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España España · Valencia
Voto de Arakiri:
7
Drama Aclamado y tórrido drama de alto contenido erótico. Prestigiado por la crítica por ser Suzuki uno de los directores japoneses que rompió los modelos clásicos al tiempo que varios realizadores hacían lo mismo en Europa, el film, no exento de un notable sadomasoquismo y mucha naturalidad en la filmación del arte del amor, narra la historia, en el Tokyo de la Segunda Guerra Mundial, de una prostitutas japonesas que cobijan a un criminal, ... [+]
29 de mayo de 2007
37 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Nikutai no mon” es un indiscutible retrato de la sociedad japonesa de la posguerra, suicidio, prostitutas y asesinatos por doquier, una época en la que la gente sobrevivía como podía y cuya moral equivalía a poder echarse un puñado de arroz a la boca y en donde a fin de cuentas, nadie echa de menos a nadie. 4 prostitutas. Una de rojo, otra de verde, otra de morado y la gorda, que no puede faltar, de amarillo.

Entonces aparece, la chica del kimono, la peor y la mejor, rompe con sus hermanas de convento y se enamora del tipo equivocado, una especie de nuevo "Tanaka" surgido después de la guerra y que todavía subsiste hoy en día, el que se encarga de alimentarlas prácticamente, pero putero, fascista y cargado de vicios hasta la médula.

La mejor, porque ese kimono es un símbolo claro del Japón tradicional en la sociedad moderna, solo una fachada, algo así como un pequeño templo sintoísta situado a la entrada de una gran metrópoli llena de pachinkos y karaokes.

Lo del cura negro, impagable, su desenlace es el precio a pagar por la "buena fe" cristiana, que suelta su moralina barata hasta en medio del mismísimo infierno, curioso que el tipo no hable una palabra de japonés, soltando sus ñoños sermones en inglés, detalle con el que Suzuki acentúa la incapacidad de entendimiento entre el puritanismo cristiano y una convulsa sociedad japonesa que acaba de perder una guerra y que intenta sobrevivir de entre sus propias cenizas.

Y ente todo esto una consigna, las prostitutas se rigen bajo una norma, ninguna debe enamorarse, y dar su cuerpo por algo que vale tan poco como el amor, romper esta regla puede significar ser torturada, con mucho dolor y sufrimiento.
El final no puede ser otra cosa que la descripción de un desastre social. Suzuki lo sabe llevar a la pantalla sin problemas. Los decorados, el uso del color, de la sugerencia. El sabor a derrota se masca una vez acabada la película.
Arakiri
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