Terrible miniserie de cuatro capítulos, ambientada en los años finales de la Restauración inglesa, década de 1680, que se supone que es la continuación de otra cosa que ni sé ni me importa. Leyendo la sinopsis se intuye por dónde van a salir los tiros pero no pensé que esta "New Worlds" fuera a ser tan maniquea, tan propagandística y tan falaz. Todo lo que sale en esta ficción está adulterado, falseado, manipulado, con el único objetivo de demonizar a los realistas y venerar a los republicanos-demócratas, "enemigos de la tiranía". Pero aquí el engaño se viste de respetabilidad y aunque a veces fabula, su táctica más común es ofrecer medias verdades, maquillar, confundir, descontextualizar, tergiversar, ocultar lo que no conviene, poner el foco donde sí. De esta manera el retrato parece cierto pero no deja de ser una gigantesca mentira, que se engulle porque es necesaria para el sistema. Si no se ensucia vilmente al Antiguo Régimen y no contamos embustes, ¿cómo convenceremos al pueblo de las bondades de la democracia liberal? De ninguna manera con la simple verdad.

Aquí lo que han hecho es poner en una tabla todo lo que se supone que es horrible y adjudicárselo falsamente a los monárquicos, mientras que cualquier rasgo positivo es patrimonio de los republicanos progres, cuando más bien ha sido al revés, todo ello sin rigor histórico y hasta límites aberrantes. Por ejemplo, sólo los de izquierdas aman y se enamoran. De esta forma se llega a la maldad absoluta según Charles Martin, uniendo varias categorías de las más aborrecidas: absolutistas, colonialistas, aristócratas y creyentes. En cambio todos los demás, demócratas, liberales, minorías raciales, pobres o mujeres feministas, que también las hay hasta un nivel enloquecido, si hasta les ganan a los guerreros indios en combate singular, son de una bondad absoluta. Al principio me sorprendió tanto descaro, luego me enfadó y al final sólo siento tristeza por tanto odio, injusticia e inquina. Si es que se llega a presentar como una idea de lo más noble asesinar a los reyes por déspotas y a sus lacayos. Además de la destrucción del Realismo, el insulto a su memoria y la negación de su sufrimiento.