Peter Watkins narra, desde su estilo falso-documental, una trágica odisea de represión y contracultura. La técnica usada del falso-documental busca sumergir al espectador en una situación violenta y hacerlo reflexionar sobre la realidad que lo rodea fuera de la pantalla.

Punishment Park se basa en el ejercicio de ejecución de una ley. Dicha ley permite a las autoridades detener a toda persona que suponga un riesgo para la seguridad nacional. Esta ley está englobada en el contexto de la Guerra de Vietnam y el miedo a una invasión comunista que acabe con el "american way of life". Nixon como presidente busca detener a aquellos manifestantes rebeldes que alzan su voz contra su gobierno y los Estados Unidos.

El contexto de la película, el propio Punishment Park, no existe, pero la ley sí. Los personajes no están basados en personas reales, pero sus testimonios sí son reales. La actuación de la policía en esta ficción es brutal y en la realidad también lo es.

No todo es ficticio. Recordemos que en esta llamada democracia liberal, la norteamericana, hay gente que no se puede permitir una vivienda, hay millones de personas pasando hambre, hay gente que es perseguida y asesinada por su color de piel. La policía ha asesinado a niños afroamericanos, ahogado hasta la muerte a negros pobres o encarcelado a inocentes de por vida. ¿Qué quiere decir esto? Que la película usa una narrativa de ficción para denunciar hechos que ocurrían en aquel entonces y siguen ocurriendo ahora. ¿Es violento el manifestante pobre, harto y cansado que tira una piedra o el sistema que mata de hambre a sus niñas? Esta narrativa nace de las entrañas y el odio del realizador hacia el sistema, dicha valentía y más que correcta ejecución realista y natural con su cámara, logra crear un ambiente de terror propio de una sociedad totalitaria. Si bien es cierto que Estados Unidos no es la Alemania nazi, sí hay nazis en muchas instituciones estadounidenses.

Peter Watkins no miente al ser visceral, simplemente emplea una cámara espectadora ante la crueldades del mundo que ve a su alrededor, plasmando estos hechos crueles en una ficción que busca englobar el terror que sufren los desposeídos, los universitarios pacifistas, los anarquistas, los negros, las mujeres, los comunistas e incluso aquellos alienados y defensores del sistema o de sus métodos de represión. Nadie se salva en un sistema que se posiciona contra la vida.