A mediados de los ochenta, hubo una película relacionada con ese nombre y las sagas en el cual dió mucho de que hablar debido a los atributos y defectos de cada intregante: policía raso, patrullero, sargento, teniente, comandante, general y mayor; pero eso sí no faltaba locuras, ingenios e improvisaciones que hacían todos.
En esta ocasión, en versión animada, fue muy interesante debido a que no importando su sexo, color y otras diversidades también tenía sus cosas: que le sacaban la piedra a los mayores, que le jugaban sus bromas, que tenían estrategias para proteger a la ciudadanía capturando cacos por doquier, y finalmente mamaban gallo a todos los que trabajan allí incluso científicos, inventores. Y por ahí incluiría un programador cibernético para que tuviera más gracia y decisión. Pero bueno, así estaba bien.
Cumplió con la expectativa, se hizo lo que se pudo, personajes bien creados con sus aptitudes y locura, era entretenido hasta más no poder con todos los integrantes, y que sigan luchando y protegernos de tanto secuaz que sigue suelto y que se puede encontrar a la vuelta de la esquina. No como ahora que prefieren fustigarnos con bolillo, pistolas Taser, y otras brutalidades justificando lo injustificable y que puede terminar en demandas, audiencias y revictimizaciones si tocan a las vacas sagradas de dichas instituciones.