Film que reivindica un personaje mítico para todos aquellos que nacimos en los años 70. En la cola de entrada a la Sala se respira excitación por rescatar un héroe de nuestra infancia. 92 capítulos en los que Toei Animation nos hizo vibrar con personajes como el Doctor Infierno, El barón Ashler (Ashura en la versión original), Koji Kabuto, Sayaka, etc. Una animación tosca vista a ojos de 2017, pero compensada con creces con abundantes dosis de acción, épica, humor, y esa canción que sonaba en los créditos, que tenemos grabada en nuestra memoria 45 años después.
Curiosidad por ver la puesta al día del personaje, de la técnica, las tramas. Dudas sobre nuestra reacción, predispuesta por la nostalgia, condicionada por las expectativas..

La trama nos sitúa 10 años después del último enfrentamiento entre MazingerZ y el Doctor Infierno. Koji Kabuto es ahora un científico en el Laboratorio de energia Fotónica que dirige Sayaka. El profesor Yumi, padre de Sayaka, es ahora el primer ministro de Japón. La aparición en el Monte Fuji de una amenazadora estructura, y de una extraña forma de vida, dan paso a un nuevo enfrentamiento entre MazingerZ y su archienemigo el Doctor Infierno.
Y así, 95 trepidantes minutos, donde hay sitio para todo. Y donde nos damos cuenta que nuestra mirada adulta, aprecia matices que se nos escaparon de niños: Dosis de machismo, tratamiento de la mujer políticamente incorrecto, humor naif propio de la cultura japonesa, trasfondo espiritual…

Pero en cualquier caso, MazingerZ Infinity nos ofrece lo que esperábamos: puesta al día del look visual, técnica de animación siglo XXI, personajes entrañables con una evolución verosímil, engendros mecánicos que hacen las delicias de nuestra fantasía, luchas repletas de acción y momentos de reflexión, humor, amor, y todo ello rescatando y reinterpretando la música original de la serie.

Pero ahora con ojos de adulto, me alegra comprobar, que un film de animación supuestamente de mero entretenimiento es capaz de plantear con naturalidad sugestivas reflexiones sobre nuestro papel en el mundo, las consecuencias de nuestras elecciones, la sencillez, la felicidad, la empatía…

Salimos del cine satisfechos, con la sensación de haber visto un film que recordaremos.