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Voto de Migue Muñoz:
7
Comedia. Acción Dale Denton (Seth Rogen), cuyo trabajo es entregar citaciones judiciales, le compra la marihuana a Saúl, un camello (James Franco) que le vende un nuevo tipo de hierba llamado “Pineapple Express”, en honor a un fenómeno atmosférico. Saul quiere hacerse amigo de Dale, pero a éste sólo le interesan los negocios. Casualmente, Dale es testigo de un asesinato cometido por una policía corrupta (Rosie Perez) y por el líder de una banda (Gary ... [+]
18 de diciembre de 2008
36 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace varias temporadas se está demostrando que la comedia es el género más en forma en el cine norteamericano, y la Apatow family (así llamo yo a todo lo relacionado con Judd Apatow) atestigua con creces de que está en cabeza de la nueva época dorada de la comedia hollywoodiense.

Superfumados o, más bien, Pineapple Expres (las producciones Apatow no tienen mucha suerte con las traducciones al español: ya ocurrió con Supersalidos o Lío embarazoso) pertenece al súbgénero de colegas fumetas con el que la pareja de humoristas Cheech & Chong se dieron a conocer en la década de los setenta y que lo más cercano en el panorama cinematográfico actual que lo habia revisionado era la pareja estrella del cine de Kevin Smith: Jay & Bob el silencioso, o más a ras de suelo, los payasos de Dos colgaos muy fumaos (Danny Leiner, 2004).

El guión y los diálogos escritos por Evan Goldberg y Seth Rogen (éste muchacho no sólo se está convirtiendo en uno de los cómicos con más naturalidad, variedad de matices y ubicuidad del momento, sino en un gran pulidor de argumentos) trascienden la tontería y casi la diseccionan como ente metafísico. Hemos citado a Kevin Smith, pero deberíamos hablar más bien del sensato batiburrillo de referencias tomadas, más que en serio, cómo una mansa fumada en el sofá de casa.

Pasajes delirantes que pueden recordar a los Coen más paranoicos y desvariados (cómo en su última incurisón en la comedia: Quemar después de leer) o al dialogo Tarantiniano del momento de tomar café en la cocina. Y es que no estamos tan lejos de un revival de la comedia ochentera: hay momentos que no es descabellado ver el rostro de Richard Pryor, Chevy Chase o Dan Aykroyd en el pescuezo de Seth Rogen, James Franco o Kevin Corrigan. Situaciones rocambolescas, persecuciones y desenfreno reducido en poco tiempo narrativo, apenas un par de noches con sus respectivos días (no andamos tan desencaminados del trayecto de ¡Jo, que noche! (Martin Scorsese, 1985) o Cuando cae la noche (John Landis, 1985), Superfumados nos detalla a golpe de funk, humo de marihuana y desvarío abundante la paranoia del ciudadano medio ante el sistema (la comedia también sabe adentrarse en el desencanto social predominante) y las desgraciadas rutinas de un par de individuos borrados del mapa de los privilegiados en la vida y en las relaciones humanas: el tema de la amistad y el amor -homo o hetero- termina filtrándose con fuerza como subtexto a medida que avanza el relato.

En apariencia el espectador creerá estar visionando una comedia menor, pero algún momento de ésta puede ser hasta memorable.

¡Larga vida a la Apatow family!
Migue Muñoz
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