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9
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4,819
Fantástico. Romance. Drama
Érase una vez un mercader arruinado que vivía con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas, Felicie y Adelaide, son seres egoístas que explotan a su hermana pequeña Bella. Un día, el padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo. Allí encuentra una preciosa rosa y decide cogerla para Bella, entonces aparece el señor del castillo que le impondrá un duro castigo por su osadía. (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2007
77 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un palacio oculto en el bosque, Bella, una joven tierna y comprensiva, conoce a Bestia, una suerte de león antropomórfico que se debate entre su animalidad y su humanidad. Gracias al amor de ella por él la belleza interior triunfa sobre la belleza exterior y, así, Bestia muda su deformidad en beldad. Grosso modo, esta es la idea que sustenta la fábula de La bella y la bestia. La película de Cocteau recoge el espíritu cándido y algo cursi de la historia y lo plasma en las interpretaciones amaneradas y en los diálogos. Pero, ¿qué subyace bajo tanta cursilería? La belle et la bête es una historia de amor más compleja de lo que aparenta.
Bestia es un macho solitario cuya mirada emite destellos (literalmente) de furia cuando su jardín es mancillado por el padre de Bella. Sin embargo, al conocer a Bella, su mirada pierde fiereza. Bestia se esfuerza en mostrar su humildad y sumisión a Bella. Por ello, ciñe sus encuentros a las horas en que su apetito está saciado, pues la auténtica mirada de Bestia es voraz: su mirada instintiva, enmarcada en primerísimo plano, se acerca a la Bella durmiente con obvio apetito, tal vez de sexo, quizá simple gazuza. Duda que se disipa cuando, en ausencia de su huésped, toma la manta de la cama de Bella y la mima con placer fetichista. En palabras de Bestia: “Tu mirada me abrasa”.
Bella es una muchacha narcisista a tope. Siempre tiene a su alcance espejos o suelos encerados que le devuelven su hermosura física y moral. Al conocer a Bestia, su mirada expresa la repulsión por el físico, mirada que se repite hasta que Bella comprende la vulnerabilidad de Bestia. Al descubrir la mirada triste de Bestia, la mujer acepta la convivencia con el animal. En su casa, Bella era la cenicienta hacendosa, despreciada por sus hermanas y acosada por el galán de turno. En el palacio, es la princesa que luce joyas y que no tiene ni que abrirse las puertas. En cualquier caso, Bella acepta a Bestia como amigo hasta que...
Bestia es un macho solitario cuya mirada emite destellos (literalmente) de furia cuando su jardín es mancillado por el padre de Bella. Sin embargo, al conocer a Bella, su mirada pierde fiereza. Bestia se esfuerza en mostrar su humildad y sumisión a Bella. Por ello, ciñe sus encuentros a las horas en que su apetito está saciado, pues la auténtica mirada de Bestia es voraz: su mirada instintiva, enmarcada en primerísimo plano, se acerca a la Bella durmiente con obvio apetito, tal vez de sexo, quizá simple gazuza. Duda que se disipa cuando, en ausencia de su huésped, toma la manta de la cama de Bella y la mima con placer fetichista. En palabras de Bestia: “Tu mirada me abrasa”.
Bella es una muchacha narcisista a tope. Siempre tiene a su alcance espejos o suelos encerados que le devuelven su hermosura física y moral. Al conocer a Bestia, su mirada expresa la repulsión por el físico, mirada que se repite hasta que Bella comprende la vulnerabilidad de Bestia. Al descubrir la mirada triste de Bestia, la mujer acepta la convivencia con el animal. En su casa, Bella era la cenicienta hacendosa, despreciada por sus hermanas y acosada por el galán de turno. En el palacio, es la princesa que luce joyas y que no tiene ni que abrirse las puertas. En cualquier caso, Bella acepta a Bestia como amigo hasta que...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... , cuando regresa con su familia, decide abandonarle, traición de la que se arrepiente y que el objetivo casi desenfocado de la cámara recoge en la mirada de Bella, cuyo rostro en penumbra acentúa la iluminación de sus ojos llorosos. Bella se encuentra en la tesitura de optar por uno de los dos mundos que conoce. Y es un espejo el que, por primera vez en su vida, devuelve a Bella un alma horrenda hasta el punto de hacer añicos el cristal; rotura que, a la vez, advierte de que la muerte se cierne sobre el entristecido Bestia.
El príncipe en que se transforma Bestia explica a Bella que “mis padres no creían en las hadas y les castigaron con mi persona. Sólo podía ser salvado por una mirada de amor”. Sin embargo, la mirada fanfarrona del príncipe me transmite poca sinceridad. Efecto que corrobora la mirada de Bella al escucharle, entre asombrada y burlona. Ambos, al final, han conseguido lo que deseaban: él, un cuerpo bello del que no pueda avergonzarse; y ella, un amante bello, rico e influyente que bese sus pies y le haga volar entre las nubes.
Al final, la cursilería y la ingenuidad me dan la impresión de que es fingida. Me queda la sensación de que en el fondo son un par de interesados. Al fin y a la postre, el amor interesado es también amor. ¿O quizá no?
El príncipe en que se transforma Bestia explica a Bella que “mis padres no creían en las hadas y les castigaron con mi persona. Sólo podía ser salvado por una mirada de amor”. Sin embargo, la mirada fanfarrona del príncipe me transmite poca sinceridad. Efecto que corrobora la mirada de Bella al escucharle, entre asombrada y burlona. Ambos, al final, han conseguido lo que deseaban: él, un cuerpo bello del que no pueda avergonzarse; y ella, un amante bello, rico e influyente que bese sus pies y le haga volar entre las nubes.
Al final, la cursilería y la ingenuidad me dan la impresión de que es fingida. Me queda la sensación de que en el fondo son un par de interesados. Al fin y a la postre, el amor interesado es también amor. ¿O quizá no?