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España España · Valencia
Críticas de Víctor
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de setiembre de 2021
86 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película me parece un acierto de un director siempre inteligente. Realmente he disfrutado viéndola. Es una vuelta a los orígenes de Wan, con una secuencia de persecución a mitad del metraje que a más de uno le recordará a Saw. James Wan es un director increíblemente dotado para mover la cámara. Malignant tiene una gran fotografía, con secuencias que te vuelan por completo la cabeza, como ese plano secuencia cenital recorriendo la casa. Es una gozada visualmente y no faltan los pequeños guiños y ese manierismo tan característico del giallo y del slasher ochentero. Eso sí, un estilo giallo comedido pasado por el peculiar estilo marca de la casa de Wan. Y sí, un toque giallo con las virtudes pero también con el “lastre” que puede suponer para algunos; pero que te sacude en tu butaca con la crudeza de los crímenes que van apareciendo en pantalla.

Una historia sorprendente con un guión que conllevaba riesgos, en una película que va mutando constantemente. Con algún giro que si no se hubiera tratado adecuadamente podría haber hecho naufragar la película y es que Malignant sumerge al espectador en sus propias reglas. Te mantiene en un dulce estado de suspensión de incredulidad que al menos a mí me ha resultado placentero. Porque al fin y al cabo, se trata de disfrutar la experiencia. A mi parecer la película va elevando el vuelo conforme avanza el metraje hasta llegar un clímax frenético, al final tengo la sensación de que las luces se encienden en el mejor momento y no quiero que la fiesta termine; y es que para mí encuentra el verdadero equilibrio en el último tramo. En ese final salpicado de acción con una revelación sorprendentemente arriesgada.

Hay mucho que rascar en Malignant. Ese sanatorio mental al borde de un acantilado en medio de una tempestad. Esa espesa neblina tan presente durante todo el metraje. El diseño del villano me parece que está muy logrado, resulta verdaderamente icónico, con su característica forma de moverse; para mi uno de los grandes logros de la película, el vestuario, el arma homicida…Ese plano que ya aparecía en el trailer con la sombra de Madison cerniéndose sobre su hermana mientras ven la cinta VHS y que evoca una presencia maligna de forma maravillosa. También esos pequeños fragmentos de body horror que harán las delicias de muchos espectadores. Espero que la gente le dé una oportunidad y no la juzguen hasta el final. No creo que sea para todos, pero a algunos seguro que les encantaran las particulares elecciones musicales (como la pieza basada en un sample de Where is my mind) y la locura que impregna toda la película.
Víctor
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6
6 de octubre de 2021
52 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benedetta es el último trabajo de un Paul Verhauven que a sus ochenta y tantos, sigue sin dejar indiferente a nadie. Un director que continúa explotando sus característicos manierismos, haciendo gala de su cinismo, su sentido iconoclasta, su amor por la transgresión y por las constantes salidas de tono. Características que los habituales del director ya conocen y que no sólo toleran sino que disfrutan. El film no es ni de lejos tan escandaloso como pretende ser; con o sin satisfyer divino. Aunque el viaje resulte como mínimo disfrutable.

Verhoeven no es nada sutil, para qué engañarnos; es un director que se deja llevar por los impulsos, dejando a un lado la corrección, pero bien es cierto que es capaz de hacer una precisa disección del comportamiento humano. La historia mantiene varios frentes abiertos. Trata en gran parte sobre la mentira. Llama la atención que tratándose de un convento de monjas no haya un solo creyente entre sus filas. Además el argumento orbita en torno al binomio placer-dolor y encontramos también unos ligeros apuntes sobre la hipocresía, parte indisociable de la iglesia y del propio ser humano.

