Miniserie con principio y fin, que en 6 capítulos de 1 hora narra un asesinato en un submarino nuclear británico y los retos que tiene una inspectora para resolver el caso en medio de una misión bajo el agua.

La serie es decente, como casi todo lo que llega de las islas. La historia es atractiva, los actores con oficio, la dirección aceptable. Siento no ser demasiado entusiasta porque le veo algunos fallos:

1- De base, en el argumento. Los británicos tienen tendencia a magnificar sus cosas (verbi gratia, Dunkirk, donde de una estrepitosa e incompetente derrota se sacan una leyenda épica), y una crisis en un submarino nuclear de ese país tiene una trascendencia limitada. Casi local. Y ello lo venden como si toda la flota soviética y la estabilidad mundial dependieran del caso. Exagerado.
2- 100% adaptada a la cultura woke. El capitán del submarino, de raza negra, las detectives, mujeres bisexuales o lesbianas, media tripulación, del amplio arco de razas que componen la Commonwealth, Los malos, varones blancos. A ver, que no pasa nada y si la historia funciona lo compro sin problemas, pero como que ya cansa. Son ya muchos los casos (el último, el fallido intento de llevar a TV la Fundación de Asimov).
3- Duración. Se me hizo larga. Me sobran muchas cosas, por ejemplo toda la historia sentimental de las detectives, forzada y que no aporta nada.

Y aun así concluyo que vale la pena y que es un producto muy digno que cumplirá las expectativas de un televidente razonable, porque la historia tiene gancho y sus giros de guion. Pero también tengo claro que podía haberse hecho mejor.