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Voto de Ferdydurke:
6
26 de julio de 2016
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece claro que Davies es un director perfeccionista, puntilloso y creador de hermosuras como pocos; sus películas suponen una sucesión cuidadosísima de planos perfectos, delicados encuadres y fotografía bellamente pictórica.
Y quizás esa su mayor virtud, singularidad o inclinación, sea también a su vez su limitación, la otra cara de la moneda, el inevitable reverso, que todo no se puede y hay que renunciar algo. Me refiero a una tendencia, bastante insistente, al énfasis, al tremendismo esquemático, a la nada sutil ni elevada dramaturgia.
Esta historia cuenta los avatares de una joven escocesa desde sus adolescencia hasta su plenitud como mujer durante los tiempos previos y contemporáneos de la primera guerra mundial en una granja apartada de la ciudad.
Hermana de familia numerosa con padre brutal y tiránico, una mala bestia sin concesiones, madre débil, paridora y sufridora, hermano querido y del resto poco o nada sabemos. Ese patriarca marcará a fuego sus desgraciados primeros años de vida, bañados por infinitas lágrimas y caudalosos quebrantos.
Pero la mirada va más allá, mucho más; trata de penetrar en lo esencial, de decir lo que somos, seres frágiles y dolientes zarandeados por fuerzas que nos lastran y mutilan, en perpetua lucha contra elementos que nos superan; vivimos en un valle de lágrimas en el que solo durante breves instantes podemos disfrutar, el resto lo consumen las pesadumbres y los sinsabores. Y en esta apuesta ambiciosa se encuentra, junto a la preciosura formal, el mayor logro de esta apreciable película.
En su debe, como ya habíamos apuntado, la construcción de los personajes y sus, a veces, demasiado toscas reacciones*; criaturas que por momentos más se asemejan a caricaturas o meros arquetipos, rígidos y sin alma, fantoches que actúan a golpe de guion sin matiz ni desarrollo, que a seres humanos de carne y hueso con recovecos o a entes de ficción complejos y verosímiles.
Por lo tanto, es una obra de contrastes, toca muy alto, las más de las veces, y cae bajo en otras, las menos.
Muy interesante, disfrutable y terrible.
Y quizás esa su mayor virtud, singularidad o inclinación, sea también a su vez su limitación, la otra cara de la moneda, el inevitable reverso, que todo no se puede y hay que renunciar algo. Me refiero a una tendencia, bastante insistente, al énfasis, al tremendismo esquemático, a la nada sutil ni elevada dramaturgia.
Esta historia cuenta los avatares de una joven escocesa desde sus adolescencia hasta su plenitud como mujer durante los tiempos previos y contemporáneos de la primera guerra mundial en una granja apartada de la ciudad.
Hermana de familia numerosa con padre brutal y tiránico, una mala bestia sin concesiones, madre débil, paridora y sufridora, hermano querido y del resto poco o nada sabemos. Ese patriarca marcará a fuego sus desgraciados primeros años de vida, bañados por infinitas lágrimas y caudalosos quebrantos.
Pero la mirada va más allá, mucho más; trata de penetrar en lo esencial, de decir lo que somos, seres frágiles y dolientes zarandeados por fuerzas que nos lastran y mutilan, en perpetua lucha contra elementos que nos superan; vivimos en un valle de lágrimas en el que solo durante breves instantes podemos disfrutar, el resto lo consumen las pesadumbres y los sinsabores. Y en esta apuesta ambiciosa se encuentra, junto a la preciosura formal, el mayor logro de esta apreciable película.
En su debe, como ya habíamos apuntado, la construcción de los personajes y sus, a veces, demasiado toscas reacciones*; criaturas que por momentos más se asemejan a caricaturas o meros arquetipos, rígidos y sin alma, fantoches que actúan a golpe de guion sin matiz ni desarrollo, que a seres humanos de carne y hueso con recovecos o a entes de ficción complejos y verosímiles.
Por lo tanto, es una obra de contrastes, toca muy alto, las más de las veces, y cae bajo en otras, las menos.
Muy interesante, disfrutable y terrible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La chica, Agyness Deyn, llena toda la película; muy buen trabajo.
La guerra como el horror por antonomasia. La Iglesia aliada con el poder ciego y cruel. Las mujeres a expensas de los hombres y sus majaderías.
* Destaca, por lo malo, el desmelenado, exagerado y poco graduado cambio de actitud del marido tras la estancia en el frente; pasa de ser adorable, generoso, bueno y comprensivo a energúmeno desquiciado y aberrante. Seguro que la guerra puede demoler a un hombre por dentro, no lo dudo, es más, lo creo a pies juntillas, pero esa no es la forma de mostrarlo, no es ni mucho menos necesario ser tan grotesca y brutalmente explícito, por favor.
La guerra como el horror por antonomasia. La Iglesia aliada con el poder ciego y cruel. Las mujeres a expensas de los hombres y sus majaderías.
* Destaca, por lo malo, el desmelenado, exagerado y poco graduado cambio de actitud del marido tras la estancia en el frente; pasa de ser adorable, generoso, bueno y comprensivo a energúmeno desquiciado y aberrante. Seguro que la guerra puede demoler a un hombre por dentro, no lo dudo, es más, lo creo a pies juntillas, pero esa no es la forma de mostrarlo, no es ni mucho menos necesario ser tan grotesca y brutalmente explícito, por favor.