Como es habitual en Verhoeven, parece que el director está constantemente jugando con el espectador. Se toma muy en serio las discusiones teológicas entre personajes y al segundo te sumerge en las más disparatadas visiones. Se trata de una serie de barrocas ensoñaciones pop con una puesta en escena estrafalaria y postiza; un efectismo vacuo, pero al fin y al cabo un ejercicio de libertad sin cortapisas. Esto es una constante durante toda la película. Parecerá imposible, pero os aseguro que por momentos Benedetta es un retrato de época convincente y al minuto sin comerlo ni beberlo estás siendo testigo de una exhibición gore. Los diálogos son serios y siempre inteligentes, pero erráticos. Se atisban, en ocasiones, ideas atractivas en esas disertaciones sobre la fé, que pierden consistencia ante un guión que se ve lastrado por una falta de peripecias y giros dramáticos. Una narración perversa, poco pulida y reducida a su mínimo esbozo, siguiendo fielmente el itinerario que el espectador presupone desde antes de entrar a la sala.

La puesta en escena transita en ocasiones por la vía naturalista, con un aspecto casi documental, que le confiere verdad, para acabar desembocando en un estilo histriónico, lindando lo grotesco; un territorio al que sabemos de sobra que Verhoeven no teme acercarse. Verhoeven te sumerge en una espiral desenfrenada, donde no existe moral alguna, donde reina la ley del deseo y donde la malicia es el pan nuestro de cada día. Observa a sus personajes desde una distancia irónica que nos permite saborear el placer de la incorrección. Nos abandona en una deriva en la que no nos queda más opción que aceptar sus reglas. Nunca se nos permite entender las motivaciones que hay tras las acciones de los personajes, decisiones que se nos antojan arbitrarias pero que son parte fundamental del goce que nos provoca. Es maliciosamente divertida.

La protagonista dice ser portadora de la palabra de Dios, aunque intenta convencernos sólo vagamente. Somos espectadores de como se deja llevar irrefrenablemente por un deseo incontenible, una pulsión irracional, al fin y al cabo algo indisociable del ser humano. Verhoeven rompe las expectativas que genera el trailer; plagado de un sexo explicito que en definitiva solo representa un pequeño porcentaje de la cinta. No faltan las habituales convulsiones orgásmicas de sus films aunque en esta ocasión son muy tímidas. Tiene su pulso ágil habitual, pero por la propia naturaleza del material no acaba de quedar nunca claro cuál es el tono; aunque tampoco es nada extraño en el director. Benedetta es satírica, provocadora, deshilvanada y siempre caprichosa. Se toma poco en serio a sí misma; y no esperábamos otra cosa.
Víctor
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9
18 de octubre de 2021
48 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviéramos que definir con una sola palabra el nuevo trabajo de León de Aranoa, sin lugar a dudas sería berlanguiano. El buen patrón se encuentra muy cercana a Plácido en muchos aspectos. Tenemos ese jefe que destila una mezcla de fariseísmo y paternalismo barato. Un señor que sabe lo importante que es medir cada palabra. Un personaje egoísta, acuciantemente preocupado por las apariencias, que pasa la vida entre constantes injerencias en los asuntos personales de sus empleados y penosos intentos de tapar sus sombríos intereses. Un bardem en estado de gracia, que compone su caracterización en base a una serie de gestos que me llevan a pensar inevitablemente en nuestro amigo Florentino Perez; con ese mirar por encima de las lentes, su forma de expresarse, su rictus tan característico y su forma de trasladar agobio, incomodidad y desasosiego. Hasta ese ridículo peluquín hace que no me lo quite de la cabeza. Una interpretación que se ve complementada a la perfección por la del guardia jurado; que está increíble como contrapeso cómico.

El guión es soberbio, equilibrado y de una finura exquisita. No dejan títere con cabeza, siendo sublime a la hora de radiografiar las miserias morales de todos los personajes, al enfatizar el cómo el poderoso necesita la existencia del sumiso y viceversa. Las dos caras de la moneda quedan reflejadas, la falsa filantropía del amo y la forma en que se revuelven los que guardaban silencio; eso sí, solo una vez se ha prescindido de ellos. Se habla mucho de fidelidad pero lo que se espera es servilismo. Dice mucho esa mirada de serenidad del viejo empleado para con su “patrón”. Por desgracia, un conjunto de inesperados despropósitos hacen que la acción vaya a desembocar inevitablemente en fatales acontecimientos. Sin embargo, el patrón no tiene tiempo para lamentos, su cabeza está siempre en la constante búsqueda del perfecto equilibrio; por desgracia para su mujer, y pasará por encima de quien sea necesario para mantenerlo.

