; su vida no tiene sentido y la va gastando poco a poco tirado en su sofá, viendo la tele rodeado de restos de comida, completamente solo. Sin embargo, hay algo que mantiene a Warren en pie: las cartas que envía a un niño al que acaba de apadrinar. En ellas expresa sus sentimientos, se desahoga, narra sus peripecias proporcionándolas algo más de vida de la que tienen realmente. Warren encuentra en las cartas que envía a Ndugu, el niño apadrinado, una tirita para su soledad, para su vacío existencial, y un empujoncito para volver a sentirse importante.
Payne tiene esa habilidad de contar historias tristes y deprimentes con unos brillantes toques de humor que convierten sus películas en comedia y drama a la vez. Lo hace con su posterior trabajo Entre copas, la historia de otro infeliz, y lo hace de forma verosímil, quizás porque sabe que la vida siempre está mezclada por tintes cómicos y dramáticos. A propósito de Schmidt no hace uso de un humor que provoca una carcajada, pero mantiene elevada la comisura de los labios, aunque en muchas ocasiones sea provocado por la compasión que provoca sus personajes.
Payne presenta unos personajes cuya principal característica es su humanidad. Su imperfección es totalmente humana, también su patetismo y su gracia, simple y cotidiana. Y esto es lo que engancha de A propósito de Schmidt.

A pesar de la indudable valía del guión y del desarrollo de la historia, que contiene pocos diálogos pero que mantiene el ritmo en todo momento, a pesar de la formidable construcción de los personajes; hay que reconocer que A propósito de Schmidt tiene la calidad que tiene gracias al señor Nicholson. Es brillante su interpretación, los matices que adquiere su personaje, al que convierte en un cascarrabias indeseable que despierta sentimientos de compasión, ¡e incluso de ternura! en el espectador. Warren parece estar hecho para Jack. Sus gestos, sus movimientos, su ceja levantada… Jack enriquece no solo al personaje, sino a la película en sí, que no sería la misma sin él.
noe
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