Película de espadachines -con sus persecuciones y sus enredos- para lucimiento del caballero que luce capa de intenso carmesí, interpretado por el legendario R. Greene.
La producción es pródiga en aventuras aderezadas con los aditamentos necesarios para seducir al público familiar de mediados del siglo pasado.
Su textura narrativa resulta fluida y muy expresiva, la trama posee un interés indudable y el sesgo histórico le proporciona cierta entidad y prestancia.
A pesar de todo, la segunda parte de la proyección pierde garra.