Media votos
6,4
Votos
648
Críticas
36
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Víctor Taranilla:
4
4,4
17.759
Ciencia ficción. Aventuras. Acción
Gracias a una tecnología revolucionaria que permite el acceso a los recuerdos genéticos, Callum Lynch (Michael Fassbender) revive las aventuras de Aguilar, un antepasado suyo que vivió en la España del siglo XV. Así descubre que es descendiente de una misteriosa organización secreta, los Assassins, y que posee las habilidades y los conocimientos necesarios para enfrentarse a la poderosa y temible organización de los Templarios en la ... [+]
23 de diciembre de 2016
84 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contrariamente a como se venía dando desde hace años, los videojuegos han precedido a la película. Antes, tras empaparnos de una gratificante experiencia frente a la gran pantalla, acudíamos a las consolas para introducirnos aún más en las ficciones que nos habían cautivado. La decepción llegaba cuando esos juegos mostraban su única intención: vender un poco más sin importar cómo. Aquí, como ya se anticipó, algunos nos hayamos inmersos en el universo Assassin’s. Ahora, a través de la película, sólo esperábamos un material del que disfrutar tanto como lo habíamos hecho con los videojuegos. Y no sólo eso, también que este formato pudiera hacer llegar a otras personas un atisbo del fantástico mundo creado por Ubisoft, y que pudieran disfrutar de él tanto como lo hemos hecho otros jugando.
Me sorprende, por tanto, que Ubisoft figure como productora. Es difícil de creer que quien se ha esforzado tanto por desarrollar una experiencia de juego como es la franquicia Assassin’s Creed, haya sido partícipe de lo que se ha estrenado hoy en la gran pantalla, pero así es. Por más que me pellizque, lo que he visto es real. Tal vez mi decepción me lleve a ser demasiado crítico con la película, pero iré paso por paso. Puede que así consiga sosegarme a medida que escribo y, quizás, encuentre sentido a algunas cosas que, ahora mismo, me parecen carentes de él.
Puesto que la película trata de la larga lucha entre Templarios y Asesinos, era de esperar que, al menos, nos explicaran las causas de dicho conflicto. Como no es así, intentaré resumirlo:
Tanto la Orden templaria como la de los Asesinos buscan la paz. Los primeros, a través del sometimiento de la Humanidad -sometidos, pero en paz-, los otros, confían en que puede existir una sociedad pacífica y, a la vez, libre -donde cada uno puede elegir su propio destino-. Aquí entran en juego los Fragmentos del Edén, tecnología muy avanzada de una civilización anterior a la nuestra. Estos predecesores crearon a la Humanidad, a su imagen y semejanza, para que ésta les sirviera. Para ello, privaron a los hombres de ciertas capacidades intelectuales a fin de poder someterles con una muy sofisticada tecnología -los Fragmentos del Edén-.
Con el tiempo, se produjeron cruces entre humanos y seres de la Primera Civilización y, fruto de ello, surgieron humanos inmunes al poder de los Fragmentos de Edén. Entonces, la Humanidad se rebeló y puso fin a su sometimiento.
Pues bien, los Templarios buscan desesperadamente estos Fragmentos para alcanzar la paz que tanto ansían -pues aún contienen las claves para volver a esclavizar al mundo-. Los Asesinos, por su parte, tratan de evitar que los encuentren con el mismo fin -como ya se aclaró, los medios son lo que les divide-. Y la película viene a contar la búsqueda de uno de ellos.
Para una explicación más detallada de los errores que, a mi parecer, tiene la película, esta crítica contará con una segunda parte que, aviso, revelará ciertos detalles de la trama. Por ahora, sólo puedo decir que, además de cometer el error de no explicar el origen del conflicto entre las dos facciones, comete uno aún peor al contar con unos protagonistas cuyas motivaciones brillan por su ausencia. Con personajes cuya acción no parece estar motivada por nada concreto -y cuando lo está pronto se desvanece volviendo al sinsentido original-, cuesta meterse en la trama.
Uno de los principales atractivos de la fantasía de los Assassin’s Creed, es que podría encajar perfectamente en la Historia. Pero cuando el contexto histórico de la película se representa de una forma tan tergiversada, ese atractivo se volatiliza. Una España donde lo que queda del Islam -al menos en lo político y territorial- es el Reino de Granada, no puede -insisto, no puede- presentar de inicio el conflicto entre las dos órdenes de la forma en que lo hace. Como cada vez que una producción extranjera toma nuestra Historia como referencia, el resultado es un batiburrillo sin mucho sentido.
