La primera gran guerra entre Rusia y Ucrania con un ataque por parte de los soviéticos a los granjeros ucranianos tan despiadado que fue guardado en los anales de la historia y hasta 2003 no se supo la verdad, y constituyó un crimen contra la humanidad tal fue la muerte por inanición de familias cosacas completas.

La historia de Yuri, un artista nacido de una familia cosaca, que se trasladará al casarse a la Academia para aprender a perfeccionar la técnica, mientras su esposa (Samantha Barks, siempre espléndida, una actriz que debería estar en superproducciones), y su abuelo el guerrero cosaco interpretado por Terence Stamp le esperan.

Pero la política terrible de un sanguinario Stalin se abatirá sobre ellos, perdiendo las ilusiones y con ello la esperanza de vivir al serles todo arrebatado, tanto lo material como lo espiritual.

Max Irons interpreta al débil pintor que poco a poco irá endureciendo su forma de ser para proteger a su familia, mientras que las escenas de muerte, sangre y las batallas desiguales son un plato fuerte de una producción que está hecha con un ánimo enérgico pero que pierde fuelle pues resulta aburrida la forma de su narración en la mayor parte de la película.

No inspira demasiado, pero informa mucho, por eso es tan necesaria que todo el mundo la vea.