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Voto de Titacho:
10
7.2
50,578
Drama
Pekín, 1908. China se encuentra en plena decadencia. Pu Yi, un niño de tres años, es arrancado de los brazos de su madre, en medio de la noche, y conducido hasta la Ciudad Prohibida, donde es coronado emperador, pero tendrá que vivir recluido dentro de este recinto inaccesible. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2018
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
30 años tiene ya uno de las mejores películas de la Historia del cine y una de mis cintas favoritas, un recorrido por la historia de la China del siglo XX y por la vida de Puyi, uno de los personajes más interesantes de ese siglo.
Bernardo Bertolucci, que siempre había ido con el puño en alto, se rebajó y le puso la mano al imperialismo yanki para recoger 9 merecidísimos Oscars de la industria capitalista de Hollywood. El renombre y la comercialidad que le supuso le sirvió, entre otras cosas, para regalarnos pocos años después otra joya: "Pequeño Buda".
Visualmente impecable, con imágenes bellísimas, una dirección artística de las que pasan a la Historia, espléndidos decorados y vestuario, y una ambientación perfecta hasta el más mínimo detalle, "Él último emperador" es una obra maestra visual y un espectáculo irrepetible. Pocas veces se han aprovechado tan bien las localizaciones, y no era para menos; fue la primera vez que el gobierno chino permitió que una cámara de cine entrara en la Ciudad Prohibida de Pekín, que Bertolucci nos muestra en unas imágenes espléndidas, especialmente en la escena de la coronación en la que se utilizaron miles de extras y que ya es un icono del cine de los 80.
Mención aparte merecen la fotografía magistral de Vittorio Storaro y la inolvidable banda sonora compuesta, salvo un único corte de Cong Su, por David Byrne (curiosamente el guitarrista de Talking Heads escribe las piezas de música tradicional china), y Ryuichi Sakamoto, que firma los cortes de música sinfónica más occidental; no lo entiendo, pero me da igual, la BSO es una joya.
El impecable guión nos lleva por la vida de Puyi (interesantísima, pero lo cuento en la zona spoiler, aunque la peli tenga tres décadas siempre habrá quien todavía no la haya visto). Como todas las películas basadas en hechos reales (el guión se inspiró en la autobiografía de Puyi), tendrá incorrecciones históricas pero yo siempre digo que vamos al cine, no a clase de Historia.
En la parte interpretativa Jhon Lone y, sobre todo, un enorme Peter O'Toole, están geniales, dando verosimilitud a sus personajes, uno reflejando el proceso por el que una persona considerada un semidios tiene que acostumbrarse a ser uno más, y el otro encarnando al perfecto gentlemen escocés. Nunca entenderé que a O'Toole se le recuerde siempre por "Lawrence de Arabia" pero jamás se mencione su fantástico papel en "El último emperador".
Una película histórica para la Historia. Cine con mayúsculas. Imprescindible.
Bernardo Bertolucci, que siempre había ido con el puño en alto, se rebajó y le puso la mano al imperialismo yanki para recoger 9 merecidísimos Oscars de la industria capitalista de Hollywood. El renombre y la comercialidad que le supuso le sirvió, entre otras cosas, para regalarnos pocos años después otra joya: "Pequeño Buda".
Visualmente impecable, con imágenes bellísimas, una dirección artística de las que pasan a la Historia, espléndidos decorados y vestuario, y una ambientación perfecta hasta el más mínimo detalle, "Él último emperador" es una obra maestra visual y un espectáculo irrepetible. Pocas veces se han aprovechado tan bien las localizaciones, y no era para menos; fue la primera vez que el gobierno chino permitió que una cámara de cine entrara en la Ciudad Prohibida de Pekín, que Bertolucci nos muestra en unas imágenes espléndidas, especialmente en la escena de la coronación en la que se utilizaron miles de extras y que ya es un icono del cine de los 80.
Mención aparte merecen la fotografía magistral de Vittorio Storaro y la inolvidable banda sonora compuesta, salvo un único corte de Cong Su, por David Byrne (curiosamente el guitarrista de Talking Heads escribe las piezas de música tradicional china), y Ryuichi Sakamoto, que firma los cortes de música sinfónica más occidental; no lo entiendo, pero me da igual, la BSO es una joya.
El impecable guión nos lleva por la vida de Puyi (interesantísima, pero lo cuento en la zona spoiler, aunque la peli tenga tres décadas siempre habrá quien todavía no la haya visto). Como todas las películas basadas en hechos reales (el guión se inspiró en la autobiografía de Puyi), tendrá incorrecciones históricas pero yo siempre digo que vamos al cine, no a clase de Historia.
En la parte interpretativa Jhon Lone y, sobre todo, un enorme Peter O'Toole, están geniales, dando verosimilitud a sus personajes, uno reflejando el proceso por el que una persona considerada un semidios tiene que acostumbrarse a ser uno más, y el otro encarnando al perfecto gentlemen escocés. Nunca entenderé que a O'Toole se le recuerde siempre por "Lawrence de Arabia" pero jamás se mencione su fantástico papel en "El último emperador".
Una película histórica para la Historia. Cine con mayúsculas. Imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El impecable guión nos lleva por la vida de Puyi, coronado con apenas dos años emperador de una China con costumbres milenarias, derrocado pocos años después cuando el país se convierte en una república comunista, convertido en un playboy-de-familia-real-derrocada (esto sigue siendo igual en nuestros días), utilizado por las ansias imperialistas de Japón que lo utiliza como emperador títere del fallido Estado de Manchukuo, encarcelado por los comunistas y que acaba sus días (tras el preceptivo lavado de cerebro), como un simple jardinero pekinés.