14 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un París bucólico, turístico (los primeros cinco minutos parecen una postal cinematográfica pagada por la Oficina de Turismo de Francia), romántico, ¡Oh, la, la, Paris mon amour!, el París más chic. Es un personaje más de la película y con ello, tiene más de la mitad del trabajo hecho.
Contribuyen a ello, además de un reparto compacto y de los mejores en los últimos años, uno de sus mejores alter egos en el cine, Owen Wilson, el cual a través de un viaje en el tiempo del París más artístico de los años veinte del Siglo XX con conversaciones imposibles entre personajes tan importantes para el arte o la literatura como fueron Picasso o Hemingway entre otros.
Dos dimensiones paralelas (incluso una tercera) para descubrir y cumplir los sueños del escritor que representa el personaje de Wilson, vivir una vida más interesante y apasionada que la real y para ello nada mejor que “viajar” todas las noches a ese París mágico.
Un realismo mágico aplicado a una pettie delicatesen que nos hace saborear el mejor Woody de siempre con un toque francés.
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