Nadie en aquel momento podía creer que con un presupuesto de casi cuatro millones de dólares, Howard Hughes consiguiese siquiera recuperar la inversión.

Tras cerca de tres años de montaje, durante los cuales su director se encargó de la post producción; la película, por fin se estrenó en 1.930, llegando a recaudar ocho millones. Solo el día de su estreno, se agolpaban mas de medio millón de personas en la calle.

Este singular producto de finales de los años veinte, con casi 90 años, puede considerarse una excelente película, si pasamos por alto aquella manera de hacer cine, cuando el sonoro acababa de aparecer.

Creo que lo acertado sería verla como documento histórico, conociendo los entresijos de edición y la peculiar personalidad de su director, el cual estuvo a punto de perder la vida, al filmar él mismo, escenas de vuelo, que los pilotos profesionales se negaron a rodar, por lo arriesgado.