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Voto de Saffron:
6
15 de junio de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película no puede ser más ejemplificadora del existencialismo francés. Epítome del tópico de ‘cine europeo’.
Blanco y negro, melancolía, filosofía. Jóvenes con ganas de cambiar el mundo, con corazones revolucionarios; buscando su lugar y filosofando igual que lo hicieron otros antes que ellos, sus padres, sus abuelos, hasta perderse en la noche de los tiempos. Boinas, bufandas, cigarros, adoquines, notas tristes de piano entre las farolas de París.
Es bella, es tranquila, reflexiva. Pero se hace larga, pues no innova en ningún aspecto, no tiene un discurso novedoso o rompedor, ni personajes originales. No existen los momentos amenos, ni las conversaciones ligeras. El manto de solemnidad y trascendencia lo cubre todo. Eso sí, sabe conectar con la inquietud cultural de los jóvenes, especialmente los ‘artistas’ e inconformistas. Por ello se llega a recrear de forma vana en la pedantería, lo cual es difícil de esquivar pues sus propios protagonistas y secundarios son intensos, atormentados, serios como sólo pueden serlo unos personajes parisinos en blanco y negro.
Blanco y negro, melancolía, filosofía. Jóvenes con ganas de cambiar el mundo, con corazones revolucionarios; buscando su lugar y filosofando igual que lo hicieron otros antes que ellos, sus padres, sus abuelos, hasta perderse en la noche de los tiempos. Boinas, bufandas, cigarros, adoquines, notas tristes de piano entre las farolas de París.
Es bella, es tranquila, reflexiva. Pero se hace larga, pues no innova en ningún aspecto, no tiene un discurso novedoso o rompedor, ni personajes originales. No existen los momentos amenos, ni las conversaciones ligeras. El manto de solemnidad y trascendencia lo cubre todo. Eso sí, sabe conectar con la inquietud cultural de los jóvenes, especialmente los ‘artistas’ e inconformistas. Por ello se llega a recrear de forma vana en la pedantería, lo cual es difícil de esquivar pues sus propios protagonistas y secundarios son intensos, atormentados, serios como sólo pueden serlo unos personajes parisinos en blanco y negro.