"Pulp Fiction" sigue siendo tan fresca, soberbia e inmarcesible como en 1994. Tarantino alcanzó la cumbre de su carrera con sólo 31 años y puede decirse que es imposible que saque una película que iguale a esta obra maestra, acaso la mejor de los 90, cuya estatura sigue acrecentándose año a año (tanto por las posteriores películas de Tarantino como por la deriva de Hollywood).

Sería inútil a estas alturas de la historia añadir algo sobre "Pulp Fiction", así que seré breve y no me centraré en su excelente guión, su soberbio montaje, su magnífico reparto, su irrepetible atmósfera y su extraordinaria banda sonora. Prefiero escribir sobre cómo "Pulp Fiction" es una de esas películas que, aunque hayas visto 12 veces, siempre te quedas pegado a la pantalla cuando te la encuentras por la tv. Es maravilloso escuchar a Samuel L. Jackson (sin Oscar cuando Mahershala Ali tiene ya 2), así como un Travolta rollizo y genial, o las breves y excelsas apariciones de Keitel, Walken, Roth o Stoltz...

"Pulp Fiction" es simplemente irrepetible, y, eso es lo grandioso y lo triste a la vez. Siempre que la veo disfruto como el primer día, pero también me digo que nunca se harán ya películas así y que los años 90 murieron. En fin, siempre podremos explayarnos con sus 153 minutos y sentirnos como en 1994...