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Voto de Macarrones:
6
6.4
974
Drama. Romance
A mediados de los ochenta, Manu abandona su pueblo natal en los Pirineos y emigra a París para vivir con su hermana. Está ansioso por conocer los ambientes gays de la ciudad. Adrien, un médico de mediana edad, se enamora de él y se lo presenta a su amiga Sarah, que tiene relaciones con Mehdi, un policía musulmán de la brigada anti-vicio. Entre Manu y Mehdi surge una relación inesperada que provoca un conflicto en el grupo. (FILMAFFINITY) [+]
13 de octubre de 2007
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Repito título de crítica porque también estos franceses repiten película (si ellos no se esfuerzan, yo tampoco): se ve que Téchiné sintió envidia de Collard, Chéreau y Ozon y se dijo: Voy a hacer yo también mi peliculita sobre un chico guapo que se pone malito. Y puso en ello todo su empeño y buena parte de su talento (no todo). No es por calumniar (bueno, sí), pero creo que estos directores las han rodado sólo para acostarse con los protagonistas. Me gustaría haber visto los castings. El caso es que todas son películas muy interesantes, así que no hay de qué quejarse.
La de Téchiné es como todas las suyas, con los actores de siempre, así que uno puede pensar que ya la ha visto. El asunto es el que nos cuenta siempre: un joven muy guapo de provincias, marica para más señas, va a la gran ciudad a labrarse el porvenir (hasta ahí me identifico plenamente con sus personajes). A su lado siempre hay una mujer de carácter (una hermana, una amiga) con la que convive y mantiene una relación intensa llena de confidencias y conversaciones (es una película francesa, ya se sabe). Después hay un embrollo con un tercer personaje que pasa por allí, que parece una cosa y es otra y así, entre meandros del guión (las pelis de Téchiné nunca se sabe muy bien hacia dónde van) y escenas cotidianas de pongo-una-lavadora, recojo-a-los-niños, cena-con-amigos (es cine francés, ¿lo he dicho ya?) va avanzando la historia hasta que se remata de una manera melancólica y vaga, porque tampoco le va mucho a Téchiné eso del The End como Hollywood manda, con todos casados y felices y las tramas bien anudadas y un beso bien dado que es una promesa de amor eterno y tal.
Son películas muy francesas y sensibles estas de Téchiné (lo digo sin ironía).
Y a mí me encantan (ídem).
"Los testigos" está hecha con páginas que le sobraron de los guiones de "En la boca, no" y "Alice y Martin" y le ha salido un poco deshilachada y larga, con un toque pedagógico sobre el sida a lo Almodóvar con los trasplantes (se ve que ambos han ligado con algún camillero, lo digo -otra vez- sólo por difamar).
Lo mejor de "Los testigos": los bailes a lo Godard (el de la terraza de la casa de la playa, en el bar de las putas), la hermana cantante de ópera, la belleza de los chicos, el pálpito de vida que recorre la película, el llanto del policía argelino.
Lo peor: Téchiné de repente quiere abandonar la dimensión íntima de su película (que es donde mejor se mueve) y quiere darla una dimensión social, testimonial y hasta alegórica (el sida como nueva peste o azote divino). Esto le sale realmente mal. El personaje de la escritora también chirría de lo lindo.
La de Téchiné es como todas las suyas, con los actores de siempre, así que uno puede pensar que ya la ha visto. El asunto es el que nos cuenta siempre: un joven muy guapo de provincias, marica para más señas, va a la gran ciudad a labrarse el porvenir (hasta ahí me identifico plenamente con sus personajes). A su lado siempre hay una mujer de carácter (una hermana, una amiga) con la que convive y mantiene una relación intensa llena de confidencias y conversaciones (es una película francesa, ya se sabe). Después hay un embrollo con un tercer personaje que pasa por allí, que parece una cosa y es otra y así, entre meandros del guión (las pelis de Téchiné nunca se sabe muy bien hacia dónde van) y escenas cotidianas de pongo-una-lavadora, recojo-a-los-niños, cena-con-amigos (es cine francés, ¿lo he dicho ya?) va avanzando la historia hasta que se remata de una manera melancólica y vaga, porque tampoco le va mucho a Téchiné eso del The End como Hollywood manda, con todos casados y felices y las tramas bien anudadas y un beso bien dado que es una promesa de amor eterno y tal.
