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Voto de deivi:
8
6.7
66,751
Bélico. Acción. Thriller. Drama
En Irak, una unidad de élite de artificieros norteamericanos actúa en una caótica ciudad donde cualquier persona puede ser un enemigo y cualquier objeto, una bomba. El jefe del grupo, el sargento Thompson, muere en el transcurso de una misión y es sustituido por el impredecible y temerario sargento William James (Jeremy Renner). Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, el imprudente comportamiento de James hará que dos de sus ... [+]
10 de enero de 2010
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra es una droga, una plaga demoledora, un cáncer funesto que raramente podrá ser justificado, pero ante todo es un conflicto político en donde los intereses de estado son manejados aleatoriamente por burócratas asalariados que, desde su posición mercantilista, juegan con jornaleros en campo de batalla, trivializando las decisiones que ponen diariamente en peligro cientos de vidas humanas. La cinta, más visceral que cerebral, que ha firmado Kathryn Bigelow no sermonea sobre los horrores morales de la contienda bélica en Iraq, y no insiste de forma discursiva en los problemas éticos que aprueben o no el drama brutal que la cruda realidad se encarga de evidenciar todos los días. La ex de James Cameron logra en The hurt locker un dispensario harto de cualidades. Rueda desde una perspectiva real la experiencia sofocante de un grupo de artificieros en la angustiante tarea de búsqueda y desactivación de bombas en el terreno hostil de una cobriza ciudad convertida en infierno, donde el peligro puede aparecer en cualquier parte, en cualquier objeto, en cualquier persona, no hay una denuncia reincidente en todo ello, pero es capaz de provocar el rechazo inmediato ante las espantosas sacudidas del dolor al descubierto, raso y extenuante, tomados por la cámara nerviosa de Bigelow con estimulante pinchazo electrizante.
Los recursos conceptuales que llevan a The hurt locker a evitar constantemente los lugares comunes del género, son los mismos que han hecho de Bigelow una de las realizadoras más interesantes del cine moderno. Su percepción cinematográfica no busca la feminidad impuesta y pide un reconocimiento mejor del que hasta ahora le había tocado en suerte, corroborando su compacta suficiencia en un hueco dominado mayoritariamente por hombres. Su entusiasta y palpitante forma de dirigir podría ser una de las causas por las que mantenemos un contacto cercano con los protagonistas, especialmente con el temerario sargento James, soberbio Jeremy Renner, y nos contagiamos sin curación del efluvio de adrenalina que salpica cada carbonizado fotograma.
La desesperanza de unos personajes que necesitan hacerse daño para sentirse vivos – la escena donde borrachos los sargentos James y Sanborn se divierten dándose puñetazos, o como la irresponsabilidad de uno de ellos puede provocar una catástrofe generalizada - que cuando no encuentran respuestas a sus temores solo les queda el compañerismo como vía de coexistencia (en eso Bigelow se guarda muy bien de que sintonicemos con el visceral papel de Renner y admiremos su valentía obligada a modo de coraza aislante y protectora). Hay aspectos que refuerzan la purificadora lección de interioridades a donde nos quiere transportar la brillante autora de Le llaman Bodhi, eso es, un caos de cableado que encienda la chispa que haga estallar el artefacto encrespado, indomesticable e inhumano encerrado en la caja torácica de un cuerpo solido, cálido y temperamental.
Los recursos conceptuales que llevan a The hurt locker a evitar constantemente los lugares comunes del género, son los mismos que han hecho de Bigelow una de las realizadoras más interesantes del cine moderno. Su percepción cinematográfica no busca la feminidad impuesta y pide un reconocimiento mejor del que hasta ahora le había tocado en suerte, corroborando su compacta suficiencia en un hueco dominado mayoritariamente por hombres. Su entusiasta y palpitante forma de dirigir podría ser una de las causas por las que mantenemos un contacto cercano con los protagonistas, especialmente con el temerario sargento James, soberbio Jeremy Renner, y nos contagiamos sin curación del efluvio de adrenalina que salpica cada carbonizado fotograma.
La desesperanza de unos personajes que necesitan hacerse daño para sentirse vivos – la escena donde borrachos los sargentos James y Sanborn se divierten dándose puñetazos, o como la irresponsabilidad de uno de ellos puede provocar una catástrofe generalizada - que cuando no encuentran respuestas a sus temores solo les queda el compañerismo como vía de coexistencia (en eso Bigelow se guarda muy bien de que sintonicemos con el visceral papel de Renner y admiremos su valentía obligada a modo de coraza aislante y protectora). Hay aspectos que refuerzan la purificadora lección de interioridades a donde nos quiere transportar la brillante autora de Le llaman Bodhi, eso es, un caos de cableado que encienda la chispa que haga estallar el artefacto encrespado, indomesticable e inhumano encerrado en la caja torácica de un cuerpo solido, cálido y temperamental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Un trabajo, el aquí presente, pensado como ejercicio visual perceptible, introductorio de unos soldados en misiones suicidas que fomentan el suspense dado por Bigelow en todo el metraje, declinando a un desenlace mucho más espeluznante que el de cualquier película de naturaleza terrorífica.
LO MEJOR: El pulso y seguridad de Kathryn Bigelow en dar enfoque orgánico a la historia mediante un experimentado paquete audiovisual, principalmente cámara en mano y sobretodo, sorteando con indocilidad los lenguajes del cine actual. Puede tener como hermanas la actitud documental de Redacted (Brian De Palma), o la curvatura tangible del Black hawk derribado de Ridley Scott (la impresión de ser un espectador activo en los acontecimientos), pero es por “mutus propio” la verdadera personalidad de Bigelow la que campa firmemente durante momentos claves del film (la secuencia de arranque, el duelo de francotiradores), y lo que afirma el hábil proceso de aprendizaje que ha experimentado durante su heterodoxa carrera. El score, por instantes invisible, de Marco Beltrami, el cual poco a poco va despuntando hasta remarcar la emoción de un tramo final extraordinario (el ultimo y conmovedor dialogo entre los sargentos), y Jeremy Renner, un actor con aplomo y personalidad.
LO PEOR: Que de no ser por la (imprevista) colección de premios y elogios que está recibiendo por parte de sectores de la critica especializada nadie se hubiera molestado en distribuirla comercialmente en nuestro país.
LO MEJOR: El pulso y seguridad de Kathryn Bigelow en dar enfoque orgánico a la historia mediante un experimentado paquete audiovisual, principalmente cámara en mano y sobretodo, sorteando con indocilidad los lenguajes del cine actual. Puede tener como hermanas la actitud documental de Redacted (Brian De Palma), o la curvatura tangible del Black hawk derribado de Ridley Scott (la impresión de ser un espectador activo en los acontecimientos), pero es por “mutus propio” la verdadera personalidad de Bigelow la que campa firmemente durante momentos claves del film (la secuencia de arranque, el duelo de francotiradores), y lo que afirma el hábil proceso de aprendizaje que ha experimentado durante su heterodoxa carrera. El score, por instantes invisible, de Marco Beltrami, el cual poco a poco va despuntando hasta remarcar la emoción de un tramo final extraordinario (el ultimo y conmovedor dialogo entre los sargentos), y Jeremy Renner, un actor con aplomo y personalidad.
LO PEOR: Que de no ser por la (imprevista) colección de premios y elogios que está recibiendo por parte de sectores de la critica especializada nadie se hubiera molestado en distribuirla comercialmente en nuestro país.