Yo personalmente me enfrento a las secuelas/precuelas de los clásicos Disneys tan poco receptivo, que de hecho ni tan siquiera me enfrento a ellas.

No vi la segunda de La sirenita, ni la de El rey león, ni de las tantas otras realizadas. Y no lo hice por un motivo obvio. Para empezar, el hecho de que no pasen por las grandes salas de cine ya te dejan ver que éstas, en su interior esconden un producto exclusivamente para niños. Aquí los tatos no cortamos ningún bacalao. Eso de ir directamente al dvd las delatan. No habrá un comienzo, un núcleo y un final decente para mostrar a un público mayor de quince años. Simplemente nos enseñarán una aventurilla sin pies ni cabeza, pero con el gancho de los muñequitos que tanto gustan a los infantes. ¿Con moralina final? Seguramente. Pero ya estoy lo suficientemente desilusionado a estas alturas de la vida como para que los Disney me expliquen que no soy tan mierdecilla como creo que soy.

A la precuela de Tarzán sí le he dado la oportunidad. Y no fue por un mínimo interés, ya que ni tan siquiera me enganchó del todo la principal de la saga. Se la di porque la oferta que ofrecía el menú televisivo era lamentable tirando a hiper-lamentable. Y en caso de tan predecible aburrimiento, preferí hacerlo con el dibujo animado que con el carne y hueso. Antojo del momento, vamos.

Al final, tengo que admitirlo, aguanté hasta su conclusión. A ver, sigo pensando lo mismo. La historia aquí narrada es una tontería de rápida creación argumental por parte de los guionistas. Seguramente imaginada en un suspiro; el niño cree que es un mono que no da la talla y se larga para evitar problemas a los suyos, para más tarde averiguar en la lejanía que es un gorila digno de su familia. Moraleja, tú vales mucho.
Todo ello nos lo cuentan con personajes nuevos. No hay que darle muchas volteretas a los ya conocidos porque cualquier cosa que hagan puede desvirtuar el futuro; o sea, la que ya todos conocemos (como dirían en Regreso al futuro).

Gran sobredosis de muecas dramáticas por parte del bebé tarzán, para que comprobemos a cada instante que es una criatura muy mona (nunca mejor dicho) y poco más que comentar. Eso sí, aunque el final se intuya, se lo podían haber currado un poco más; que la especialidad de Disney es la de poner en el punto final la piel de gallina. Y en esta, los pelos de mi brazo no tuvieron ni una sola erección.

Pese a la nota, no me simpatiza.
Que la disfruten.