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Voto de KlingonCome:
6
4 de febrero de 2020
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apreciable intento del cine surcoreano en el terreno de la épica medieval. Allá por el siglo VII las hordas de un emperador chino invaden lo que hoy conocemos por Corea, y los sucesivos embates de su mucho más numeroso ejército no terminan de doblegar a los defensores de una fortaleza.
Citar el diseño de producción es obligado en este tipo de películas: simplemente espectacular, al igual que el vestuario y la puesta en escena. Intenta ser una cinta con una gran carga épica pero tiene algunos problemas para que la jugada salga redonda. El primero de ellos es su banda sonora, con muchos tambores y tal, pero que a pesar de sonar de fondo durante muchos minutos del metraje no tiene la enjundia que el esfuerzo cinematográfico requería. Es una partitura de perfil demasiado bajo y se echó de menos a un James Horner ahí. Luego están los diálogos, muy poco trabajados, tópicos y hasta ingenuos. Los tramos donde no hay batalla y los protagonistas hablan terminan siendo una pequeña losa. Finalmente, se echó en falta algo más de suciedad, de violencia descarnada. Todo es demasiado pulcro, como si el modelo hubieran sido producciones como El Señor de los Anillos en lugar de Braveheart.
A pesar de los pesares, las escenas de batalla harán las delicias de los amantes de las contiendas medievales, en este caso localizadas en el lejano oriente. Los armatostes de asedio del ejercito chino lucen grandiosos mientras que las defensas del castillo compiten adecuadamente en ese terreno. Es un acierto, por tanto, que durante casi todo el tiempo estén guerreando. Con sus pegas, y contando con que no llega a las dos horas, merece la pena echarle un vistazo.
Citar el diseño de producción es obligado en este tipo de películas: simplemente espectacular, al igual que el vestuario y la puesta en escena. Intenta ser una cinta con una gran carga épica pero tiene algunos problemas para que la jugada salga redonda. El primero de ellos es su banda sonora, con muchos tambores y tal, pero que a pesar de sonar de fondo durante muchos minutos del metraje no tiene la enjundia que el esfuerzo cinematográfico requería. Es una partitura de perfil demasiado bajo y se echó de menos a un James Horner ahí. Luego están los diálogos, muy poco trabajados, tópicos y hasta ingenuos. Los tramos donde no hay batalla y los protagonistas hablan terminan siendo una pequeña losa. Finalmente, se echó en falta algo más de suciedad, de violencia descarnada. Todo es demasiado pulcro, como si el modelo hubieran sido producciones como El Señor de los Anillos en lugar de Braveheart.
A pesar de los pesares, las escenas de batalla harán las delicias de los amantes de las contiendas medievales, en este caso localizadas en el lejano oriente. Los armatostes de asedio del ejercito chino lucen grandiosos mientras que las defensas del castillo compiten adecuadamente en ese terreno. Es un acierto, por tanto, que durante casi todo el tiempo estén guerreando. Con sus pegas, y contando con que no llega a las dos horas, merece la pena echarle un vistazo.