Otra parte interesante de la película es la tecnología. Aunque no se explique de una forma muy clara, sí se entiende el funcionamiento del Animus. La utilidad de esta máquina es que permite acceder a los recuerdos de nuestros antepasados encerrados en nuestro propio ADN. Para dejarlo tan claro como lo hace el juego, lo que conocemos como instinto -la razón por la que un pájaro bate las alas antes incluso de poder volar, por lo que reaccionamos de una forma predeterminada ante ciertos estímulos- no es más que el recuerdo de cómo actuaron nuestros ancestros. El Animus accede a dicha información y la descodifica. Esto es sólo otra aclaración de lo que la película deja en el aire y, aunque este Animus, no es el Animus de las consolas, reconozco que es un acierto y que hace muchas escenas mucho más visuales.
Pero si motivaciones y contexto fallan… ¿Qué funciona en la película? La respuesta es: la acción. Los movimientos de los Asesinos, tanto en el combate como en otras facetas, no sólo son fieles a los juegos, sino que también resultan ser muy entretenidos. Su milimétrica precisión y su ritmo son perfectos. Pero que esto sea lo más destacable vuelve a evidenciar la fragilidad narrativa.
Me sorprende, por tanto, que Ubisoft figure como productora. Es difícil de creer que quien se ha esforzado tanto por desarrollar una experiencia de juego como es la franquicia Assassin’s Creed, haya sido partícipe de lo que se ha estrenado hoy en la gran pantalla, pero así es. Por más que me pellizque, lo que he visto es real. Tal vez mi decepción me lleve a ser demasiado crítico con la película, pero iré paso por paso. Puede que así consiga sosegarme a medida que escribo y, quizás, encuentre sentido a algunas cosas que, ahora mismo, me parecen carentes de él.
Puesto que la película trata de la larga lucha entre Templarios y Asesinos, era de esperar que, al menos, nos explicaran las causas de dicho conflicto. Como no es así, intentaré resumirlo:
Tanto la Orden templaria como la de los Asesinos buscan la paz. Los primeros, a través del sometimiento de la Humanidad -sometidos, pero en paz-, los otros, confían en que puede existir una sociedad pacífica y, a la vez, libre -donde cada uno puede elegir su propio destino-. Aquí entran en juego los Fragmentos del Edén, tecnología muy avanzada de una civilización anterior a la nuestra. Estos predecesores crearon a la Humanidad, a su imagen y semejanza, para que ésta les sirviera. Para ello, privaron a los hombres de ciertas capacidades intelectuales a fin de poder someterles con una muy sofisticada tecnología -los Fragmentos del Edén-.
Con el tiempo, se produjeron cruces entre humanos y seres de la Primera Civilización y, fruto de ello, surgieron humanos inmunes al poder de los Fragmentos de Edén. Entonces, la Humanidad se rebeló y puso fin a su sometimiento.
Pues bien, los Templarios buscan desesperadamente estos Fragmentos para alcanzar la paz que tanto ansían -pues aún contienen las claves para volver a esclavizar al mundo-. Los Asesinos, por su parte, tratan de evitar que los encuentren con el mismo fin -como ya se aclaró, los medios son lo que les divide-. Y la película viene a contar la búsqueda de uno de ellos.
Para una explicación más detallada de los errores que, a mi parecer, tiene la película, esta crítica contará con una segunda parte que, aviso, revelará ciertos detalles de la trama. Por ahora, sólo puedo decir que, además de cometer el error de no explicar el origen del conflicto entre las dos facciones, comete uno aún peor al contar con unos protagonistas cuyas motivaciones brillan por su ausencia. Con personajes cuya acción no parece estar motivada por nada concreto -y cuando lo está pronto se desvanece volviendo al sinsentido original-, cuesta meterse en la trama.
Uno de los principales atractivos de la fantasía de los Assassin’s Creed, es que podría encajar perfectamente en la Historia. Pero cuando el contexto histórico de la película se representa de una forma tan tergiversada, ese atractivo se volatiliza. Una España donde lo que queda del Islam -al menos en lo político y territorial- es el Reino de Granada, no puede -insisto, no puede- presentar de inicio el conflicto entre las dos órdenes de la forma en que lo hace. Como cada vez que una producción extranjera toma nuestra Historia como referencia, el resultado es un batiburrillo sin mucho sentido.
