Verla hoy implica el riesgo del tiempo y claro si nos ponemos a alabar la notable y a veces sobresaliente filmografia de Jacques Becker, igual hasta le bajamos nota.
El baile inicial dura casi 9 minutos, hasta el ardoroso beso y la señal de acción. Hoy día sería difícil mantener la atención aunque todo este tan decorosamente filmado en este suntuoso baile en tecnicolor de la época.
Los toques de abundante humor se agradecen como un aire fresco en el tórrido verano y suma y sigue.
El exceso de protocolo al resolver muchas secuencias la deja en un lugar de vejestorio, algo tan obsoleto que no despierta la curiosidad, salvo por el ilustre realizador del filme.
El no decantarse por un género y coquetear con unos cuantos es uno de los principales errores en los que cae.
Acción, policíaco, enredo, comedia costumbrista, romance, robo de guante blanco y un sinfín de derivaciones.
¿Ser o no ser comprensivos?
¿Sacar la guillotina o la gamuza?
Cada cuál elija su método.