Unos seres adorables que si no se cuidan como es debido pueden acabar convertidos en verdaderos monstruitos son los protagonistas de este mini clásico de los ochenta, una producción de terror para (casi) todos los públicos que generó tanto dinero en taquilla como en venta de merchandising (¿quién no tiene algún peluche, o cualquier otro objeto, con la figura de Gizmo, el adorable protagonista?).
Vista hoy día, y a pesar de conservar parte de su encanto, se podría decir que no ha envejecido tan bien como otras producciones juveniles de la época. Puede que la culpa radique en la poca gracia de sus protagonistas de carne y hueso (no en vano éste fue el trabajo más importante que protagonizó Zach Galligan, Phoebe Cates prácticamente desapareció del panorama cinematográfico durante los noventa y Corey Feldman, a pesar de ser una de las jóvenes promesas de entonces, ha acabado reconvertido en actor de serie Z).
Si bien, lo cierto es que Gremlins sigue siendo uno de los títulos más recordados (gracias, sobre todo, a Gizmo y compañía) de su época por los fans del subgénero (de terror con bichos) e incluso por aquellos que no lo son tanto.
spoiler:
La película, aun enclavándose dentro del cine de terror, hace un buen uso del humor negro. Atención a como disfrutan tan malignas criaturas viendo… Blancanieves y los siete enanitos (Snow White and the Seven Dwarfs).