Otra parte interesante de la película es la tecnología. Aunque no se explique de una forma muy clara, sí se entiende el funcionamiento del Animus. La utilidad de esta máquina es que permite acceder a los recuerdos de nuestros antepasados encerrados en nuestro propio ADN. Para dejarlo tan claro como lo hace el juego, lo que conocemos como instinto -la razón por la que un pájaro bate las alas antes incluso de poder volar, por lo que reaccionamos de una forma predeterminada ante ciertos estímulos- no es más que el recuerdo de cómo actuaron nuestros ancestros. El Animus accede a dicha información y la descodifica. Esto es sólo otra aclaración de lo que la película deja en el aire y, aunque este Animus, no es el Animus de las consolas, reconozco que es un acierto y que hace muchas escenas mucho más visuales.
Pero si motivaciones y contexto fallan… ¿Qué funciona en la película? La respuesta es: la acción. Los movimientos de los Asesinos, tanto en el combate como en otras facetas, no sólo son fieles a los juegos, sino que también resultan ser muy entretenidos. Su milimétrica precisión y su ritmo son perfectos. Pero que esto sea lo más destacable vuelve a evidenciar la fragilidad narrativa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Siguiendo con las motivaciones erróneas, no sólo las de los personajes chirrían. En la película la Orden del Temple parece mucha más decidida a acabar con los Asesinos que a cumplir con <<su propio credo>>. Por otra parte, aun teniendo claro que con el Fragmento del Edén pueden conseguirlo, no parece que tengan idea de cómo utilizarlo. Pero la Orden en su conjunto no es la única en manifestar su necesidad de poner en orden sus prioridades, pues la que, al parecer, va a ser quien dirija su fundación -Abstergo-, cambia hasta tres veces de parecer: de querer erradicar la violencia, pasa al arrepentimiento por lo que ha hecho y, finalmente, se reafirma en las convicciones de la Orden, no las suyas, las de los Templarios, aquellos a los que pareció aborrecer por un momento.
Volviendo ahora a los Asesinos, la película la protagoniza otro renegado. Un hombre que se ha criado en familias de acogida y que se la tiene jurada a la Hermandad de los Assassin. Pero el caso es que, como ellos, no duda en matar para acabar con aquellos que impiden la llegada de una sociedad libre y pacífica. Si al menos se hubiera criado en <<La Granja>>, como Desmond -el protagonista de algunos de los videojuegos-, podría entender que, tras declarar su odio al credo, pudiera rectificar y seguir el camino de sus ancestros. No es el caso, y por eso considero un sinsentido -otro más- al hecho de que cambie de opinión en cuestión de pocos minutos, en una escena que tampoco es que tenga mucha lógica: Callum, tras completar su sincronización con Aguilar -o, al menos, es lo que entiendo yo-, estropea el Animus. Entonces tiene una serie de visiones de otros asesinos -antepasados vuelvo a deducir pues, como ya advertí, la película no aclara gran cosa- que, sin embargo, pueden ver todos los presentes. ¿Cómo? ¡Si la máquina se ha roto!
Por no hablar de otros detalles como que la cúpula templaria, quienes se supone que están dispuestos a darlo todo por la Orden, salgan corriendo aterrados tras la muerte del presidente de su fundación.
En definitiva, parece que los guionistas no quisieron arriesgarse siguiendo la trama principal de los videojuegos y, ni aún así, han sido capaces de <<crear>> una historia meritoria.
Volviendo ahora a los Asesinos, la película la protagoniza otro renegado. Un hombre que se ha criado en familias de acogida y que se la tiene jurada a la Hermandad de los Assassin. Pero el caso es que, como ellos, no duda en matar para acabar con aquellos que impiden la llegada de una sociedad libre y pacífica. Si al menos se hubiera criado en <<La Granja>>, como Desmond -el protagonista de algunos de los videojuegos-, podría entender que, tras declarar su odio al credo, pudiera rectificar y seguir el camino de sus ancestros. No es el caso, y por eso considero un sinsentido -otro más- al hecho de que cambie de opinión en cuestión de pocos minutos, en una escena que tampoco es que tenga mucha lógica: Callum, tras completar su sincronización con Aguilar -o, al menos, es lo que entiendo yo-, estropea el Animus. Entonces tiene una serie de visiones de otros asesinos -antepasados vuelvo a deducir pues, como ya advertí, la película no aclara gran cosa- que, sin embargo, pueden ver todos los presentes. ¿Cómo? ¡Si la máquina se ha roto!
Por no hablar de otros detalles como que la cúpula templaria, quienes se supone que están dispuestos a darlo todo por la Orden, salgan corriendo aterrados tras la muerte del presidente de su fundación.
En definitiva, parece que los guionistas no quisieron arriesgarse siguiendo la trama principal de los videojuegos y, ni aún así, han sido capaces de <<crear>> una historia meritoria.