León de Aranoa deja el listón muy alto, pocas pegas se le pueden encontrar a esta película. Fabrica un espejo deformante con un doble propósito: reflejar verdades que solo podemos hallar a través de la hipérbole y exorcizar nuestras miserias de la única forma posible; a través de la risa. A veces la vida supera a la ficción, y lo que parecía exageración adquiere tintes de verdad. A destacar los soberbios apuntes en cámara, ese crescendo operístico hacia el final y esa visita blanqueada a la fábrica con la bala asomando por debajo de la balanza.
Víctor
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7
20 de setiembre de 2021
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termina la proyección dejándome buenas sensaciones. Dune nos entrega un diseño de producción a la altura de las expectativas, el vestuario por si solo no deja de contarnos pequeñas historias a través de los looks únicos que van apareciendo en pantalla. Es en la recreación de esos pequeños mundos donde esta nueva adaptación brilla la mayor parte del tiempo. Las diferencias entre los distintos pueblos y sus culturas aportan riqueza al universo de este Dune. Cada decorado, detalle, nave y vestuario, aportan empaque a la historia. Formando así un universo plenamente coherente, donde cada pueblo emplea su propia tecnología en vista a adaptarse de mejor forma a ese medio hostil. El vestuario es el que realmente marca diferencias y aporta a Dune su tono. A destacar, el barón y el resto de pálidos secuaces Harkonnen, que provienen de un mundo en sombras que me retrotrae a los hombres pálidos con gabardinas en Dark City. Resulta intimidante la caracterización del barón. Produce una impresión aterradora con esa voz y esa figura flotante que recuerda a una oruga. En general, el maquillaje es una locura y Skarsgard está muy convincente.

Villeneuve otorga a su Dune un tono operístico. Se trata de una obra épica y grandilocuente, a la vez que sobria y minimalista. Esta es en gran medida una película plagada de rostros, miradas fuera de campo y no tanto de líneas de diálogo. Dune está manejada con una suerte de lentitud, una tendencia natural hacia la panorámica, que conjuga a la perfección con el ritmo del viento removiendo las arenas. Ese ritmo pausado funciona por lo bellísima que es visualmente; y es que Villeneuve apunta hacia la grandiosidad, con un alarde de medios que acompaña muy bien el tono ceremonial del arranque. Una puesta en escena sostenida por la banda sonora, con un sonido totalmente zimmeriano, que fluctúa entre coros, motivos tribales y graves marca de la casa.

La elección del reparto es otro de los puntos fuertes. El papel de Paul se nota hecho a la medida de Timothée Chalamet, y es que por momentos sentimos que estamos en su cabeza; a falta de los monólogos interiores que no están incluidos en esta versión. Por encima, destacaría sobre todo el maravilloso elenco de secundarios; con grandes aportaciones de Jason Momoa, Javier Bardem o Stephen Henderson. Jason Momoa interpreta a Duncan Idaho. Prácticamente se abre la película con él, y tiene un rol mayor que en la anterior adaptación; protagonizando los momentos más cargados de épica. El arco de Rebecca Ferguson también se ha visto llevado a otro nivel y acaba haciendo un tándem junto al protagonista. Probablemente, tras Chalamet, es el personaje con más tiempo en pantalla. En general, los personajes están todos bien encajados y presentados de forma clara; hecho que resulta todo un logro dado el extenso elenco.

