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España España · madrid
Voto de dieguin:
5
Acción El agente Aaron Cross (Jeremy Renner) es un producto del eficiente programa Outcome. Este programa diseña y entrena agentes cuya función consiste en actuar en solitario en misiones de alto riesgo. Sin embargo, en el momento en que la historia del agente Bourne está a punto de salir a la luz, los altos mandos de la agencia deciden tomar una solución drástica al respecto. (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2012
97 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confusión. Sí, definitivamente Confusión. Esa es la palabra que mejor define a esta cuarta entrega de una saga que en sus tres primeras partes dejó el listón muy alto.
Para empezar, avisaros de que si no os acordáis de El ultimátum de Bourne o ni siquiera la habéis visto, lo lleváis claro. De hecho ni aun habiéndola visionado el día anterior, puede que os enteréis de gran cosa. Como anécdota, os contaré que un amigo con el que fuí a verla al cine, se pensaba que Jason Bourne y Aaron Cross (así se llama el prota de este film) eran la misma persona. Vamos, que no se enteró de la misa la media.

Ese es el principal problema de El legado de Bourne. Las tres películas encabezadas por Matt Damon también eran enrevesadas e incluso podías llegar a perderte un poco, pero tenían una base argumental sólida y un desarrollo de la acción coherente.
En El legado de Bourne, todo es demasiado caótico y precipitado. El estudio quería seguir exprimiendo una historia que le estaba reportando muchos beneficios y a pesar de la negativa de Matt Damon a repetir su papel, se sacaron de la chistera una nueva conspiración y un argumento paralelo al que tenía de protagonista a Jason Bourne.

El principio, ya de por sí, no explica gran cosa y deja al espectador contemplando escenas que se suceden sin parar, pero que no consiguen crear un inicio de la trama interesante. Se nos presentan nuevos personajes -mejor dicho- se introducen nuevos personajes sin explicar quienes son, ni qué hacen ahí. Algunos de ellos salen de escena sin haber aportado nada. Un ejemplo es Edward Norton, que parece ser que es el malo de turno pero que desaparece sin dejar rastro.

Al menos, uno se entera de que por culpa de Bourne, otros proyectos muy turbios de la CIA corren peligro de ser también descubiertos y desmantelados. Y es aquí donde entra en escena Jeremy Renner, el cual debe tomarse unas pastillas que poco menos que lo convierten en Hulk. Parece ser que formaba parte de una iniciativa para mejorar las aptitudes físicas y mentales de agentes de un programa secreto de la CIA.



El chaval no actúa mal, ni tampoco Rachel Weisz. Ellos salvan una película que parece que conduce a alguna parte, que crees que va a tener un fin determinado, pero que se diluye en una persecución interminable con terminator tailandés incluido y acaba de repente, sin más. Acabar es un decir porque en pleno clímax saltan los títulos de crédito y te quedas con cara de ¿pero eso es todo?. Y aunque todo apunta que habrá una segunda parte, no se puede finiquitar de esa manera una película y quedarte tan pancho.

Así que mi conclusión es que, como pasó con Indiana Jones 4, los productores deberían haberle dado varios repasos al guión para crear una película que estuviera a la altura de la trilogía original. Le doy un 6 y gracias.

http://dleveneyelcine.blogspot.com.es/
dieguin
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