Con "Lethal Weapon", Richard Donner entra en ese reducido grupo de cineastas que cuentan en sus filmografías con la dirección del quit completo de una saga; se hizo cargo de las cuatro partes nada más y nada menos.
Me extrañó, y esto es personal, que el pasado año no se lanzara una quinta animados por la vuelta de otras; La jungla de cristal, Indiana Jones, Rocky ó Rambo. Si así hubiese sido habrían cogido un pellizquito en taquilla, porque la verdad, estas de Arma letal tenían su encanto.

En la primera entrega, nos encontramos con el producto en virgen. En realidad vista hoy pierde un poco. Puedo decir (que acabo de tragarme la saga al completo) que de todas ellas esta es la más flojilla. Pero con el permiso de las secuelas conservaré la nota dada en un principio, que a su vez, las superan en puntuación con algo de injusticia.

Arma letal hace gala de ese 1987. Un año perteneciente a una década en donde funcionaba de maravilla en pantalla las parejas de policías resolviendo casos siempre vinculados con los traficantes de drogas (toda peli de acción ochentera que se precie tiene que mostrar su escena del agente metiendo un dedo en un paquete de cocaína para luego llevárselo a la boca). También parte con la gastada idea de que cada uno de ellos lleva una vida completamente distinta a la del otro; si uno tiene casa, mujer e hijos y desayuna huevos con bacon, el otro como buen tipo duro que es vive sólo en un cuchitril miserable y desayuna tabaco con cerveza.
Así, con dos personajes tan dispares, comienza la saga en donde no faltará de nada; diferencias entre ellos, explosiones y persecuciones a punta pala.

Eso sí, a Gibson se le ve bastante sobreactuado cuando quiere dejar claro que a su personaje le falta un tornillo.

Colección recomendable para que un día así por las buenas te pegues un maratón y te las tragues por seguidas. Y si aguantan el primer asalto no se queden ahí; las siguientes están más entretenidas. ¿Y qué tienen la 2, 3, y 4 que no tenga ésta?... a Joe Pesci.