Son películas muy francesas y sensibles estas de Téchiné (lo digo sin ironía).
Y a mí me encantan (ídem).
"Los testigos" está hecha con páginas que le sobraron de los guiones de "En la boca, no" y "Alice y Martin" y le ha salido un poco deshilachada y larga, con un toque pedagógico sobre el sida a lo Almodóvar con los trasplantes (se ve que ambos han ligado con algún camillero, lo digo -otra vez- sólo por difamar).
Lo mejor de "Los testigos": los bailes a lo Godard (el de la terraza de la casa de la playa, en el bar de las putas), la hermana cantante de ópera, la belleza de los chicos, el pálpito de vida que recorre la película, el llanto del policía argelino.
Lo peor: Téchiné de repente quiere abandonar la dimensión íntima de su película (que es donde mejor se mueve) y quiere darla una dimensión social, testimonial y hasta alegórica (el sida como nueva peste o azote divino). Esto le sale realmente mal. El personaje de la escritora también chirría de lo lindo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Macarrones reportero
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El bastante pudoroso Téchiné nunca baja el plano por debajo de las ingles de sus protagonistas masculinos ni les presenta de forma especialmente sensual (y mira que saca unos cuantos mocetones muy interesantes y hay escenas de baños y duchas y jugueteos campestres). Sin embargo, cuando aparece Emmanuelle Béart, amigo, entonces le entra una especie de furor nudista muy sospechoso. Después de una labor de investigación en archivos y filmotecas y tras revisar las imágenes de una cámara de seguridad de un banco de París, he aquí el escalofriante documento periodístico que lo explica todo.
Viaje organizado de LA CASA DEL ARTIJTA EJPAÑOL (olé) a París.
==========================================
Un autobús de artistas jubilados recorre Francia con las glorias de nuestro cine nacional. Conduce Marujita Díaz, Nati Mistral explica las salas de pintura rococó del Louvre, Quique Camoiras interpreta unos monólogos de Racine. Gran alegría por los Campos Elíseos: todos cantan "Que viva España", "Asturias, patria querida" y "La cabra, la cabra, la puta de la cabra".
Día de compras en París. Vicente Aranda come su bocadillo de butifarra mientras pasea cuando se encuentra con un rodaje.
-Vicente Aranda: ¡Coño! ¡Si los gabachos también saben hacer cine, qué monos!
Revuelo entre el equipo de rodaje. Una ambulancia se lleva a Téchiné, que acaba de sufrir un cólico nefrítico. Vicente Aranda da un último mordisco a su bocadillo y se dirige a un tipo que llora desconsolado.
-Vicente Aranda: Bonyur! ¿Qué es que pasé isí, mesié?
-Productor [lo hemos doblado porque en el cine, ya se sabe, todos hablan español]: ¡Una catástrofe! Téchiné se ha puesto enfermo. Hoy era el último día de rodaje, íbamos a rodar unas escenas de interior con Emmanuelle Béart y ella ya tiene su agenda repleta hasta marzo del 2024. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué puedo hacer?
-Vicente Aranda: ¿Pero qué me ice? Pa probleme, gabachín Ye sui directeur de cínema de cualité. ¡Ye rodé en un periquet toutes les scenes!. A voir, que salga la Manuela esa. ¡Zagalilla! ¡Ven p’acá! Te voy a hacer unos planos de las tetas que te vas a cagar.
-Emmanuelle Béart: Oiga, señor Aranda, que según el guión yo soy una escritora de cuentos infantiles, una intelectual, una escritora en pleno proceso creativo.