El universo Dune se siente real y está maravillosamente plagado de detalles; detalles que podrían haber sido pasados por alto, en cambio Villeneuve demuestra fascinación por los escenarios y criaturas. Para los Fremen, actos como escupir, son gestos respetuosos que demuestran entrega; dada su forma de vida. Poseen una filosofía propia y aportan grandes líneas que se podrían ver resumidas en ese: “Que riquezas podéis ofrecer más allá del agua de vuestro cuerpo”. Este Dune aporta respecto al anterior un minucioso estudio de la diversidad, que enriquece el relato y aporta el carácter necesario a la contienda. Una lucha de poder perfectamente delineada al más puro estilo de Juego de Tronos. En un planeta que ya existía mucho antes de la llegada de los Atreides. Con un desierto que se siente vivo y que modela el carácter en base a la hostilidad de sus condiciones. El dejarse llevar es una filosofía de obligado cumplimiento; en un lugar donde resulta necesario aclimatarse si no quieres que este acabe contigo. De ahí la admiración por esa especie de roedores que moran las arenas y beben sus propios fluidos para sobrevivir a las duras condiciones del planeta. En definitiva, el Dune de Villeneuve es un lienzo repleto y una película hecha para gente dispuesta a dejarse deslumbrar.
Víctor
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7
4 de setiembre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un lugar tranquilo 2 consigue lo que en un principio podría parecer difícil; y es que pese a manejar prácticamente los mismos elementos narrativos que la anterior entrega, logra al menos ser tan efectiva como esta. El resultado acentúa los ya indudables aciertos de aquella primera entrega. En particular, hace converger el peculiar trabajo en el apartado sonoro y su inconfundible uso del silencio con un acercamiento mucho más puro a lo que esperamos por cine de monstruos; apostando por la sencillez, sin mucho artificio de por medio y conociendo perfectamente cuales son sus principales bazas.

De ahí la mayor diferencia de la película respecto a la anterior: es más un film de monstruos espectacular o una película de acción; y es que hay otra inclinación, otra intención, que queda clara ya en esa primera secuencia haciendo un trabajo increíble al trasladar al espectador las cosas aterradoras que les suceden a los personajes desde el interior del vehículo y pasando entre los distintos planos sonoros.

La introducción de Cillian Murphy al reparto es una añadido inteligente. El cambio en lugar de John Krasinski, no parece haber tenido mayores consecuencias, y en todo caso estas serían positivas. Murphy encarna un tipo huraño, la historia de alguien que perdió a su familia y con ella la fe en la humanidad y que de repente vuelve a sentir lo que es padre y se reconcilia con la humanidad a través del viaje con una adolescente. Digamos que ese mensaje generacional se convierte en el arma para salvar a la humanidad y en uno de los principales elementos diferenciadores de la propuesta respecto a su predecesora.

Por otro lado, cabe destacar la astucia del guión, y un lúcido mecanismo de montaje paralelo a tres bandas en el que Krasinski traza el pilar sobre el que se sostiene la película. Un artefacto narrativo, poco ostentoso aunque perfectamente diseñado. Krasinski se saca un as de la manga en el ecuador de la película, al partirnos la narración crea un relato en el que confluyen tres perspectivas.

Cabe destacar también la introducción de nuevos escenarios post-apocalípticos bellamente fotografiados. La ubicación principal de la granja en la primera película cambia por la planta de acero abandonada. Un paisaje industrial cubierto de óxido, abandonado e invadido por la naturaleza que queda indeleblemente marcado en nuestra retina junto a con la vía de ferrocarril abandonada, el muelle donde son atacados y la colonia de personas en esa ciudad isleña que aparece en el último tercio.

En una película como Un lugar tranquilo 2 no tiene cabida el spoiler porque, para empezar, hay muy pocas sorpresas. Un ejemplo claro es el final. Es inevitable sentir esa sensación de deja vu con ese cierre y es que uno de los puntos flacos de esta entrega se encuentra en la fórmula, repetida y conocida. Una fórmula muy bien aplicada, en una película de gran oficio y de extraordinaria factura, dirigida con eficacia y con una planificación rigurosa. Lo que convierte la película en un producto altamente disfrutable. Al fin y al cabo se trata de una película montaña rusa. Nadie puede decir que alguna vez haya subido a una montaña rusa que no le haya brindado la experiencia que esperaba o es que si alguien te hubiera dicho mientras estabas en la cola que iría rápido, arriba y abajo y en zigzag, ¿Eso te hubiera estropeado la experiencia?
Víctor
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