No es muy probable concebir unas Navidades más chabacanas. Billy Bob Thornton es la encarnación del anti-espíritu navideño, pero no porque entre en su ánimo agriar adrede estas fiestas tan azucaradas, sino por su asco existencial. Un patético perdedor solitario, borrachín y deslenguado que se enfunda el traje que menos le pega, el de Papá Noel, para sacarse unas perras en unos grandes almacenes. Desganada tapadera para su verdadero oficio, el de desvalijador de cajas fuertes.
El lenguaje soez preside cada frase en esta vulgar comedia tan negra como el corazón de sus protagonistas adultos. Pero la presencia de un chico marginal y semi-abandonado que busca una mano amiga y protectora suaviza los filos y las rugosidades, mientras enseña a un tipo harto de todo que todavía es posible creer en algo.