-Vicente Aranda: Ya, ya, pero quítate las bragas, te ayudo yo si hace falta. A ver, pechos erectos, nalgas fuera. Onivá, alé, alé, se desabillé! Al Techinete este le voy a dejar una película de lo más apañada. Me lo va a agradecer toda la vida.
-Emmanuelle Béart: ¿Está usted seguro de que tengo que desnudarme? ¿Y qué hago ahora?
-Vicente Aranda: Pues cualquier cosa, abre la ducha, pequeña. Expresa tus sentimientos con las nalgas.
-Emmanuelle Béart: ¿Y que digo?
-Vicente Aranda: ¡Viva el cine ejpañol!
====
Esta crítica se la dedico a mi amigo Galoda, que también está malito (ponte bueno; besos)
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El bastante pudoroso Téchiné nunca baja el plano por debajo de las ingles de sus protagonistas masculinos ni les presenta de forma especialmente sensual (y mira que saca unos cuantos mocetones muy interesantes y hay escenas de baños y duchas y jugueteos campestres). Sin embargo, cuando aparece Emmanuelle Béart, amigo, entonces le entra una especie de furor nudista muy sospechoso. Después de una labor de investigación en archivos y filmotecas y tras revisar las imágenes de una cámara de seguridad de un banco de París, he aquí el escalofriante documento periodístico que lo explica todo.
Viaje organizado de LA CASA DEL ARTIJTA EJPAÑOL (olé) a París.
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Un autobús de artistas jubilados recorre Francia con las glorias de nuestro cine nacional. Conduce Marujita Díaz, Nati Mistral explica las salas de pintura rococó del Louvre, Quique Camoiras interpreta unos monólogos de Racine. Gran alegría por los Campos Elíseos: todos cantan "Que viva España", "Asturias, patria querida" y "La cabra, la cabra, la puta de la cabra".
Día de compras en París. Vicente Aranda come su bocadillo de butifarra mientras pasea cuando se encuentra con un rodaje.
-Vicente Aranda: ¡Coño! ¡Si los gabachos también saben hacer cine, qué monos!
Revuelo entre el equipo de rodaje. Una ambulancia se lleva a Téchiné, que acaba de sufrir un cólico nefrítico. Vicente Aranda da un último mordisco a su bocadillo y se dirige a un tipo que llora desconsolado.
-Vicente Aranda: Bonyur! ¿Qué es que pasé isí, mesié?
-Productor [lo hemos doblado porque en el cine, ya se sabe, todos hablan español]: ¡Una catástrofe! Téchiné se ha puesto enfermo. Hoy era el último día de rodaje, íbamos a rodar unas escenas de interior con Emmanuelle Béart y ella ya tiene su agenda repleta hasta marzo del 2024. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué puedo hacer?
-Vicente Aranda: ¿Pero qué me ice? Pa probleme, gabachín Ye sui directeur de cínema de cualité. ¡Ye rodé en un periquet toutes les scenes!. A voir, que salga la Manuela esa. ¡Zagalilla! ¡Ven p’acá! Te voy a hacer unos planos de las tetas que te vas a cagar.
-Emmanuelle Béart: Oiga, señor Aranda, que según el guión yo soy una escritora de cuentos infantiles, una intelectual, una escritora en pleno proceso creativo.
-Vicente Aranda: Ya, ya, pero quítate las bragas, te ayudo yo si hace falta. A ver, pechos erectos, nalgas fuera. Onivá, alé, alé, se desabillé! Al Techinete este le voy a dejar una película de lo más apañada. Me lo va a agradecer toda la vida.
-Emmanuelle Béart: ¿Está usted seguro de que tengo que desnudarme? ¿Y qué hago ahora?
-Vicente Aranda: Pues cualquier cosa, abre la ducha, pequeña. Expresa tus sentimientos con las nalgas.
-Emmanuelle Béart: ¿Y que digo?
-Vicente Aranda: ¡Viva el cine ejpañol!
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Esta crítica se la dedico a mi amigo Galoda, que también está malito (ponte bueno; besos)