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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
8
Drama. Intriga. Romance Dolores (Alice Braga), una despreocupada brasileña estudiante de arte que vive en San Diego, y Damián (Diego Luna), un joven y místico periodista mexicano, cruzan sus caminos cuando Dolores se dirige al sur con unos amigos a un antro de Tijuana. Un pasaporte perdido une a los dos protagonistas; durante el viaje con destino a Ciudad de México la pasión se enciende... pero un secreto que Damián guarda puede separarlos para siempre. (FILMAFFINITY) [+]
21 de enero de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde México nos llega este mestizaje cultural en donde el viaje de reconocimiento más sencillo da lugar a una serie de hechos que trascienden mucho más allá de un argumento que se antojaba simple hasta la primera hora, pero que una vez superada ésta se encarrila por senderos definitivamente más ambiciosos. El resultado es contundente.

Dolores y Damián: bosquejadas sus vidas por separado en dos o tres imágenes de pronto se ven envueltos en un viaje de mutuo aprendizaje. La forma de narrar esta primera parte es bien tradicional y en términos generales mantiene el ritmo deseado, no cansa, pero el destino del argumento nos depara cosas muy distintas.
Existen en toda la película indicios de una religiosidad si bien no a ultranza, sí lo suficientemente influyente como para que ambos protas se vean involucrados con ella en sus acciones. De hecho toda la segunda parte, 44 minutos exactos, tiene como eje fundamental la decisión de vida de acuerdo a determinados folklores y o creencias de vida. Los elementos sagrados saltan a la luz, desde ese buitre muerto en la ruta, el río y las hormigas.
Es en esta segunda parte en donde la trama se vuelve más compleja: la pareja se separa, pero ella descubre estar embarazada luego de iniciar una investigación para averiguar por sus orígenes, y la película comienza a llenarse de elementos "regionales" que condimentan a la historia, le dan un sabor distinto al que veníamos degustando.
Libre albedrío o predestinación, el debate queda abierto junto con un giro argumental de última hora que nuevamente nos exige un replanteo de todo el argumento. Eros, Thanatos o una combinación de ambas cosas dentro de un destino que, quizás, se da el lujo por momentos de dejarnos elegir.
Juan Rúas
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