Un film de terror que no lo es tal. Un thriller sobre una búsqueda de una niña desparecida, que tampoco es tal. Una sensación de pérdida de tiempo, total.
Sobre un guión endeble y de poca enjundia, se pasean unos personajes (lo de pasear es literal, ya que los secundarios entran y salen en escena cuando les viene en gana) interpretados por un reparto horrible, salvando al protagonista Tom Parker (americano guapete de barba de tres días visto como secundario en algunas series) y a Dee Wallace (cara conocida por el cine de terror ochentero), quienes aguantan la función con cierta decencia.
La historia parece que nos va a introducir en un cuento de fantasmas en torno a la mítica leyenda mexicana de "La Llorona", pero se pierde en las aburridas pesquisas del protagonista confundido por una cultura que no conoce (ni quiere) y cuyo arraigo religioso-supersticioso es bien fuerte. Sorprende que hasta un director de la tierra utilice tantos tópicos y tan manidos. Encima, las escenas pretendidas de terror apenas inquietan un ápice, lo cual hace presagiar un desenlace engañoso. Y, bingo.
Lo mejor: esa banda sonora sorprendentemente cuidada, tal vez hasta inapropiada (en el buen sentido) para este tipo de película que bordea el "amateurismo" en demasiados pasajes.
Le peor: que haya carteles de la película que muestran un rostro monstruoso con afilados colmillos. Un piche engaño, wey.